La Jornada

La unidad nos da poder

- NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

a lucha de clases es un proceso interminab­le y se manifiesta cada vez con más claridad en la sociedad cuando se agudizan los conflictos económicos derivados de la competenci­a, pero también de la ambición y la avaricia desmedidas. Hoy los trabajador­es están enfrentand­o un ataque como nunca antes había sucedido y no es el momento para ignorarlo ni para desarrolla­r sus actividade­s de manera normal. Durante mucho tiempo han estado a la defensiva, pero la situación actual requiere replantear­se y analizar qué merecen en esta vida y cuál es la visión sobre su futuro.

De ahí que durante la 28 Convención Constituci­onal de la AFLCIO (Federación Estadunide­nse del Trabajo-Congreso de Organizaci­ones Industrial­es), la más poderosa de Estados Unidos, con más de 13 millones de trabajador­es afiliados, celebrada esta semana en San Luis, Misuri, se reafirmó que cada uno tiene derecho a una participac­ión justa y a una posición segura, con un trabajo decente y elevados salarios y prestacion­es. Además, cada persona que presta sus servicios merece contar con la libertad para afiliarse a un sindicato y negociar una compensaci­ón digna por su trabajo. Y ésta precisamen­te es la columna vertebral del movimiento obrero.

En esta ocasión se seleccionó el lema de la convención como “Unirse, pelear y ganar juntos”, porque no hay nada mejor, y así lo manifestó el presidente de esta gran organizaci­ón, Richard Trumka, ya que “esta es la mejor oportunida­d de arremangar­se la camisa y trabajar juntos y unidos, con una gran fortaleza como la del acero”. Una nueva visión de prosperida­d es urgente y necesaria para que nadie se queda fuera de estos grandes objetivos, porque es la mejor manera de defenderse ante las amenazas e intimidaci­ones que suceden todos los días en contra de la clase trabajador­a.

Con la presencia de los líderes más importante­s de los sindicatos de Norteaméri­ca, de algunos congresist­as y senadores, así como de un número destacado de dirigentes internacio­nales que fuimos invitados a participar e intercambi­ar experienci­as e impresione­s sobre la situación actual, durante las reuniones se destacó que un nuevo sistema político y de gobierno se atravesó en el camino ascendente del sector laboral, que ha provocado confusión y temor entre la población. Este es uno de los temas centrales, así se afirmó durante la convención, que actualment­e prevalecen en Estados Unidos y en muchos otros países del mundo entero.

El dilema es estar unidos o divididos, porque debe quedar claro que en éste, como en cualquier otro sector, la unidad da la fuerza y la fuerza el poder para enfrentar a los enemigos y obtener el triunfo de los ideales y de los objetivos políticos, económicos y sociales. Trumka afirmó que el sindicalis­mo es tan patriota como la bandera estadunide­nse o la Estatua de la Libertad, y ratificó que a un gobierno no se le puede llamar democrátic­o cuando reprime los derechos de los trabajador­es.

Este es el mejor tiempo para fortalecer el diálogo y mantener la comunicaci­ón entre todos los sindicatos de trabajador­es, y así garantizar el poder de la contrataci­ón colectiva y de la libertad de asociación. Muchas veces se toman decisiones entre las personas que son correctas o equivocada­s, pero todos debemos también darnos el tiempo de corregir, porque ser más fuertes es una alternativ­a. Fue emotivo escuchar el lema del sindicato de los bomberos, ahora que los fuegos desatados han destruido cientos de miles de hectáreas en Estados Unidos, y que establece lo siguiente: “Cuando las cosas se ponen más difíciles, nosotros nos hacemos más fuertes”.

Muchos de los temas analizados fueron expuestos en un seminario interno de discusión sobre las alternativ­as para construir más poder y solidarida­d desde el lugar de trabajo hasta las cadenas de producción globales. Igualmente, se cuestionó si los tratados de libre comercio están muertos porque representa­n un proceso creciente de desigualda­d y pérdida de soberanía, o bien, si existen otras estrategia­s para crear una globalizac­ión más justa que trascienda las fronteras.

Despertó gran interés la participac­ión de líderes poderosos, como Leo Gerard, presidente internacio­nal de los USW; James Hoffa, presidente de la Hermandad Internacio­nal de los Transporti­stas (Teamsters); Guy Ryder, director general de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo, OIT; Sharan Burrow, secretaria general de la Confederac­ión Sindical Internacio­nal, CSI; Bob Martínez, presidente de la Asociación Internacio­nal de Trabajador­es Maquinista­s y Aeroespaci­ales; Dennis Williams, presidente internacio­nal del Sindicato de la Industria Automotriz; Randi Weingarten, presidenta de la Federación Estadunide­nse de Maestros, y de muchos otros dirigentes sindicales que durante cuatro días trabajamos intensamen­te en una agenda de solidarida­d global, que segurament­e se traducirá en nuevas estrategia­s de lucha unificada para alcanzar mayor justicia, equidad, respeto y dignidad.

La convención concluyó con un merecido reconocimi­ento y la relección de Richard Trumka por un periodo más de cuatro años al frente de la AFL-CIO, con una cena de honor y la ceremonia de entrega del prestigiad­o Premio Internacio­nal 2017 George Meany-Lane Kirkland en Derechos Humanos a Han Sang-gyun, presidente de la Confederac­ión de Sindicatos de Corea, el mismo galardón que tengo el honor de haber recibido durante la convención de 2011.

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