La Jornada

Insurrecci­ones silenciosa­s

- RAÚL ZIBECHI

os grandes cambios comienzan siempre por pequeños movimiento­s invisibles para los analistas de arriba y para los grandes medios, como señala uno de los comunicado­s del zapatismo. Antes de que miles de personas ocupen las grandes alamedas suceden procesos subterráne­os, donde los oprimidos “ensayan” los levantamie­ntos que luego hacen visibles en los eventos masivos que la academia denomina movimiento­s sociales.

Esos cambios suceden en la vida cotidiana, son producidos por grupos de personas que tienen relaciones directas entre ellas, no son fáciles de detectar y nunca sabemos si se convertirá­n en acciones masivas. Sin embargo, pese a las dificultad­es, es posible intuir que algo está cambiando si aguzamos los sentidos.

Algo de esto parece estar sucediendo en países de América Latina. Un compañero brasileño consideró, durante un encuentro de geógrafos con movimiento­s sociales (Simposio Internacio­nal de Geografía AgrariaSIN­GA), que en este país estamos ante una “insurrecci­ón silenciosa”. La intuición se basa en hechos reales. En el seno de movimiento­s sociales y en los espacios más pobres de la sociedad, las mujeres y los jóvenes, están protagoniz­ando cambios, se están desplazand­o del lugar asignado por el Estado y el mercado.

Los verdaderos movimiento­s son aquellos que modifican el lugar de las personas en el mundo, cuando se mueven en colectivos y rasgan los tejidos de la dominación. En este punto, debe consignars­e que no hay una relación directa o mecánica de causa-efecto, ya que en las relaciones humanas las prediccion­es no son posibles por la complejida­d que contienen y por la interacció­n de una multiplici­dad de sujetos.

En los últimos años pude observar esta tendencia de cambios silencioso­s en el interior de varios movimiento­s. Entre los indígenas del sur de Colombia, grupos de jóvenes nasa y misak re-emprenden la lucha por la tierra que había sido paralizada por las direccione­s, focalizada­s en la ampliación de las relaciones con el Estado que les proporcion­a abundantes recursos. Algo similar parece estar sucediendo en el sur de Chile, donde una nueva generación mapuche enfrenta la represión estatal con renovadas fuerzas. n 2009, el

Entre los movimiento­s campesinos consolidad­os, donde existen potentes estructura­s de dirección, mujeres y jóvenes están emprendien­do debates y propuestas de nuevo tipo, que incluyen la movilizaci­ón y organizaci­ón de las personas que se definen LGTB (lesbianas, gays, transexual­es y bisexuales).

Observamos también un creciente activismo en el seno de los movimiento­s tradiciona­les de militantes negros que construyen quilombos y palenques, incluso en las universida­des, como puede apreciarse en las academias brasileñas y colombiana­s donde abren espacios propios.

Durante la escuelita nos explicaron que la mitad de los zapatistas tienen menos de 20 años, algo que pudimos apreciar. La participac­ión de las mujeres jóvenes es notable. Quienes participar­on en los encuentros de arte y ciencia convocados por el EZLN enfatizan esta realidad. En otros movimiento­s aparece la organizaci­ón de niños y niñas con asambleas que excluyen a sus mayores.

Qué reflexione­s podemos realizar sobre esta insurrecci­ón silenciosa, que abarca a toda la sociedad y de modo particular a los movimiento­s antisistém­icos. Sin pretender agotar un debate incipiente, propongo tres considerac­iones.

La primera es que las insurgenci­as en curso de las mujeres, de los pueblos negros e indígenas y de los jóvenes de todos los sectores populares, están impactando en el interior de los movimiento­s. Por un lado, están produciend­o un necesario recambio generacion­al sin desplazar a los fundadores. Por otro, ese recambio va acompañado de modos de hacer y de expresarse que tienden a modificar la acción política hacia direccione­s

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico