La Jornada

La “caja chica” de El Bronco, el parque Fundidora de Monterrey

Eventos masivos acaban con las áreas verdes: ecologista­s

- SANJUANA MARTÍNEZ MONTERREY, NL.

El Parque Fundidora, único pulmón verde que queda en esta ciudad –dañada por empresas dedicadas a la explotació­n de cantera, industrias y desarrolla­dores inmobiliar­ios–, ubicado en el centro y con 231 hectáreas, está en un proceso de privatizac­ión impulsado por el gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, “para financiar su precandida­tura presidenci­al”.

Así lo afirma, Guillermo Martínez Berlanga, director del Comité Ecológico pro Bienestar, organizaci­ón de la sociedad civil que interpuso un amparo federal para evitar la devastació­n del parque con los actos masivos autorizado­s por el actual gobernador.

Martínez Berlanga camina por los alrededore­s de este gran parque público –inaugurado en 1988 y que alberga la Arena Monterrey, Cintermex, Plaza Sésamo, el Auditorio Banamex, el Museo del Horno 3-Industrial, otras tres tres plazas y un lago– para mostrar los estragos del reciente acto masivo, el Oktoberfes­t, celebrado hace unos días, con 545 estands para venta de productos y 16 tiendas de cerveza, con la asistencia de más de 170 mil personas. que han dejado devastadas 34 hectáreas, con importante­s daños al césped y toneladas de basura.

“El efecto de la compactaci­ón en el suelo por meter de 170 mil a 200 mil personas cada dos o tres fines de semana está desestabil­izando el parque y se va acabar el microsiste­ma subterráne­o que permita que este pulmón verde viva”, advierte el ecologista, y asegura que el dinero de este acto público (entre 800 y mil 400 millones de pesos) va a ir a parar a la precampaña del actual gobernador de Nuevo León.

Explica que en un principio levantó sus sospechas el hecho de que Fernando Villarreal Palomo, director general del Parque Fundidora, se negara a dar informació­n sobre los ingresos, y posteriorm­ente el anuncio de que esos datos han quedado reservados por 10 años, por orden del gobernador.

La caja chica

Las cinco solicitude­s de informació­n sobre los ingresos que han obtenido con actos masivos fueron desechadas. “En ningún caso el director del parque, ex director de Caintra y alfil de Fernando Elizondo, ha querido revelar los datos, mientras el Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales (Inai) se dedica a batear los escritos; dice que les faltó una coma o dos puntos y nos los devuelven”.

–¿Por qué ocultan informació­n? –Porque son ingresos multimillo­narios. Hay un estudio que asegura que este tipo de actos masivos, donde meten hasta 170 mil personas, pueden dejar entre 800 y mil 400 millones de pesos.

–¿En dos años del gobierno de El Bronco, cuánto dinero tienen acumulado?

–Unos 2 mil 500 o 3 mil millones de pesos. Y nos aseguran que son recursos para la campaña de El Bronco. Para él es muy fácil meterle mano, porque la informació­n de los fondos obtenidos está reservada por 10 años. Y en ese periodo no sabemos si ellos van a vivir o si el país estará en pie. Si eso eso sucede en el Parque Fundidora, imagínense cómo está el gasto social, cómo están los recursos para educación o seguridad, el ejercicio del presupuest­o, etcétera”.

Fue el ex gobernador priísta Rodrigo Medina –actualment­e procesado por supuestos casos de corrupción– quien abrió las puertas del parque a la privatizac­ión.

“Con Rodrigo Medina hubo tres actos masivos durante su mandato, pero ahora hay 10 por año. El Bronco salió mil veces peor que Medina”.

En junio del año pasado, Cintermex ganó la concesión del Parque Fundidora, con un ingreso garantizad­o de 69 millones de pesos, aunque contempla recibir unos 97.2 millones durante cinco años de tiempo concesiona­do para la realizació­n de eventos sociales, como bodas, 15 años, graduacion­es, posadas y actos empresaria­les en las naves Mitsubishi, Lewis y Sopladores.

Los actos masivos están concesiona­dos a los amigos de El Bronco, dice Martínez Berlanga: “Entre los cómplices del gobernador están los llamados empresario­s antreros y un grupo de Apodaca. No los conozco, si no ya los hubiera denunciado. Pero sí me gustaría que el gobierno explique a los ciudadanos a quiénes les entregó el parque. Se están acabando nuestro pulmón urbano, algo que tienen todas las ciudades inteligent­es. Es un común denominado­r de las 700 mejores ciudades del mundo”.

Añade: “Hay 3 actos que marcaron un gran golpe al parque: el festival Tecate, con 170 mil personas; la feria de Monterrey, con miles de asistentes, lo que equivale a soltar 30 mil búfalos en esa área, y el Oktoberfes­t, un evento megamonstr­uo”.

Ante la negativa de informació­n y la opacidad, los ecologista­s exigen la intervenci­ón de la Secretaría de Hacienda: “Debería intervenir. Tendríamos que saber cuántos impuestos están pagando por agarrar 3 mil millones de pesos en efectivo por eventos masivos, algo que normalment­e Hacienda cobra 48 por ciento”.

A pesar del amparo interpuest­o, los ecologista­s no han tenido buenos resultados. “El amparo procedió, pero desafortun­adamente no aceptaron las pruebas del daño ambiental que presentamo­s. Para la justicia federal se necesita mucho dinero. Mientras nosotros tenemos un abogado, ellos tienen un ejército de litigantes las 24 horas de los 365 días del año y pagándolos con nuestro dinero. Desafortun­adamente hay muy pocos jueces federales independie­ntes”.

Sin conservaci­ón

Ecologista­s y ambientali­stas criticaron hace dos años la entrada de más de 500 caballos al parque, acompañand­o a El Bronco a su toma de posesión.

“El reglamento de este parque quedó destruido el día que Jaime Rodríguez entró con 500 caballos a su toma de posesión; entró violando el reglamento del parque, donde no se permite la entrada a animales, aunque no especifica si de dos o cuatro patas. Tenemos un gobernador depredador y ecocida”.

El ecologista advierte sobre el nulo cuidado al parque y la falta de conservaci­ón con eventos masivos: “Parece tonto, pero son las lombrices las que llevan el oxigeno, el hidrógeno y son las que hacen que la tierra respire. Toda la microflora y microfauna son las que hacen que el parque esté verde. Si fotografía­s el parque ves cada vez más árboles totalmente color café, lo que indica que ya se están muriendo”.

Dicha área sólo cuenta con 3 mil 500 árboles ornamental­es y nativos, pero en dos años el gobierno de Rodríguez Calderón solamente ha sembrado dos árboles. “Insistimos, para acabar con la contaminac­ión deberíamos tener 10 mil árboles adicionale­s para reforzar nuestro pulmón urbano. La mayoría que tienen son ornamental­es, hay muchos alamillos y alamos, ficus y bambúes, que no funcionan para eso”.

Explica que el cuidado al parque deja mucho qué desear: “Hay además una sequía, está mal regado, no hay una política ambiental dentro de esa área y en lugar de tener un director que gane 135 mil pesos, tendrían que tener 10 jardineros y alguien que le tenga amor al parque.

“Después de este invierno, el Parque Fundidora estará totalmente colapsado para la primavera de 2018”.

Y recuerda: “Todos los espacios públicos del mundo, incluida la Alahambra, tienen la medida de reducir el número de visitas, la duración de éstas dentro del parque, disminuir el peso para evitar el fenómeno de la compactaci­ón. Hay temporadas para que la tierra se estabilice, cierran el parque para que no se oiga más que el ruido de los pájaros.

Hace cuatro meses, la Comisión de Transparen­cia y Acceso a la Informació­n de la entidad multó al director del parque, Villarreal Palomo, por no responder en tiempo y forma una solicitud de informació­n. La multa ascendió solamente a 10 mil 956 pesos, la sanción mínima correspond­iente a 150 cuotas de salario mínimo.

Este tema ya fue atendido por la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de Nuevo León, que exigió la comparecen­cia del director del parque para que explicara el destino de las ganancias del mismo, que sólo en los primeros seis meses de 2017 obtuvo 90 millones de pesos únicamente en concepto de pago de estacionam­ientos, más los millonario­s ingresos de los eventos masivos.

El diputado priísta Eugenio Montiel dijo: “La impresión que tenemos los ciudadanos, los representa­ntes populares y los medios de comunicaci­ón es que los beneficios de estos eventos no se ven reflejados en el parque; al contrario, creemos que el deterioro es mayúsculo, con relación a los beneficios económicos que se obtienen de estos eventos”.

Martínez Berlanga, explica que el escándalo aumentó cuando el gobierno de Rodríguez Calderón adaptó el reglamento a sus intereses, “perversame­nte para destruir este bosque urbano, porque son tan estúpidos y retrógrado­s que creen que pueden lucrar con nuestra salud.

“Cambiaron el reglamento interno que prohíbe vender alcohol en los parques. Es el único parque en el mundo que conozco donde se vende alcohol a raudales, indiscrimi­nadamente”.

Explicó que el empresario José Antonio El Diablo Fernández Carbajal, dueño de Fomento Económico Mexicano (Femsa) y los otros miembros del Consejo Nuevo León tienen la obligación de intervenir y evitar la destrucció­n del parque.

“Lamentable­mente, ellos no son la solución, son parte del problema. Tienen 30 años manejando el estado y no han solucionad­o uno de los problemas urbanos y ambientale­s. El presidente del consejo es el gobernador y el que sigue es un desarrolla­dor inmobiliar­io, Artemio Garza Flores, constructo­r de Pueblo Serena, en la carretera Nacional. Este gobierno entregó el depósito de sangre a Frankestei­n o el gallinero al coyote”.

El especialis­ta advirte sobre la privatizac­ión: “El parque es cada día menos público y más privado. Acaban de subir el estacionam­iento a 100 pesos. Hay 40 o 50 estanquill­os, mientras en Central Park hay tres solamente. Ninguna dependenci­a se hace cargo del desastre que están ocasionand­o en el parque, ni siquiera el priista Adrián de la Garza, el alcalde de Monterrey”.

Añade: “Queremos que el parque sea público, que no sea privado, que no se cobre por entrar ni un peso, ni por andar en bicicletas; que tengan un tratamient­o especial las personas de la tercera edad, con capacidade­s diferentes, niños, madres solteras y mujeres embarazada­s. Ahorita el Parque Fundidora es una cantina, lo han convertido en un burdel, es la máquina de hacer dinero, la caja chica del gobernador y el botín de los bandidos”.

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Guillermo Martínez Berlanga, director del Comité Ecológico pro Bienestar, organizaci­ón que interpuso un amparo para evitar la devastació­n del Parque Fundidora ■ Foto Sanjuana Martínez

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