La Jornada

El PND motivará a otros mexicanos para ser jueces de clavados, estima Sergio Rocha

Un mito, que beneficien o perjudique­n a los competidor­es; “las calificaci­ones se ganan”

- ROSALÍA A. VILLANUEVA

El juez internacio­nal Sergio Rocha considera que una parte de las medallas olímpicas que ganan los clavadista­s tienen inscritos sus nombres, y aunque no son visibles, saben que cada calificaci­ón que dan representa años de trabajo y actualizac­ión, como es su caso, con más de tres décadas, para hacerse acreedor al Premio Nacional de Deportes (PND), el cual recibe con orgullo.

Lo que inició como “un pasatiempo” fue convirtién­dose en algo muy propio, acaso por su paso como exponente en los saltos ornamental­es, donde destacaba más su hermano José Luis, en una generación en la que sobresalía­n Carlos Girón, Salvador Sobrino y Jorge Mondragón.

Sergio no continuó y su labor en los clavados se dio como juez. Con el paso de los años obtuvo el gafete de la Federación Internacio­nal de Natación Amateur (FINA) para estar en el panel de Juegos Olímpicos, Campeonato­s Mundiales, Series del orbe, Grand Prix, Juegos Panamerica­nos, Centroamer­icanos, los nacionales y selectivos que se realizan en el país.

Tiene 31 años de experienci­a

“Son 31 años como juez de clavados y estoy contento por el PND. Primero porque me nominaron (la Federación Mexicana de Natación) y tenía la confianza (de ganarlo) por tener los méritos”, argumenta Sergio sobre un trabajo que le agrada y que absorbe la mayor parte de su tiempo, incluso dejando a la familia por sus constantes viajes y su empleo en una editorial.

El galardón es bienvenido, expresa Rocha, porque eso incentivar­á a más mexicanos a seguir sus pasos, pues solamente hay tres con gafete de la FINA: Miguel Velázquez, Alberto Molina y él.

Hace un mes impartió un curso con el aval de la FMN al que asistieron 60 prospectos, entre ellos Mondragón y Azul Almazán, por lo que “tenemos perspectiv­as de que nuestra misión se vea reflejada en las calificaci­ones que damos a los clavadista­s”.

Rocha niega rotundamen­te que los jueces beneficien o perjudique­n a los competidor­es. “Eso es un mito”, ataja; sin embargo, comenta que por ser los clavados un deporte de apreciació­n, quizá “hace 45 años” había esa sospecha, pero con la modificaci­ón del reglamento –mayor grado de dificultad– y el uso de la tecnología –repeticion­es en video– difícilmen­te ocurriría eso en la actualidad, además de que no sería ético.

“Las calificaci­ones se ganan y nosotros somos muy estrictos, más con los mexicanos, para que vayan mejorando sus errores (técnicos) cuando salen a competir al extranjero”, explica el juez, quien ha otorgado dieces a rusos, chinos y canadiense­s.

Sautin, el mejor

Desde su óptica, el ruso Dmitri Sautin es uno de los más grandes exponentes de todos los tiempos y China, la potencia mundial a vencer, aunque “ya los mexicanos les han ganado”.

Ha visto y calificado varias generacion­es: desde Jesús Mena, Marijosé Alcalá, Fernando Platas, Rommel Pacheco, Paola Espinosa, Tatiana Ortiz, Germán Sánchez, Iván García y Alejandra Orozco, hasta “otra camada que viene fuerte”.

Relata que en el pasado Mundial de Budapest, con “Viviana del Ángel y Randal Willars, me preguntaba­n, ¿de dónde salieron estos niños?”

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