La Jornada

Costura Fina

-

Eréndira: A mí también. (Se enjuga una lágrima.) ¿No se te antoja un pay?

III

Eréndira: ¿Sigues en la costura?

Sandra: No. Soy cajera en una distribuid­ora de llantas. Y tú, ¿trabajas?

Eréndira: Sí, limpiando casas. No saco gran cosa, pero lo que sea es bueno. Carmelo –mi marido, ¿te acuerdas?– es hipertenso y diabético. Falta mucho al taller. Si no chambea no gana, pero los gastos aumentan a diario, y más con los cuatro nietos.

Sandra: Me gustaría conocerlos.

Eréndira: A mí también. ¿Cuándo vas a visitarme?

Sandra: Nomás que sepa dónde vives.

Eréndira (toma una servilleta de papel y pide una pluma a la mesera): Te apunto mi dirección y el teléfono de la casa porque el celular me lo robaron en la micro.

Sandra: A Rommy van tres veces que le sucede lo mismo. Pero ya le dije que ni crea que le voy a comprar otro. Si quiere, que se lo pague ella con su dinero. Trabaja en una tintorería.

Eréndira: ¡Rommy! La conocí chiquitita. Tu mamá la llevaba al taller cuando nos quedábamos horas extras. Si no estoy equivocada, tu hija debe andar por los treinta y tantos. ¿Se casó?

Sandra: No. Está con su pareja. Adán es un buen hombre. Me ayuda con los gastos cuando tiene trabajo, lo malo es que no dura en ninguno. Siempre halla pretextos para renunciar.

Eréndira: ¡Cómo no! Sabe que cuenta contigo.

Sandra: Pues que no se atenga a eso porque ya no soy ninguna jovencita y cualquier día pueden echarme de la distribuid­ora.

Eréndira: Decías lo mismo cuando trabajábam­os en Costura Fina. Yo también me he pasado todo el tiempo con miedo de perder mi trabajo, como si no hubiera nada más importante qué cuidar.

Sandra: ¿Como qué? Eréndira: La vida, amiga. ¿Te parece poco?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico