La Jornada

De reconstruc­ciones (2)

- ROLANDO CORDERA CAMPOS

uelvo a los dilemas de la reconstruc­ción, luego de una breve y desagradab­le visita al mundo raro de los partidos, con sus ocurrencia­s y humillacio­nes a la ciudadanía y su flagrante falta de respeto a los damnificad­os del sismo y a quienes perdieron seres cercanos y queridos. Mal rato y peor trato el que nos han hecho pasar los dirigentes políticos quienes ahora como rebaño al borde del precipicio tuercen la mirada hacia los despropósi­tos panistas. Primera o segunda estación, pero desde luego no la última y hay que hacer acopio de paciencia y prudencia para capear el temporal que viene, una vez que suene el disparo y empiece la gran carrera sucesoria.

Por lo pronto, sin perderlos de vista, porque se han vuelto especie peligrosa, vayamos a la reconstruc­ción que el gobierno dice haber ya iniciado. Terminados el rescate y el primer recuento de víctimas y dañados, es lógico que este sea el paso siguiente. Lo que ya no lo es tanto y por ello obliga a prontas y cuidadosas reconsider­aciones, es que las estimacion­es hechas sobre los costos de la reposición o la reconstruc­ción sean vistos como casi definitivo­s, cuando a diario nos llegan noticias de nuevos descubrimi­entos en matera de daños, cuarteadur­as, víctimas no registrada­s y el panorama del atraso y la pobreza como gran matraz de la tragedia reaparece aquí al lado, en los alrededore­s de la capital y no sólo en Oaxaca, Chiapas, Puebla y Morelos. San Gregorio no está lejos pero sus carencias y penurias se reproducen con celeridad que supera toda solidarida­d y reclama acción sistemátic­a del gobierno y sus agencias.

La reconstruc­ción, hemos dicho y repetido muchos, no puede verse como mera reposición o como simple reparación, aunque de estos haya mucho por hacer y costear, La reconstruc­ción debe LA ACCIÓN CIUDADANA LLENA verse como transforma­ción de infraestru­cturas, así como de DE ENTREGA SOLIDARIA NO formas de entender y concebir

PUEDE PRESTARSE A SERVIR DE la vida futura en sociedad.

Es decir, una transforma­ción de MAMPARA PARA UNA RENUNCIA modos de hacer las cosas y gobernar, de institucio­nes esenciales ACEPTABLE DEL PODER PÚBLICO para el buen gobierno y de organismos diseñados para la respuesta oportuna y el encauzamie­nto de la solidarida­d y la cooperació­n de los ciudadanos.

Más que a entenderla como el motivo de nuevos ajustes regresivos en las finanzas públicas, deberíamos verla como la razón más que eficiente para un verdadero ajuste, pero a la alza, del presupuest­o para restañar las heridas de los últimos años provocadas por la supuesta consolidac­ión fiscal pero sobre todo para sentar las bases de esa reconstruc­ción transforma­dora en la cual, como planteara Gandhi, los últimos vienen primero. Esta sería una auténtica reconstruc­ción que empiece por la básico que no es el dinero que supuestame­nte nos falta, sino una voluntad dispuesta a cambiar mentalidad­es y a dar pasos en firme en territorio­s movedizos y por senderos brumosos, sin un trazo claro y preciso.

Los descontent­os comunales, vecinales o distritale­s, se tornarán litigios rijosos en las regiones y desde luego en esta noble y leal capital de la República. Serán contagiado­s por el pueril rififí que ya protagoniz­an los partidos y sus cúpulas y contaminar­án los intercambi­os de los contendien­tes y sus equipos que buscan ganar la sucesión al costo que sea. Estos serán los escenarios, que no deben servir para amilanar al Estados y los gobiernos que son y serán los principale­s responsabl­es de las modalidade­s y alcances que llegue a tener la reconstruc­ción. La acción ciudadana, llena de entrega solidaria no puede prestarse a servir de mampara para una renuncia inaceptabl­e del poder público a hacer honor a sus obligacion­es primigenia­s. Para lo que ese empuje solidario puede ser decisivo es para la conformaci­ón de un vigoroso foro de debate e interpelac­iones que se convierta pronto en un contexto civil y cívico de exigencias a los representa­ntes y dirigentes políticos. Ahí sí que podrán darse cita las ganas libertaria­s con las conviccion­es más asentadas y dirigidas hacia una gran reforma institucio­nal del Estado y el sistema político. Empezaríam­os a vivir y experiment­ar lo que estas primeras décadas democrátic­as no nos dieron: llevar la representa­ción plural a los terrenos del ejercicio del poder para volverlo en verdad representa­tivo de los intereses y afanes de una ciudadanía a punto de pasar del enojo y la decepción a la ira y la confrontac­ión. El peor de los homenajes a los héroes y los idos de estas semanas tristes y adoloridas.

Reconstrui­r sí; pero no para repetir mezquiname­nte lo mal hecho.

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