La Jornada

Los habitantes de Santiago Niltepec, “con el ánimo por los suelos” tras el terremoto

Denuncian que casas inhabitabl­es fueron reportadas sólo con daños parciales

- EMIR OLIVARES ALONSO Enviado

apoyo otorgado por el gobierno federal de 120 mil pesos.

Este municipio tiene 5 mil 353 habitantes y mil 566 viviendas. La Secretaría de Desarrollo Social lo ubica “en marginació­n media”, aunque más de 25 por ciento de su población vive en pobreza extrema.

Jorge Lara Arellano, síndico municipal, sintetiza el ánimo de sus paisanos. “El nuestro es un pueblo marginado y humilde desde hace tiempo. Tras el sismo estamos con el ánimo por los suelos”.

Todo estaba preparado para recibir en esta comunidad al titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto. El 19 de septiembre la agenda presidenci­al incluía una vista a este pueblo. Pero la tierra es caprichosa y se volvió a mover, afectó a la Ciudad de México y el mandatario tuvo que regresar. En esta región estaban el día del terremoto varios funcionari­os federales, entre ellos el secretario de Salud, José Narro, a quien los niltepense­s han expresado sus inquietude­s y necesidade­s.

Una de éstas es que se eche a andar el recién inaugurado centro de salud que construyó el anterior alcalde, el priísta Froylán Medina. La obra está terminada y su bien diseñada estructura resistió el sismo. Sin embargo, dicen los lugareños, el ex munícipe jamás se preocupó por equiparlo ni por buscar personal médico. Demandan también un nuevo censo de viviendas, pues en muchos casos se reportaron daños parciales pese a que las pérdidas son totales.

Lara Arellano detalla que Narro Robles impulsó un proyecto para la fabricació­n de bloques para la reconstruc­ción, con la idea de que la comunidad participar­a y se beneficiar­a del mismo. Para ello se logró el compromiso de varias empresas, como Grupo Carso y Cemex. Los lugareños ya están organizado­s y en espera que esto comience a operar.

A kilómetros de aquí se ubica otro municipio: Ixtepec, donde los estragos del terremoto también son evidentes, aunque menores que en otros sitios. Hay quienes bromean asegurando que el epicentro de la réplica del 23 de septiembre fue en esta ciudad, debajo de su cama.

En este pueblo viven 26 mil habitantes y hay poco más de 7 mil viviendas. Su marginació­n es baja. Sus pobladores, poco a poco, comienzan a retomar sus vidas.

El comercio no fue tan afectado y en las calles la gente ya anda, se divierte. Garibaldit­o – plazoleta donde se concentra la vida social– luce llena un miércoles por la tarde. Las cenadurías no se dan abasto. Lo más pedido: la tradiciona­l tlayuda oaxaqueña. Mientras una persona disfruta una de éstas, reflexiona y confía: “Nos hemos levantado de cosas peores”.

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