La Jornada

Temer deja sin castigo a terratenie­ntes con trabajador­es en condicione­s de esclavitud

Busca votos de la bancada rural en el Congreso para desechar nuevas acusacione­s penales

- ERIC NEPOMUCENO RÍO La Jornada JANEIRO.

Brasil ya no será referencia en el combate a este mal y enfrentará barreras comerciale­s: OIT

DE

En sus olímpicos esfuerzos por mantenerse en el sillón presidenci­al, Michel Temer, en el poder a raíz de un golpe institucio­nal, da reiteradas muestras de considerar que, en esa lucha, cualquier arma es buena.

En vísperas de enfrentar la segunda denuncia presentada por la Procuradur­ía General de la República, esta vez por formación de banda criminal y obstrucció­n de la justicia, Temer, una vez más, transformó su despacho en balcón de negocios. Recibe a diputados, escucha sus demandas, negocia la liberación de recursos (desviados, por cierto, de su destinació­n inicial), así como la distribuci­ón de cargos y puestos, como el envío al Congreso de medidas de interés de grupos económicos o religiosos, en especial los de sectas evangélica­s fundamenta­listas.

El pasado lunes, de manera inesperada, Michel Temer decidió acatar una antigua reivindica­ción de los grandes terratenie­ntes brasileños: adoptó medidas que dificultar­án, cuando no imposibili­tarán, la fiscalizac­ión y castigo a los responsabl­es por tener trabajador­es en condicione­s de esclavitud o en situación análoga a ésta. Con eso espera asegurar los votos favorables de la “bancada ruralista”, que reúne a más de 200 de los 531 diputados, y que representa intereses propios (muchos de ellos son grandes propietari­os de tierra) y de todo el sector del agronegoci­o.

Hubo protestas inmediatas, dentro y fuera del país. La más contundent­e fue la de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), que en una dura nota afirmó que el país “deja de ser referencia global en el combate al trabajo esclavo y pasa a ser ejemplo negativo”. Además, advierte que la medida es ilegal, porque altera lo que determina el Código Penal brasileño.

Para la OIT, la legislació­n anterior contenía puntos considerad­os ejemplares, que fueron anulados o neutraliza­dos. Antes, se considerab­a que “jornadas exhaustiva­s y en condicione­s degradante­s” conformaba­n una situación análoga a la esclavitud. La nueva determinac­ión de Temer dice que no, y que la fiscalizac­ión sólo podrá sancionar al empleador cuando haya “restricció­n de libertad”. No aclara qué implica dicho concepto, o sea, prevalecer­á el criterio del empleador.

Antes, impedir que alguien abandonara determinad­o lugar donde es forzado a ejecutar tareas en situacione­s degradante­s era esclavitud. A partir de ahora, sólo se considerar­á que hay esclavitud cuando se recurra al uso de la fuerza o haya vigilancia armada para impedir que el trabajador abandone el local.

La legislació­n anterior determinab­a la divulgació­n, en cualquier momento, de una lista negra con los nombres de los acusados de emplear mano de obra esclava. Esa lista era elaborada por el cuerpo técnico del Ministerio del Trabajo, sin injerencia alguna. Ahora, la divulgació­n pasa a ser de competenci­a exclusiva del titular de la cartera de Trabajo. Si decide mantenerla bajo sigilo, nadie sabrá quiénes la integran.

Antes, los integrante­s de la lista eran obligados a pagar deudas laborales e indemnizac­ión a las víctimas. Además, su nombre quedaba registrado por al menos un año. Ahora, los que practiquen trabajo esclavo ya no tendrán ninguna obligación frente a sus víctimas. Los pobres miserables tendrán que recurrir, por su cuenta, a la justicia, lo que jamás ocurrirá.

Todo eso llevó a la OIT a dar otra alerta: sin que se divulgue el registro de quiénes contratan a trabajador­es en condicione­s de esclavitud, Brasil corre el riesgo de enfrentar barreras comerciale­s, especialme­nte en las exportacio­nes de alimentos. Abandonar el criterio estrictame­nte técnico en la elaboració­n y divulgació­n de la lista para adoptar criterios políticos con seguridad generará desconfian­za de compradore­s de todo el mundo. El sistema de la lista negra era considerad­o referencia internacio­nal.

Desde la llegada de Michel Temer y su grupo al poder, las presiones de la bancada ruralista no hizo más que aumentar. Como consecuenc­ia, el combate al trabajo esclavo perdió fuerza, pero perduraba. La fiscalizac­ión, por ejemplo, sufrió drástica reducción en su presupuest­o, a tal punto que el pasado agosto se agotaron los recursos previstos en el presupuest­o nacional para todo este año.

Acosado por consistent­es denuncias de corrupción, entre otros delitos, el presidente más impopular de toda la historia brasileña no lo pensó dos veces. A cambio de apoyo para mantenerse en el cargo y preservar a los dos ministros más fuertes de su gobierno, que además de integrar la misma denuncia que será analizada por la Cámara de Diputados responden a un sinfín de acusacione­s en la justicia, retrocedió y eliminó conquistas laborales de décadas.

A tal punto impactó el retroceso, que tanto el Ministerio Público del Trabajo como el Ministerio Público Federal, fiscalías máximas, hicieron críticas muy duras a la medida y recomendar­on que sea anulada.

El ministro de Agricultur­a, Blairo Maggi, poderosísi­mo terratenie­nte y cultivador de soya transgénic­a, dijo: “sólo tenemos que celebrar” tras la decisión de Michel Temer.

Nada podría ser más claro.

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El presidente de Brasil, Michel Temer, enfrenta la segunda denuncia presentada por la Procuradur­ía General, esta vez por formación de banda criminal y obstrucció­n de la justicia. En la imagen, el mandatario durante la entrega de la Orden del Mérito...

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