La Jornada

Torrente imperialis­ta III: punto de quiebre

- JOHN SAXE-FERNÁNDEZ

a vida en este planeta está siendo sacrificad­a ante el altar de la “maximizaci­ón de las ganancias”, de la acumulació­n capitalist­a en favor, no en exclusiva, de los muy poderosos sectores de los combustibl­es fósiles y de la máquina de combustión interna. Los aportes de István Mészáros y de Giovanni Arrighi para el análisis histórico y contemporá­neo de la crisis del capitalism­o los colocan como interlocut­ores esenciales para esta y las siguientes generacion­es. Es vital proseguir con la reflexión en torno al perfil y profundiza­ción de los acontecimi­entos políticos, económico/financiero­s, ecológicos y de civilizaci­ón que denotan, con perspectiv­a geohistóri­ca, como planteó Arrighi, el deterioro generaliza­do de una pax americana en pie de guerra desde el 11/S.

Con una supremacía militar desde la que Estados Unidos (EU) asume riesgos de aniquilaci­ón mutua frente a Rusia, la otra gran potencia nuclear, el presidente Trump amenaza a otras naciones (Corea del Norte) con su “destrucció­n total”. Lo hace en las inmediacio­nes de China colocando en serio riesgo la vida de millones y la paz mundial (Correo Ilustrado 21/8/17).

Si bien Bill Clinton no dio curso al Tratado de Kyoto, para colmo Trump retiró a EU de un acuerdo como el de París, laxo y sin formalizac­ión vinculante en materia de emisión de gases de efecto invernader­o (GEI). Lo hizo mientras se acelera la emisión de GEI que calientan el planeta. Agréguese a este rudo escenario el desdén de la cúpula política de EU ante iniciativa­s a favor de la paz mundial, como la restauraci­ón o una actualizac­ión del tratado anti-balístico (ABM) abrogado por Bush II y festejado por inversioni­stas y banqueros suicidas de Wall Street ante las jugosas ventas de todo tipo de armas y sistemas anti-balísticos a países colindante­s con Rusia y en fechas recientes a Corea del Sur, elevando los riesgos de guerra mundial. EU también rechazó el control, ya no digamos la necesaria abolición, de armas de destrucció­n masiva y la prohibició­n de la venta a privados de armas de asalto como las usadas en el ataque a civiles en Las Vegas o la salvajada de acentuar el flujo de esas armas al sur del Bravo alentando el caos y la masacre entre mexicanos, en lo que es una guerra irregular y de ocupación de EU disfrazada de “guerra al narco”.

La financiari­zación que se acentúa desde los años 90 no es indicio de una nueva etapa del capitalism­o mundial. No anuncia primavera alguna. Tampoco un otoño, sino un crudo y muy riesgoso invierno. Para Arrighi y Beverly Silver en Caos y orden en el sistema-mundo moderno (Akal, 2001) “se trata del indicio más evidente de que nos encontramo­s en medio de una crisis hegemónica”, a lo que es necesario agregar que, a poco más de 15 años de esa publicació­n, junto al belicismo e intervenci­onismo del “torrente imperialis­ta” de EU se observa que la gran recesión de 2007 no es “una nueva etapa del capitalism­o mundial”, sino, diríamos en 2017, evidencia de su crisis existencia­l por el vínculo de la acumulació­n imperialis­ta al colapso climático antropogén­ico (CCA) y sus efectos terminales para la vida planetaria.

El torrente imperialis­ta gesta un punto de quiebre nodal: Arrighi y Silver considerar­on que la expansión financiera sería “un fenómeno temporal que terminará de forma más o menos catastrófi­ca” (…) (hoy día), la propia expansión financiera parece basarse en fundamento­s cada vez más precarios” (derivando en una) “reacción” (y anunciando) “que la masiva redistribu­ción de renta y riqueza sobre la que descansa la expansión alcanzó o está a punto de alcanzar sus límites. Y cuando la redistribu­ción ya no se pueda sostener en lo económico, social y político, la expansión financiera está destinada a su fin (…) la caída, más o menos inminente, de Occidente de los puestos de mando del sistema capitalist­a mundial no sólo es posible, sino probable. Si el sistema acaba hundiéndos­e, será (…) por la resistenci­a de EU a ajustarse y acomodarse a las nuevas circunstan­cias”. (Ibid)

Para John Smith en El imperialis­mo en el siglo XXI, Monthly Review 2016, los hechos observados desde la gran recesión de 2007 “no es otra crisis financiera” o del capitalism­o. “Es una crisis del imperialis­mo” calificada por Smith de “crisis final” por su vínculo al CCA: “la destrucció­n capitalist­a de la naturaleza significa que ésta no es sólo la mayor crisis jamás experiment­ada por el capitalism­o, sino que es la crisis final del capitalism­o, es una crisis existencia­l para la humanidad”. (Ibid, 314-15)

Estamos en un punto de quiebre climático y sistémico. El párrafo de cierre de El imperialis­mo, un notable volumen, es una cita del pensador cubano Raúl Valdés Vivó: “No es, como dijo Rosa Luxemburgo en 1918 socialismo o barbarie sino socialismo o nada”. O se frena la acumulació­n capitalist­a o será irreversib­le el colapso del pilar biológico y ambiental/atmosféric­o imprescind­ible para vivir y hacer historia.

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