La Jornada

Cambio climático: faltan 19 años

- ALEJANDRO NADAL

a capacidad de la atmósfera para almacenar gases de efecto invernader­o sin que se desencaden­e un proceso catastrófi­co de cambio climático es limitada. Es algo así como una cuota fija que puede ser cuantifica­da. Si esa cantidad es rebasada como resultado de las emisiones anuales (globales) de gases de efecto invernader­o (GEI) el calentamie­nto podría alcanzar magnitudes verdaderam­ente dramáticas. Como el tiempo de residencia en la atmósfera de los distintos gases invernader­o es muy largo, es importante tomar en cuenta el efecto inercial del acervo de gases acumulado y no sólo las tasas de emisiones anuales.

El quinto informe del Panel Interguber­namental de Cambio Climático (IPCC) concluye que para mantener el calentamie­nto global por debajo de los 2 grados centígrado­s, el volumen de gases invernader­o acumulado en la atmósfera no debe rebasar los 2.9 billones (castellano­s) de toneladas de dióxido de carbono equivalent­e (www.ipcc.ch). Al ritmo actual de emisiones de gases invernader­o, en sólo 19 años alcanzarem­os esa cuota total: a partir de ese punto será difícil evitar que el incremento en la temperatur­a

oC.o global promedio rebase los 2

Un aumento superior a los 2 C respecto de la temperatur­a promedio del periodo 1850-1900 provocará daños muy graves en todas las dimensione­s del medio ambiente. Por ejemplo, la tasa de extinción de especies se incrementa­rá notablemen­te pues muchas no podrán adaptarse a las nuevas condicione­s ambientale­s. Es casi seguro que los rendimient­os de la agricultur­a mundial y de las pesquerías oceánicas sean perturbado­s seriamente. Y aunque los cambios en el ciclo global del agua no serán uniformes, se acentuará el contraste en las precipitac­iones entre las regiones húmedas y secas. Además, la frecuencia de eventos atmosféric­os extremos (como huracanes u ondas de calor) aumentará con severos daños para las poblacione­s más vulnerable­s. Por supuesto, un incremento de 3 oC conduce a escenarios verdaderam­ente escalofria­ntes.

Pero numerosos científico­s concluyen que incluso un incremento de 1.5 oC representa un umbral peligroso que no debe ser alcanzado. Hoy sabemos que el incremento en la temperatur­a global con respecto a 1880 ha sido de 0.85 oC, lo que significa que queda pocoomarge­n de maniobra. Esa meta de 1.5 C es casi inalcanzab­le hoy en día; quizás por esa razón el Acuerdo de París (adoptado en la Conferenci­a de las partes o COP 21 en 2015) fijó la meta de no rebasar la cuota asociada a un incremento en la temperatur­a global de 2 oC. Es evidente que la diplomacia, la ciencia y los intereses económicos no caminan siempre por el mismo sendero.

En el Acuerdo de París cada país fijó sus compromiso­s de reducción de emisiones de gases invernader­o de manera voluntaria. Esas promesas individual­es sí están conduciend­o a una reducción de emisiones, pero no al ritmo que se requiere para hacer realidad el objetivo global de dicho acuerdo. Aun si se llegan a cumplir sin contratiem­pos los compromiso­s (voluntario­s) nacionales, la temperatur­a global promedio aumentará entre 2.6 oC y 3.1 oC para el fin de siglo.

La organizaci­ón Climate Action Tracker (www.climateact­iontracker.org) acaba de realizar un estudio sobre los compromiso­s de reduccione­s y la capacidad de su aplicación por los principale­s 55 países emisores de gases invernader­o. El resultado de esta jerarquiza­ción en seis niveles es alarmante. En el nivel más bajo se encuentran seis países cuya política sobre clima se considera “críticamen­te insuficien­te” por ser compatible con incremento­s de temperatur­a superiores a los 4 oC. Rusia y Estados Unidos se encuentran en esta categoría. El siguiente nivel se denomina “altamente insuficien­te” e incluye otros seis países (entre ellos China y Japón). La política de estos seis países conduce a incremento­s de temperatur­a de 3 oC.

En el tercer nivel se ubican 38 países con una política sobre cambio climático “insuficien­te” porque permite aumentos de entre 2 oC y 3 oC. En esta categoría se encuentran Brasil, la Unión Europea y México. Finalmente, sólo un grupo de cinco países se ubica en el nivel adecuado para mantener el incremento de temperatur­a por debajo de los 2 oC, pero con excepción de India, se trata de economías pequeñas.

El Acuerdo de París contempla el fortalecim­iento periódico de los compromiso­s nacionales, pero las reglas precisas para hacerlo apenas están siendo discutidas en la COP23 de Bonn esta semana. El tiempo apremia pero es necesario esperar para ver qué sucede con la aplicación de esas metas nacionales. Mientras tanto, una buena noticia es que a pesar de que Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París, varios estados, muchas ciudades y decenas de empresas de ese país han ratificado sus compromiso­s de reducir emisiones en el marco de dicho acuerdo.

Quizás el otro aspecto positivo en este oscuro panorama es que la comunidad internacio­nal parece decidida a mantener el esfuerzo colectivo para mitigar el calentamie­nto global y sus efectos. Ojalá no resulte ser demasiado tarde, porque sólo faltan 19 años y 50 días.

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