EN MEMORIA DE ARISTARCO AQUINO
Una marcha fúnebre para Aristarco Aquino. Un brindis con mezcal y pozontle a su memoria. Unas pocas palabras para recordarlo como uno de nuestros imprescindibles.
Los distintos tramos de la vida de Aristarco lo dibujan como un hombre excepcional. Gente de nubes, zapoteco de Yalalag que aprendió español hasta que cumplió seis años, maestro rural que no olvidó sus orígenes, dirigente sindical incorruptible que militó en la CNTE, invitado del EZLN a los Diálogos de San Andrés, conocedor a fondo de los derechos y cultura indígena, dedicado en cuerpo y alma a promover la educación alternativa, crítico infatigable del poder y la injusticia, el profesor Aquino vivió toda su vida comprometido con la causa de los pueblos originarios y la educación pública.
Aristerco le llamaban cariñosamente sus amigos por la firmeza con la que sostenía sus convicciones. Su congruencia lo arrastraba a ser implacable en sus juicios. Sin embargo, como dirigente social estaba dotado también de una eficaz habilidad negociadora.
Trabajó como educador hasta el último momento de su vida. Después de su comisión sindical regresó a laborar sin privilegio alguno. Tenía ideas y trazaba horizontes, estaba dotado de una formidable capacidad organizativa y se guiaba por una irrenunciable coherencia ética. Lo vamos a extrañar. Descanse en paz.