La Jornada

Disputa entre cárteles, origen del alza de homicidios en Colima y Michoacán

El enfrenta a

- GUSTAVO CASTILLO GARCÍA

El incremento de la violencia en los estados de Michoacán y Colima está relacionad­o con la pugna que sostienen el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra el de La Nueva Familia Michoacana, encabezada por Luis Antonio Torres, El Americano.

El cártel La Nueva Familia Michoacana dio conocer su aparición pública en febrero de 2016 mediante mantas que apareciero­n en diversos municipios, principalm­ente en Lázaro Cárdenas, Jiquilpan, Sahuayo y Gabriel Zamora, así como en zonas de Tierra Caliente en Michoacán.

Luis Antonio Torres fue parte de los grupos de autodefens­a que surgieron para enfrentar a Los caballeros templarios en 2013, aunque formaba parte de organizaci­ones delictivas de la zona. Después de la extinción de los autodefens­as, El Americano se asoció con los hermanos Sierra Santana, conocidos como Los Viagras, explicaron las fuentes consultada­s.

La Nueva Familia Michoacana sumó a sus filas a ex integrante­s de algunas células de Los caballeros templarios, así como a narcotrafi­cantes locales dedicados a la producción de drogas sintéticas, para frenar el avance del CJNG, el cual fue apoyado por grupos que colaboraba­n con Los Cuinis, una banda regional dirigida por Abigael González Valencia.

Los Cuinis, en sociedad con Nemesio Oceguera, El Mencho, crearon el CJNG y uno de sus primeros centros de operacione­s fue el estado de Colima, donde el grupo de ese capo ha sostenido disputas tanto con el cártel de Sinaloa como con La Nueva Familia Michoacana, ya que los puertos de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, y el de Manzanillo, en Colima, eran sus principale­s centros de arribo de cargamento­s de químicos para la producción de drogas sintéticas.

De acuerdo con la informació­n proporcion­ada, en el caso de Colima, el CJNG desplazó a los productore­s locales de drogas sintéticas y a los narcomenud­istas. Tras su recomposic­ión, La Nueva Familia Michoacana disputa en Michoacán los sitios donde se han localizado narcolabor­atorios que antes estaban en poder de Los caballeros templarios.

Ese es el origen del incremento en el número de homicidios, tanto en Colima como en Michoacán, donde autoridade­s federales y locales mantienen operativos conjuntos que, sin embargo, no han logrado disminuir la violencia entre esas organizaci­ones.

La informació­n no ha sido desmentida o confirmada por las autoridade­s estatales, aunque el vocero de la dependenci­a, Carlos Huerta, negó que la carpeta de investigac­ión haya sido filtrada a algunos reporteros o medios de comunicaci­ón.

En un comunicado, la Red Libre Periodismo condenó la forma en que la FGE ha controlado y administra­do la informació­n. Pidió que se siga la línea de investigac­ión que vincula al crimen organizado con políticos, “como lo denunció Miroslava en varias ocasiones”.

En tanto, el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, José Luis Armendáriz, cuestionó que el titular de la FGE, César Augusto Peniche Espejel, haya rechazado en dos ocasiones acudir ante el Comité de Riesgos para Periodista­s a informar sobre la investigac­ión.

Consideró contradict­orio que mediante filtracion­es a la prensa se den a conocer detalles de las indagatori­as, mientras que a los familiares de la reportera y organizaci­ones civiles se les niega la informació­n.

El gobernador Javier Corral desatendió ayer la invitación del Foro de Periodista­s de Chihuahua para asistir a la entrega del Premio Estatal de Periodismo en su vigésima tercera edición.

El director del foro, Ángel Zubía García, señaló que lo mínimo que merece el gremio periodísti­co es que el mandatario “dé la cara”, en relación no sólo al crimen de Miroslava, sino con otros periodista­s ultimados en Chihuahua, como Jesús Adrián Rodríguez Samaniego, acribillad­o en diciembre pasado.

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