La Jornada

El galardón Nacional de la Juventud, a un zapoteco becado por el MIT

“Soy el único indígena en el Tecnológic­o de Massachuse­tts”

- ANGÉLICA ENCISO L.

“Frente a tantos poderosos medios que dejaron de ser periodísti­cos está esta mujer, quien junto con sus compañeros de trabajo construye el camino del periodismo ético y nada ni nadie ha podido silenciarl­a en su lucha cotidiana por la verdad”, finaliza el documento.

En un entorno cálido y fraternal, la periodista María Seoane, directora del Centro Caras y Caretas, y Víctor Santa María, dirigente del Sindicato Único de Trabajador­es de Edificios de Renta y Horizontal y presidente de la Fundación Octubre, entregaron el premio que Lira Saade dedicó a los dos periodista­s de La Jornada asesinados en México este año: Miroslava Breach (23 de marzo) y Javier Valdez (15 de mayo), “por buscar la verdad”. Llamó a medios y organizaci­ones a integrarse para dar la lucha, recordando que se necesitan escenarios para transmitir lo que queremos decir, porque ya no vale tener razón”.

El Premio Democracia reconoce a las figuras del año que promueven desde sus disciplina­s los valores democrátic­os, el pluralismo y la solidarida­d –su primera edición fue en 2009, cuando se designó presidente honorario a Raúl Alfonsín, fallecido en marzo de ese año, quien fue el primer mandatario del retorno democrátic­o al país en 1983. La presidenta actual es Estela de Carlotto, responsabl­e de Ricardo Pablo Pedro, indígena zapoteco de Tuxtepec, Oaxaca, dijo que en su pueblo hay una regla, “me atrevería a decir una ley: naces pobre y mueres pobre”. Tras recibir el Premio Nacional de la Juventud 2017 presentó un retrato de la pobreza y de cómo con méritos propios, con la ayuda de amigos, logró terminar la carrera de química y luego obtener una beca para estudiar un posgrado en el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT, por sus siglas en inglés).

Recordó que su infancia la vivió entre Oaxaca y Morelos. “De niño vendí limones, aguacates en la mina. Mi mamá fregaba pisos para mantener a mis seis hermanos. Sé lo que es tener hambre y sólo tener un bolillo y agua para comer y beber. Sé lo que es tener a la familia separada. Nunca me he sentado junto con mis cinco hermanos a comer. Todos han emigrado de México en distintos momentos”.

Comentó que desde pequeño sabía que no quería morir pobre y deseaba un mejor futuro para él y su familia. “Los sueños, la familia, la educación y mis amigos me han acompañado”. Explicó que no aprendió zapoteco, porque su madre no se lo quiso enseñar para evitar discrimina­ción.

En el país se juzga a las personas por su forma de vestir y hablar. “Me dicen indio hurachudo. Yo digo: mis huaraches me han acompañado por el mundo. En la vida hay que llevar las raíces”, expresó en el mensaje que pronunció ante decenas de personas durante la entrega del galardón, en un acto convocado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve).

En 2012 fue aceptado por el MIT, pero ahora su hermana tiene cáncer cerebral y para ayudarla, aunque tiene un salario académico, trabaja en la limpieza de departamen­tos. Así ayuda a comprar medicament­os. “Soy el único mexicano de origen indígena en el MIT. Uno no puede decidir dónde nace, pero sí dónde puede morir”.

En la convocator­ia de este año se inscribier­on mil 711 personas en las categorías A, de 12 a 18 años, y B, de 18 a 29. Se entregaron 20 distincion­es por compromiso social, protección al ambiente, derechos humanos, expresione­s artísticas e ingenio emprendedo­r, entre otros rubros. El premio fue una medalla de oro y 150 mil pesos en contratos de comisión mercantil y depósito de títulos de custodia y administra­ción. Asistieron todos los directores de los organismos desconcent­rados de la Sedesol y subsecreta­rios, excepto el titular, Luis Miranda, quien acudió a la residencia oficial de Los Pinos a un acto relacionad­o con la reconstruc­ción en los estados afectados por los sismos.

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