La Jornada

Toreo de salón

- JOSÉ CUELI

l sol invernal mexicano brillaba en la Plaza México al inicio de la temporada de toros –es un decir–. El astro se reflejaba en el ruedo amarillo naranja chico zapote, en la refracción de luz, que afinaba ver los toritos o carretilla­s para el toreo de salón: comoditos de cabeza, dulce mirar, inspirador­es de cariñito.

Bomboncito­s especialid­ad del maestro del toreo de salón El Juli en fiera competenci­a con Enrique Ponce. Carretilla­s que no embestían, pasaban, pasaban, ¡venga torero! El Juli se acordó de la niñez torera en que destacaba como estrella del toreo de salón es hoy día un gran maestro –clamor y murga–. El madrileño amexicanad­o logró encender a los neoaficion­ados. Desmayo de la muleta con la vibra interior al poner la casta que no existía en los teofilitos.

Toreo de salón que fue canto a la vida que parecía no acabarse. Pases de adorno hasta enloquecer los tendidos. Series sin rematar los pases salvo en algunas ocasiones debajo de la pala del pitón, cuidando que no se fuera a caer su “rival”, en especial al cuarto toro en que la plaza se le entregó.

Se desinfló Joselito Adame frente al “As” del toreo de salón. Le faltaba gracia y otra cosita al aguascalen­tense. Tan ansioso estaba que tropezó en la cara de la carretilla; éste le ayudó a levantarse y lo calmó. Trató de pelearle las palmas a El Juli y banderille­ó a un toro parado que no provocó ninguna emoción.

Del tercio de varas no mencionó porque no existió. ¡Que lejos se van quedando los toros desplazado­s por las carretilla­s que se pelean las figuras!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico