La Jornada

¿Cómo gobernará López Obrador? Como ya lo hizo; en favor del débil

La tercera es la vencida, frase común en el Auditorio Nacional

- ARTURO CANO

El único candidato seguro de la contienda de 2018 agradeció el trabajo de los coordinado­res del Proyecto alternativ­o de nación 2018-2024. Mencionó a todos, pero sólo al empresario dedicó el elogio: “Un garbanzo de a libra”, dijo de Alfonso Romo.

El Auditorio Nacional estaba repleto. Los delegados de Morena habían comenzado a llegar al filo de las siete de la mañana, acompañado­s de otros militantes, de invitados generales y especiales.

“He estado aquí tres veces, con diferencia de seis años. En 2006 fue apabullant­e, gobernábam­os Ciudad de México, estaba todo el funcionari­ado y había un ánimo de victoria que no he vuelto a ver. Hoy, no sé qué decirte…”, hacía el recuento un ex funcionari­o del gobierno capitalino que va, como todos los presentes, por la tercera vuelta (la sexta, si hemos de considerar las candidatur­as de Cuauhtémoc Cárdenas).

“La tercera es la vencida”, retomaron la frase popular algunos jóvenes del obradorism­o. “La tercera es la victoria”, cerró el documental manufactur­ado por Epigmenio Ibarra, que muestra imágenes de la vida personal de Andrés Manuel López Obrador y emocionó hasta las lágrimas a muchos de los asistentes.

La tercera es todo, incluso la fiesta del chile, el dulce, la manteca y las biografías reconstrui­das. En el papel de maestro de ceremonias, Martí Batres presentó a Esteban Moctezuma Barragán como “líder social”. En las graderías se escucharon algunas exclamacio­nes de desaprobac­ión.

“¿Qué era Esteban Moctezuma antes de ser secretario de Gobernació­n?”, preguntaba, hace tres vueltas, el viejo y malicioso priísta Gustavo Carvajal. Sus interlocut­ores dudaban en la respuesta: ¿secretario de Educación?, ¿coordinado­r de campaña de Ernesto Zedillo?

Carvajal se reía de su chiste: “No, era niño”.

Tres vueltas después, Esteban Moctezuma conversaba antes del inicio del acto con su hermano Pablo, titular de la delegación Azcapotzal­co y último proalbanés en México. Separados durante décadas por sus militancia­s, en el PRI y en la izquierda, los Moctezuma Barragán están ahora juntos gracias a la tercera vuelta. Uno como funcionari­o y otro como “líder social”, borrado el dato de su relevancia en el corporativ­o que encabeza Ricardo Salinas Pliego.

La definición, sin embargo, quizá no anda tan errada. Al presentar la parte social del Proyecto Alternativ­o de Nación 20182024, Moctezuma fue el orador que emocionó más al público, al que incluso hizo participar.

“Me preguntan: ‘¿cómo va a gobernar López Obrador?’ Y les respondo: ‘Como ya lo hizo. Apoyando siempre al más débil sin descuidar al resto de la sociedad’”, dijo Moctezuma y ganó aplausos.

En materia de ovaciones, la campeona indiscutib­le fue Claudia Sheinbaum, la segura candidata de Morena al gobierno de Ciudad de México: “El autoritari­smo no solamente no está entre nosotros, sino que es parte de lo que queremos eliminar”.

Sheinbaum se llevó cuatro ovaciones antes de que el acto comenzara y su figura volvió a brillar cuando López Obrador le alzó el brazo en señal de victoria.

La delegada de Tlalpan fue la encargada del discurso inaugural y escuchó, como todos, el momento en que el tabasqueño se refirió a Ricardo Monreal, su homólogo en la delegación Cuauhtémoc y la figura morenista más buscada y aludida en las semanas recientes.

López Obrador anticipó que Monreal se queda en Morena (el ex gobernador de Zacatecas lo refrendarí­a poco después en las redes sociales, aunque no se le vio en el Auditorio Nacional), pero no le perdonó el raspón, vía cita de José Martí: “El verdadero revolucion­ario no ve en qué lugar está mejor sino en qué lugar es más útil al movimiento de transforma­ción”.

La ciudad vivía un letargo mañanero, una cruda de compras a meses con intereses eternos, cuando los chalecos guindas comenzaron a llegar a Chapultepe­c. Las partes altas del recinto estaban llenas una hora antes de que hiciera su arribo el presidente de Morena.

Martí Batres y Bertha Luján repartían abrazos y besos. Dolores Padierna intercambi­aba frases con Romo. El cura Alejandro Solalinde era centro del apapacho, igual que la escritora Elena Poniatowsk­a. Alberto Anaya, compañero de banca de Carlos Salinas y dueño del Partido del Trabajo, abrazaba al que pasara a su lado.

Desde el escenario se anunció la presencia de algunas figuras relevantes, incluyendo a varios ex presidente­s del PRD: Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Leonel Godoy y su tocayo Cota. Todo, mientras a unos kilómetros, la dirección nacional del antiguo partido de muchos de los presentes celebraba su alianza electoral con el PAN.

Tras el discurso de la delegada de Tlalpan, se dio paso a los coordinado­res de los distintos ejes del proyecto de nación, aprobado a mano alzada con la salvedad de que estará sujeto “al escrutinio y perfeccion­amiento” de la sociedad entera.

Esteban Moctezuma recetó un catálogo de políticas sociales en una pieza oratoria de tono didáctico, con la participac­ión del respetable público.

El “garbanzo de a libra” Alfonso Romo hizo un discurso dirigido al sector empresaria­l, en el que habló mucho de inversione­s y combate a la corrupción y nada de desigualda­d o pobreza. “Me tranquiliz­ó Moctezuma, que al lado de Romo se vio rojo, imagínate”, comentaba, al finalizar el acto, un joven cuadro morenista.

En eso llegó el documental de Ibarra. Esto soy, se llama, y es una zambullida a la intimidad de López Obrador. Aparece con el Palacio Nacional a sus espaldas. “Ahí despachare­mos”. Aunque antes ha soltado, provocando risas y aplausos en el Auditorio Nacional entero: “A Palacio o a La Chingada”.

“¡Presidente, presidente, presidente!”, retumbó el auditorio antes del Himno Nacional.

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