INDOLENCIA OFICIAL ANTE EL DOLOR EN XOCHIMILCO TRAS EL SISMO
Fue lamentable que la maestra Mely Romero, subsecretaria de Desarrollo Rural de la Sagarpa, no haya asistido el 27 de octubre anterior al taller Afectaciones al sistema agroalimentario en San Gregorio, Xochimilco, derivadas del reciente sismo, convocado por la UNAM y el Conacyt. Se disculpó por conducto de su secretaria, pero no tuvo la cortesía de enviar a un funcionario, de los tantos que cobran en su institución, a un acto donde productores rurales, académicos y organizaciones civiles tratamos temas delicados, en medio del dolor que el sismo provocó.
Por su parte, la Sedatu soslayó la invitación que se le envío a Marcos Ibarra, coordinador de delegaciones, para que conociera de viva voz las irregularidades territoriales y el retraso en la evaluación de los daños. Tampoco asistió, ni se disculpó Sergio Palacios, coordinador de la Central de Abasto (Ceda), a pesar de que los chinamperos de San Gregorio abastecen a diario de alimentos frescos a Ciudad de México, por medio de ese gran mercado. La ausencia de algún funcionario de la Sederec contribuyó a mostrar la distancia entre gobierno y sociedad, aun en momentos trágicos.
Lágrimas e indignación arroparon el acto. Una asesora de José Ramón Amieva, titular de la Sedesol de CDMX, se comprometió en tareas específicas y facilitó con ello orientar constructivamente la rabia. Pero la mejor reacción a las propuestas ciudadanas y reflexiones académicas, fue la de Teresita Gómez de León, de la CNDH, quien nos hizo ver que sólo con la exigencia y la justicia avanzaremos en la reconstrucción amplia, integral y profunda de San Gregorio y otros territorios del país lastimados. A todos nos quedó claro que tenemos que caminar solos y vinculados a la sociedad civil organizada, pues nada podemos esperar ya del gobierno, más preocupado por devolver, en sólo tres años, más de un billón de pesos de impuestos al valor agregado y sobre la renta a los grandes empresarios, en vez de intentar, por lo menos, atenuar la indignante desigualdad que nos abruma.