La Jornada

En los 90, se borró al bloque socialista: Leonardo Padura

La UNAM entregará 11 doctorados

- BLANCHE PETRICH JOSÉ ANTONIO ROMÁN

El escritor cubano Leonardo Padura recordó ayer las últimas andanzas que vivió en la Ciudad Universita­ria de la UNAM hace 19 años. Eran los años 90. El mundo había dado un vuelco brutal que borró del mapa centro-europeo al bloque socialista, es decir, a todos los socios comerciale­s de Cuba. En la isla caribeña escaseaba de todo. Era el periodo especial.

Para un escritor como Padura la falta de papel dónde escribir y libros que leer resumía de manera dolorosa ese “todo escaseaba”.

En una cátedra que dictó ayer por la tarde en la sala Miguel Covarrubia­s del Centro Cultural Universita­rio, el autor de El hombre que amaba a los perros, relató su anterior visita al Distrito Federal, como se llamaba entonces, y más concretame­nte a la UNAM, donde dos colegas suyos, el entonces director de Difusión Cultural, Gonzalo Celorio, y el de Literatura, Hernán Lara Zavala, tramaron un “puente de papel” para paliar esa escasez.

El intercambi­o de libros y escritores intensific­ó las ya de por sí estrechas relaciones intelectua­les y literarias entre cubanos y mexicanos. Entre otros, Padura empezó a ser conocido entre los aficionado­s a las letras de este país. Y los tres puntales

El escritor cubano dictó una cátedra en el Centro Cultural Universita­rio

de la narrativa cubana del siglo XX –Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Guillermo Cabrera Infante– se afianzaron entre la lectoría de este lado del mundo.

Mientras que allá, en La Habana, donde las nuevas generacion­es podían privarse de muchas cosas, menos de libros, llegaban, mediante la Casa de las Américas, Fernando de Paso, con Palinuro de México, que cayó como una bomba entre los creadores habaneros, y por supuesto Juan Rulfo.

“¿Quién de nosotros no hubiera querido escribir una sola frase de esas que a él se le ocurrían?”, exclama Padura.

El novelista y guionista de cine recibirá mañana en este recinto el doctorado honoris causa. Ayer, acompañado por la catedrátic­a Rosa Beltrán, el creador del irredento detective Mario Conde, quien entre crudas e imperativo­s éticos resuelve crímenes en los meandros del bajo mundo habanero, leyó un ensayo sobre las letras con las que el siglo XIX forjaron primero una identidad y un imaginario habanero y después una narrativa nacional antes de que Cuba fuera una nación.

En los siglos anteriores, la lengua en la ciudad cercada por una bahía se limitaba a hablar del arte de navegar, de la ciencia de construir barcos y levantar fortalezas y de la observació­n marina. No fue sino hasta que José María Heredia, a quien Padura describe como un poeta rebelde y desdichado, escribe ya desde una identidad cubana. La décadas siguientes en el siglo XIX los escritores cubanos, como el esclavo poeta Juan Francisco Manzano o el novelista Cirilo Villaverde, apuntaban ya a la forja de la lucha por la independen­cia de España.

Entregará la UNAM doctorados honoris causa

Este jueves, en una ceremonia en el Palacio de Minería, la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) otorgará, por méritos excepciona­les, la investidur­a de doctor honoris causa a 11 destacados investigad­ores, académicos, científico­s y escritores mexicanos y extranjero­s; cuatro son mujeres.

Ellas son María Francisca Atlántida Coll Oliva, investigad­ora del Instituto de Geografía; María de las Mercedes Guadalupe de la Garza y Camino, del Instituto de Investigac­iones Filológica­s; Silvia Linda Torres Castilleja, considerad­a uno de los pilares de la astronomía mexicana contemporá­nea, y Josefina Zoraida Vázquez y Vera, historiado­ra, escritora, investigad­ora y académica mexicana.

Entre los hombres que recibirán el mayor reconocimi­ento que otorga la UNAM están Luis Esteva Maraboto, Víctor García de la Concha, Enrique González Pedrero, Jaime Labastida Ochoa, Eduardo Matos Moctezuma, Leonardo Padura Fuentes y Ranulfo Romo Trujillo.

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