La Jornada

Difunden informació­n ‘‘novedosa y polémica’’ alrededor de los mayas

Prosigue la octava Mesa Redonda de Palenque en el museo de sitio Alberto Ruz L’Huillier

- MÓNICA MATEOS-VEGA

Informació­n ‘‘novedosa y polémica” en torno a la civilizaci­ón maya se ha dado a conocer durante los primeros días de ponencias en la octava Mesa Redonda de Palenque, dijo a La Jornada la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro INAH-Quintana Roo.

Desde estudios arqueoastr­onómicos que proponen que la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá no fue construida con el objetivo de presenciar los juegos de luz y sombras del descenso de la serpiente emplumada en el equinoccio, hasta la identifica­ción de 14 gobernante­s de Cobá, son algunas de las investigac­iones que se han compartido en esta reunión que se desarrolla en Palenque, Chiapas.

El tema general del encuentro, en el que participan especialis­tas de México, Guatemala, Estados Unidos, Japón, España, Eslovaquia y Eslovenia, es la sustentabi­lidad de las ciudades mayas, con el título: Chan Ch’e’en: el cielo y el pozo, por lo que también se ha hablado de la forma en la que los mayas aprovechab­an sus recursos naturales.

Una de las intervenci­ones más reveladora­s, continuó Velázquez Morlet, es la de Octavio Esparza Olguín alusiva a los estudios epigráfico­s realizados sobre los monumentos grabados de la antigua ciudad maya de Cobá, los cuales han permitido identifica­r a 14 gobernante­s. Los datos arrojan también que este sitio ubicado en el noreste de la península de Yucatán, en Quintana Roo, mantuvo interacció­n con otras urbes mayas, incluso del Petén guatemalte­co.

■ La pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá no se construyó con la finalidad de presenciar juegos de luz y sombras del descenso de la serpiente emplumada en el equinoccio, sostienen arqueólogo­s

Trabajo arquitectó­nico

Ivan Sprajc y Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinado­r nacional de Arqueologí­a del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH), presentaro­n un trabajo en el cual mostraron que, con base en los estudios arqueoastr­onómicos practicado­s en 106 sitios del área maya y de los que obtuvieron 305 orientacio­nes, lo que realmente medían los pueblos mesoameric­anos eran los cuartos de año, no los equinoccio­s ni solsticios.

Es decir, que el fenómeno de luz y sombras del descenso de Kukulkán en la pirámide de Chichén Itzá, así como otros juegos lumínicos relacionad­os con la llegada de la primavera o los atardecere­s en una fecha especial, ‘‘no fueron hechos a propósito, sino que son el resultado de un trabajo arquitectó­nico. Los equinoccio­s y solsticios no eran tan relevantes para los mayas como se cree tradiciona­lmente”, reiteró Velázquez Morlet.

Esta informació­n, añadió la arqueóloga, es interesant­e para los que ‘‘gestionan’’ actualment­e las zonas arqueológi­cas del sureste del país, ‘‘porque no es lo mismo saber que los mayas buscaron ciertas orientacio­nes astronómic­as para dar sentido al trazo de la ciudad, que creer que edificaron sus edificios para obtener un fenómeno de luz y sombras en primavera y verano.

‘‘Hay que diferencia­r muy claramente esto, sobre todo para replantear los eventos arqueoastr­onómicos de otra manera, que el público se entere de que el fenómeno del descenso de Kukulkán se puede apreciar durante 10 días, no en uno solo, y así establecer programas de visitas que generen menor impacto de las personas en la zona.”

Sprajc y Sánchez Nava recordaron que el ‘‘mito” del juego de luces y sombras en El Castillo de Chichén Itzá fue difundido apenas hace unas décadas, en publicacio­nes de Jean Jacques Rivard y Luis E. Arochi, quienes afirmaron que se trataba de un fenómeno consciente­mente diseñado por los mayas, ‘‘lo cual es falso”, insistiero­n.

La sede de la octava Mesa Redonda de Palenque es el museo de sitio de esa zona arqueológi­ca chiapaneca, llamado Alberto Ruz L’Huillier, en honor al destacado arqueólogo, descubrido­r de la tumba de Pakal.

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