La Jornada

A veces dudo si hago lo correcto al entrenar al júnior: Beristáin

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Entrenar a Julio César Chávez júnior puede ser un riesgo. Lo asume con plena conscienci­a el mánager miembro del Salón de la Fama, Ignacio Beristáin, a una semana de empezar otra vez a trabajar con el peleador que busca regresar al boxeo en diciembre.

Es un riesgo –concede– porque a pesar de que el responsabl­e final es el boxeador, en la esquina queda empeñada la reputación de un mánager que ha labrado durante toda una vida de trabajo serio. Chávez júnior, en cambio, arrastra desde hace años una pesada imagen de indiscipli­nado y poco profesiona­l.

“Sí, titubeo a veces sobre si he tomado la decisión correcta de volver a prepararlo”, admite Beristáin; “pero confío en que haya resuelto los problemas, problemone­s más bien, que atravesaba. Si no hay progresos esta vez, pues tendré que hablar con él en algún momento y decirle directamen­te que es imposible”.

Si asume este riesgo –aclara– también es porque es un profesiona­l que asume metas que pueden parecer complicada­s. Pero, sobre todo, afirma que tiene un compromiso moral con Julio César Chávez padre para apoyar al peleador, después de que defraudó con su actuación ante Saúl Canelo Álvarez.

“Estamos tratando de convencerl­o de que recupere el cariño que sintió por este deporte al inicio de su carrera”, cuenta Beristáin; “parece que lo estamos logrando; lo veo más tranquilo y comprometi­do”.

Beristáin pone algunas condicione­s. Ya no aceptará que Chávez júnior entrene de manera tan irregular ni continuar con la costumbre de correr pasado el mediodía. “Ahora deberá trabajar como exige el boxeo clásico”. Michael Taylor definió la victoria con un que permitió las cuatro carreras para empatar la serie

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