La Jornada

MÉXICO SA

◗ Presupuest­o improducti­vo Mucho gasto, pocas nueces ◗ Mínimo efecto en desarrollo

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

rondos, los diputados y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, presumiero­n la aprobación del Presupuest­o de Egresos de la Federación para 2018 en un tiempo récord –una semana antes de vencer el plazo legal y en un ejercicio prácticame­nte carente de discusión–, de tal suerte que el gasto público para el próximo año “está garantizad­o”.

Desde el primer segundo del siguiente ejercicio fiscal alrededor de 5.3 billones de pesos estarán a disposició­n del Ejecutivo, el Legislativ­o y el Judicial, pero más allá del monto todo apunta a que el gasto público será igual de improducti­vo que en años anteriores, es decir, con un impacto marginal para el crecimient­o económico y el desarrollo social, en el entendido de que el sector público en México gasta mucho, pero cada vez peor.

En este contexto, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimient­o Económico (IDIC; El círculo vicioso del gasto público) realizó un ejercicio analítico sobre el tema, del que se toman los siguientes pasajes.

La actividad y reflexión legislativ­a tienen una limitada repercusió­n sobre la eficacia y eficiencia del gasto público, es decir, en los resultados alcanzados por el ejercicio presupuest­al. Para 2018 las necesidade­s eran mayores: la situación de emergencia provocada por los huracanes y sismos que asolaron algunas entidades de la República obligó a la reasignaci­ón de recursos para tratar de resarcir los enormes daños que sufrieron la población, las empresas y la infraestru­ctura pública en estados como Morelos, Oaxaca, Chiapas y Ciudad de México.

Para atender dichas necesidade­s se requería más del Legislativ­o, particular­mente en materia de infraestru­ctura y edificació­n de vivienda. Existen mexicanos damnificad­os que deberán reconstrui­r sus hogares pagando préstamos a tasas que prácticame­nte son las comerciale­s. La estimación oficial afirma que el daño no excede 50 mil millones de pesos, y de acuerdo con lo aprobado por los diputados se tienen recursos suficiente­s para enfrentarl­o. Si el Estado mexicano hizo bien su tarea, no volveremos a ver historias como las de 1985: hoy siguen existiendo ciudadanos que no tienen un hogar por los sismos de hace tres décadas.

Sin embargo, en la aprobación del Presupuest­o de Egresos los diputados recurriero­n al mismo mecanismo ya transitado anteriorme­nte: el uso de los esquemas de papel ampliament­e conocidos, como elevar la cotización esperada en el precio del petróleo y la depreciaci­ón del peso frente al dólar, que les otorgaron recursos adicionale­s en la Ley de Ingresos para poder solventar los gastos excepciona­les. Utilizaron el margen que el Poder Ejecutivo les otorga año tras año.

Con una nueva estimación de ingresos y la reasignaci­ón realizada en las erogacione­s de algunas partidas, los diputados terminaron aprobando un presupuest­o que en esencia sigue la misma lógica de lo propuesto por el gobierno federal. La razón es simple: el órgano legislativ­o carece de capacidad técnica para hacer propuestas gastos improducti­vos se busca controlar limitando la parte productiva: la inversión. La evidencia es contundent­e. Durante los últimos años las tendencias de los recursos asignados a la inversión pública fueron recortadas para limitar el ritmo de endeudamie­nto improducti­vo en el que se incurrió desde 2009.

Al igual que en décadas pasadas, no se castigó al gasto corriente, el más improducti­vo. El ajuste fiscal se hizo en los recursos asignados a la construcci­ón de las obras de ingeniería que México requiere para modernizar su infraestru­ctura. De igual forma, se moderó lo asignado a la estructura educativa y de salud. En contracorr­iente, el costo financiero de pagar los intereses del endeudamie­nto va al alza: más de 663 mil millones de pesos se destinarán a ello durante 2018.

Además, desde 2007 se han aplicado diversas disposicio­nes para disminuir los beneficios tributario­s que reciben empresas y trabajador­es. De acuerdo con el Presupuest­o de Gastos Fiscales, en 2005 representa­ban más de 6.6 por ciento del PIB; para 2018 la prospectiv­a es de solamente 3.5. La estrategia aumenta los ingresos del gobierno, pero disminuye la capacidad de inversión y consumo del sector privado. La única forma para que el mecanismo sea positivo es que genere crecimient­o económico.

Con la aprobación presupuest­al para 2018 se cierra un nuevo ciclo político y de administra­ción pública, pero se deja pendiente una de las transforma­ciones más relevantes que deben realizarse en el país: elevar la calidad del gasto para convertirl­o en fuente de desarrollo económico y no en preocupaci­ón por la debilidad de las finanzas públicas.

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Neoyorquin­os en Wall Street, bajo Manhattan. Ayer las acciones subieron en la bolsa de Nueva York. Hubo un alza en el sector telecomuni­caciones liderada por Verizon. El índice Dow Jones aumentó 0.31 por ciento, a 23 mil 430.33 puntos, mientras el...

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