España y la reforma protestante en el siglo XVI
su reincidencia en proseguir con creencias prohibidas fue condenado a llevar sambenito perpetuo y encarcelado y posteriormente confinado en el monasterio de Nuestra Señora de Barrameda, en Sanlúcar, donde murió, según Cipriano de Valera, “siendo de cincuenta años y más”.
Continuaron los trabajos de Valer, entre otros, Francisco de Vargas, Juan Gil y Constantino Ponce de la Fuente. Constantino fue un gran predicador, capellán de Carlos V y acompañó al hijo y sucesor de éste, Felipe II (fiero antiprotestante), en varios viajes por Europa. De regreso a Sevilla continuó predicando en la catedral, por el contenido de sus sermones lo arrestó la Inquisición y fue encarcelado el 16 de agosto de 1558. Las condiciones de su encarcelamiento le provocaron disentería, de la que murió a principios de 1560.
El catecismo del primer obispo de México, fray Juan de Zumárraga, de 1546 es en mucho un compendio de ideas erasmistas y apropiación de lo escrito por Constantino Ponce de la Fuente en Suma de doctrina cristiana. Constantino a su vez tomó varios planteamientos que Juan de Valdés hizo en Diálogo de doctrina cristiana. Fue así que subrepticiamente, y sin proponérselo Zumárraga, se filtraron en la Nueva España principios doctrinales protestantes.
Los esfuerzos internos se vieron reforzados por contribuciones exógenas, como las de españoles que conocieron del protestantismo, y se identificaron con