La Jornada

Si alguien lo reconoce...

MAR DE HISTORIAS

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la escuela era muy divertida y a la hora del recreo podría jugar con otros niños de su edad, que pronto iban a ser sus amiguitos.

Pablo, frotándose los ojos irritados, preguntó si podría invitarlos a su cumpleaños. La abuela se apresuró a contestarl­e que sí, que los invitara a todos para que comieran pastel, tomaran refrescos y se divirtiera­n viendo a su tío Remy haciéndola de payaso. Para mayor dicha de Pablo, la madre prometió que le regalaría la chamarra verde y los tenis con luces en las suelas que tanto le gustaron cuando los vio en el tianguis.

Feliz, sonriente, seguro de ser querido, Pablo se dejó conducir al salón de clase por miss Rosy. En los días sucesivos hablará tanto de ella que su hermana Jade, por molestarlo y en tono de burla, los domingos le dirá a la familia reunida que su hermano tiene novia.

IV

Por el resto de su vida Pablo recordará que debido al terremoto del l9 de septiembre de 2017, su cumpleaños se pospuso, tuvieron que mudarse a la casa de su tía Josefina; que él y su hermana dejaron de ir a la escuela durante varios meses porque el edificio de “Sombrita” había quedado en malas condicione­s.

Recordará también que, a causa del temblor, su tío Remy se dedicó a actuar como payaso en los albergues donde había niños; que su abuela regaló toda la ropa que guardaba como recuerdo de su hijo mayor, Daniel, muerto en un accidente de trabajo; que su madre, cada vez que circulaba por la calle un camión pesado que causaba vibracione­s, corría a abrazarlos a él y Jade.

Llegó el día en que todo se normalizó. Pablo regresó con su familia a su antiguo departamen­to. Su padre y su madre volvieron a trabajar en la cremería y al fin le celebraron su quinto cumpleaños. Hubo pastel, refrescos y regalos para el festejado. Al despedirse su abuela, otra vez, le vaticinó destino de viajero.

V

Debo resumir: en mi historia Pablo vive muchos años. Tiene profesión, amores, amigos; con el tiempo, también esposa e hijos –el mayor heredará su nombre y el cabello castaño y rizado. Aunque quiera, no puedo evitarle a Pablo decepcione­s ni malos momentos. Me conformo con haberlo salvado de morir a los cinco años de edad, solo, en una calle de la colonia Ampliación Selene, como le ocurrió al niño de la chamarra verde. “Si alguien lo reconoce...”

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