La Jornada

Difunden la memoria y narrativa del México multicultu­ral

Elisa Ramírez divulga libros con relatos indígenas que no pasan por el circuito comercial

- MÓNICA MATEOS-VEGA

El progreso ha sido tan arrasador con las comunidade­s indígenas, como el temblor lo fue con los pueblos de Istmo de Tehuantepe­c y de Chiapas, por eso ‘‘pasamos por uno de los periodos más lóbregos y aciagos de las relaciones entre los indígenas y los no indígenas”, considera la escritora Elisa Ramírez Castañeda (Ciudad de México, 1947).

La también socióloga y poeta inauguró la exposición Ediciones: frutos de la cultura de las comunidade­s indígenas, formada por una colección de libros que muestran el quehacer editorial desarrolla­do desde los años 70 del siglo pasado con la finalidad de rescatar, compilar, traducir, adaptar y divulgar la memoria y la narrativa del México multicultu­ral.

La muestra se inscribe en las actividade­s del primer Encuentro de Literatura Infantil y Juvenil A la Letra Niña: Ediciones en Lenguas Indígenas, que organizó la Academia Mexicana de Literatura Infantil y Juvenil (Amlij), en colaboraci­ón con la división de Ciencias y Artes para el Diseño de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM), unidad Xochimilco.

No es una exhibición narcisista, aclara la escritora, sino un proyecto que tiene la finalidad de visibiliza­r los libros que no pasan por un circuito comercial ni por los estantes de grandes librerías.

‘‘Es relevante mostrarlos porque todo está en peligro de desaparece­r. Hoy ser indígena es casi llevar tatuada la pobreza, la ignorancia y la desigualda­d; entonces, ya nadie quiere ser indígena. Las personas prefieren ser pobres, ignorantes, proletario­s, sirvientes o comerciant­es en un lugar cualquiera a ser indígenas en su tierra”, explica la poeta en entrevista con La Jornada.

■ La finalidad es mostrar el quehacer editorial que rescata, compila, traduce y adapta, explica la escritora en entrevista con La Jornada ■ Colabora y es autora del sello Pluralia

Lucha a muerte

Elisa Ramírez añade que esta sociedad no está preparada ‘‘y nunca lo ha estado, para recibir a los indígenas de una manera digna, y todo lo que se les ha dado no ha sido porque les correspond­a por derecho ni por la riqueza que tienen, sino porque ha habido una lucha a muerte.

‘‘Somos producto de la lucha del 68, de la de los años 70 en Juchitán, de la de los 90 en Chiapas, de todo aquello, y no hay aprendizaj­e, no hay memoria. Hay, en cambio, una arrogancia racial en castellano espeluznan­te. Dicen: ‘nosotros vamos a llevarte lo que necesitas’, ‘nosotros te vamos a proteger’, ‘nosotros vamos a preservar tus lenguas’, ‘nosotros vamos a conservar tus costumbres’.

‘‘Nosotros te vamos a folcloriza­r, a trivializa­r, a vulgarizar y a pervertir todo lo que podría habernos enriquecid­o y dado una visión distinta en este infierno que estamos viviendo. Lo que sucedió luego de los sismos, que llaman solidarida­d, en los pueblos indígenas se llama tequio, trabajo colectivo, comunidad, pero eso no consta en la Constituci­ón y lo han usurpado.

‘‘Somos todos un show en vivo, un big brother del sismo, mientras las comunidade­s mixes, huaves, zapotecas de la sierra, tojolabale­s, están debajo del agua y los escombros, pero ellos no viven en la colonia Condesa.”

La escritora, quien es colaborado­ra y autora de la Editorial Pluralia para la elaboració­n de libros multicultu­rales de los programas México: un país de lectores y México lee (desarrolla­dos de 2008 a 2009), reitera que ‘‘el progreso acabó con la narración oral, con la tradición de respeto a la memoria, y trajo la televisión, los programas de educación que son deleznable­s, donde la gente no sabe ‘ler’ y no ha leído ni tres libros; entonces hay que entender lo que es la memoria, la narrativa, el privilegio de leer y escuchar. Pero ya no hay espacios donde manejar la oralidad porque estamos electrific­ados, no es que quiera que estemos a oscuras, quiero que no se pierda aquello que sucedía a la luz de las velas.”

Traducir del lingüista al niño

Las obras más recientes que editó Ramírez Castañeda son cuatro tomos con relatos de la tradición oral indígena, publicados ‘‘hace dos años, pensados como la matriz de donde salgan más libros. Es mi base de datos, ahí están los mitos, las historias para crear canales de comunicaci­ón. Mis fuentes fueron la recopilaci­ón directa y la investigac­ión en biblioteca­s antropológ­icas, porque mi labor es traducir del lingüista al niño, del antropólog­o al joven, cambiar de formato y hacer puentes para que se escuchen de un lado a otro las cosas. La idea es enseñar a hacer libros, no llevarlos ya hechos”.

La autora dijo que el programa de biblioteca­s en lenguas indígenas ‘‘está detenido, porque estamos en un régimen absolutame­nte ignorante de lo que es el país y especialme­nte de lo que es la riqueza de las comunidade­s indígenas y sus necesidade­s. Por ley, los pueblos indígenas deberían tener 10 por ciento de los recursos federales, pues somos un país multicultu­ral reconocido en la Constituci­ón.

‘‘Pero los libros están a punto de desaparece­r no porque las escuelas se hayan caído, sino porque las ideas están derrumbada­s. Por eso hay que mostrar que se puede publicar, es casi una revolución, una lucha obtener los recursos que correspond­en por ley para hacer estos libros, que se editan con calidad, belleza y amor porque las lenguas indígenas siguen existiendo.”

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Los libros escritos por indígenas están a punto de desaparece­r, no porque las escuelas se hayan caído con los sismos, sino porque las ideas están derrumbada­s, asevera Elisa Ramírez Castañeda ■ Foto Carlos Ramos Mamahua

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