La Casa Blanca minimiza las acusaciones contra ex integrantes de la campaña de Trump
Preocupa si el presidente de EU es el siguiente en la lista de Mueller
El susto impera dentro de la Casa Blanca y entre sus aliados, y no porque sea Halloween. Veinticuatro horas después de que tres ex integrantes de la campaña presidencial de Donald Trump fueron formalmente acusados de delitos graves, todos están a la espera de saber quiénes serán los próximos, y si al final estará el presidente en esa lista.
Aunque un aparente atentado terrorista en Nueva York esta tarde podría ayudar a desviar la atención por un tiempo, no será suficiente para descarrilar la investigación federal encabezada por Robert Mueller, el ex jefe de la FBI que goza de respeto bipartidista. Sin embargo, con el anuncio de los primeros acusados el lunes, ahora la pregunta no es sólo quién sigue, sino también si Trump está considerando despedir a Mueller y/o usar su poder ejecutivo para indultar a todos los acusados.
Por segundo día consecutivo, la Casa Blanca –a la par que un amplio coro de la prensa aliada del presidente– afirmó que el anuncio de los cargos no es significativo, ya que los investigados no tenían nada que ver con la campaña electoral ni con su presidencia. En referencia al tercer acusado, George Papadopoulos, ex asesor de política exterior de la campaña, Trump personalmente intentó minimizarlo, al afirmar en un tuit que “pocas personas conocían al joven voluntario de bajo nivel George, quien ya se ha comprobado que es un mentiroso”.
Pero pocos creen la versión oficial. Fuentes dentro de la Casa Blanca describen una creciente preocupación entre el equipo presidencial sobre lo que los tres acusados –uno de los cuales está cooperando activamente con la investigación– podrían compartir con Mueller, que podría implicarlos en algún momento. “Las paredes se están cerrando” en la Casa Blanca, comentó un republicano de alto rango al Washington Post, “y todos están enloqueciendo”.
Aunque los abogados y voceros de la Casa Blanca aseguraron repetidamente que ni el despido de Mueller ni los perdones están “sobre la mesa”, tampoco descartaron de manera absoluta el posible uso de esa prerrogativa presidencial. Sin embargo, legisladores de ambos partidos han advertido que un despido injustificado de Mueller detonaría una crisis. El senador Lindsey Graham declaró que tal acto tendría el costo “del infierno sagrado” en el ámbito político.
Según personas cercanas al mandatario, el presidente está cada vez más preocupado de que Mueller esté investigando sus negocios y no sólo el asunto de la mano rusa en las elecciones estadunidenses, reportó Ap. Todos recuerdan que Trump declaró en una famosa entrevista con el New York Times, en julio, que podría correr a Mueller si éste empieza a investigar sus negocios.
Algunos aliados del presidente, como su ex jefe de estrategia Stephen Bannon, están promoviendo una guerra abierta contra Mueller, que incluye lograr que los republicanos suspendan el financiamiento de la investigación federal. A la vez, están insistiendo en que son los demócratas quienes deberían de estar bajo investigación.