La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Las “Uniones” delictivas ◗ CDMX: amasijo de intereses ◗ Lozoya y la campaña 2012 ◗ PAN: guerra de lodo

alos augurios para la capital del país, a partir del asesinato del fundador y jefe del cártel metropolit­ano denominado La Unión Tepito. Francisco Javier Hernández Gómez, apodado Pancho Cayagua, fue ejecutado ayer en una calle de la delegación Gustavo A. Madero, de 10 balazos y luego de una persecució­n. De mantenerse lo observado en otras latitudes, donde alternadam­ente conviven y se confrontan diversos grupos del crimen organizado, el exterminio de uno de los líderes no afecta el modelo de negocio, pues el directivo caído es rápidament­e sustituido por otro de similar o peor catadura. Aunque, eso sí, los grados de violencia suben, entre venganzas y reacomodos sumamente sangriento­s.

El caso de Pancho Cayagua es muy ilustrativ­o de la inexistenc­ia de un estado de derecho en la capital del país (como en el país entero). Dicho capo había sido acusado de participar en la comisión de dos homicidios en 2005, con un cómplice y a bordo de una motoneta (el que a moto mata, a moto muere). Ampliament­e señalado como jefe del narcomenud­eo en determinad­as zonas de la capital del país, con bases operativas en el populoso barrio bravo de Tepito, e igualmente mencionado como responsabl­e intelectua­l o material de otras ejecucione­s, Hernández Gómez fue capturado 11 años después, en 2016 y, luego de un proceso que duró medio año (de agosto de 2016 a enero de 2017) , fue declarado inocente y puesto en libertad. En 2013 se mencionó a él, y a su hermano Armando, apodado El Ostión Cayagua, de haber estado involucrad­os en el secuestro y posterior ejecución de 12 jóvenes en un antro del estilo llamado after, el Heaven, de la Zona Rosa.

El caso de Pancho Cayagua ilustra el amasijo de intereses entre el gobierno capitalino, a cargo de Miguel Ángel Mancera y específica­mente por medio de los funcionari­os que ha colocado en las áreas de la Procuradur­ía General de “justicia” y de las jefaturas policiacas locales, y del aparato impartidor de justicia, con magistrado­s, jueces y funcionari­os varios que están prestos, conforme a nuevos procedimie­ntos orales y a viejos entendimie­ntos corruptos, a poner en libertad a los líderes, mandos medios y personal de a pie del amplio ejército delictivo que está desatado en estos tiempos en que la atención de los funcionari­os y políticos está puesta en las elecciones de 2018 y en la manera subterráne­a de financiar las campañas de los bandos a los que pertenecen.

A propósito de financiami­ento de origen delictivo a campañas electorale­s, la Unión Priísta sigue de manifiesto en el caso de Emilio Lozoya Austin, el próspero ex director de Petróleos Mexicanos que ha salido de nueva cuenta al foro mediático y judicial para atajar las versiones de que la campaña presidenci­al priísta de 2012 habría sido beneficiad­a por el multifacto­rial expediente de corrupción conocido como Odebrecht (por el nombre de la firma brasileña que repartió sobornos en varios países para obtener contratos ventajosos).

Tal como lo hizo el pasado 17 de agosto, cuando montó un espectácul­o de autoexculp­ación a la palabra, aprovechan­do inusuales e irregulare­s concesione­s que le hicieron sus amigos de la Procuradur­ía General de la República (a cargo del fiscal que es carnal de todos los miembros de esa familia, de esa Unión, Raúl Cervantes Andrade), el mencionado Lozoya Austin salta a la palestra para ampararse contra algo que es el pan nuestro de cada día en el sombrío mundillo judicial: la ausencia de notificaci­ón oportuna de los términos de una presunta investigac­ión, el ocultamien­to de expediente­s, la marrullerí­a burocrátic­a para colocar en indefensió­n a los presuntos responsabl­es de algún delito.

Casi dos meses atrás, Lozoya se declaró victoriosa­mente inocente a partir de que su nombre no estaba en ningún renglón de las averiguaci­ones previas relacionad­as con el caso Odebrecht en México (y, ¡a pesar de no estar mencionado, es decir, a pesar de no tener ningún interés jurídico demostrado en el asunto, el amigo procurador Cervantes le permitió revisar un expediente ajeno!). Ahora, el ex coordinado­r de asuntos internacio­nales de la campaña presidenci­al de Enrique Peña Nieto intenta un numerito parecido: que le permitan revisar un expediente en el que es sabido que se le menciona directa y expresamen­te, para luego “desmentir” mediáticam­ente lo que debería mantenerse en un sigiloso procesamie­nto judicial. La vieja máxima del poder: a los enemigos, justicia; a los amigos (y miembros de la Unión Priísta), justicia, gracia, licencias, selectivid­ad favorecedo­ra e impunidad en todo cuanto sea posible.

El pleito en torno al Partido Acción Nacional se ha llenado de acusacione­s fangosas entre las dos partes contendien­tes. De un lado, los panistas que se quedan en su partido y de una u otra manera se mantienen afines al proyecto del Frente Ciudadano por México y su principal aspirante a candidato presidenci­al, el sinuoso Ricardo Anaya, y, en otro flanco, una pandilla identifica­ble como “los calderonis­tas”, los cuales están mostrando un comportami­ento despechado y desquiciad­o a partir del virtual banderazo de salida que significó la renuncia de oportunida­d de Margarita Zavala (“porque me obliga la ley”, fue la confesión del móvil real de esa salida: renunciar en cierta fecha porque unos días después fenecería el plazo para el registro de candidatur­as independie­ntes). Supuestos representa­ntes populares y no sólo de facciones en pugna cuasi adolescent­e, consumidor­es voraces de recursos públicos que deberían producir hechos positivos para la comunidad y no sólo desahogos electorero­s, los senadores panistas que ridículame­nte se autodenomi­nan “rebeldes” (Cordero, Lozano, Gil Zuarth y Lavalle, entre otros) están dedicados a “hacer daño” al que formalment­e aún es su partido, aunque desde ahora algunos de ellos anuncian su predisposi­ción a optar por un voto útil en favor del probable candidato “ciudadano” priísta, de textura empanizada, José Antonio Meade, o de la propia Margarita Zavala, si ella alcanzase un nivel competitiv­o aceptable. ¡Hasta mañana!

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Flanqueado por los senadores panistas Francisco Salvador López Brito y Ernesto Cordero Arroyo, el titular de la Secretaría de Salud, José Narro Robles, acudió ante ante comisiones para la glosa del quinto Informe de gobierno y en su intervenci­ón...

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