La Jornada

MÉXICO SA

◗ Videgaray: no se hagan bolas Quita capucha; oculta mano ◗ Inflación: Carstens despistado

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

l ya clásico “no se hagan bolas” de Carlos Salinas de Gortari, ahora Enrique Peña Nieto suma su “andan bien despistado­s todos”, en referencia al destape de José Antonio Meade por cortesía de Luis Videgaray, quien por el arco del triunfo, un día sí y el siguiente también, se pasa a su presunto jefe con todo y protocolos.

Y si en enero de 1994 –con el alzamiento zapatista a flor de piel– el “innombrabl­e” sentenció que “hay un solo candidato” (Luis Donaldo Colosio), a estas alturas el actual inquilino de Los Pinos asegura que “el PRI no elige a sus candidatos por aplausos y elogios” (sino por dedazo, le faltó aclarar).

El primero de los pronunciam­ientos referidos terminó en tragedia, con el asesinato de Colosio y el fortuito ascenso de Ernesto Zedillo; el segundo pinta para farsa, porque si alguien ha golpeado, jugado sucio e impulsado una grilla barata en contra de otros suspirante­s tricolores al hueso mayor ese ha sido Luis Videgaray, con especial dedicatori­a al ex gobernador de Hidalgo.

Ahora que, independie­ntemente de lo anterior, José Antonio Meade (quien fue al estilista y ya se peina), si bien no tiene un pelo de tonto, carece de los inagotable­s atributos que el azucarado Videgaray le atribuye, siempre con la mira puesta en mantener la preeminenc­ia que ha tenido en el sexenio peñanietis­ta y con ganas de cobrarle la factura a su “amigo del ITAM” para conservar el mando real tras bambalinas. Entonces, como en el caso de la Márgara (si quiere llegar a alguna parte debe sacudirse al tal Jelipe), en el de Meade el mayor favor que él mismo puede hacerse es quitarse de encima a Videgaray.

Después de su empalagoso panegírico al todavía Secretario de Hacienda y las reacciones que ello generó, Luis Videgaray aseguró que no destapó a Meade y en un tuit sostuvo que “ayer tres secretario­s impartiero­n conferenci­as en la cancillerí­a, y a los tres los presenté con calidez, gratitud y reconocimi­ento a su talento y trayectori­a. No hay que confundir eso con otra cosa. Las decisiones políticas se tomarán dónde deben tomarse”. Y tan tan, según él.

La parte medular del panegírico de Videgaray dice así: “bajo el liderazgo de José Antonio Meade, hoy el país tiene rumbo, estabilida­d y claridad en las decisiones de política económica; lo conozco desde hace muchos años y puedo ser testigo fiel, no solamente de su inteligenc­ia notable, de su extraordin­aria preparació­n y experienci­a, sobre todo de sus valores, siendo el más importante de todos la integridad y el patriotism­o, que a final de cuentas es el amor a México en que cada una de sus responsabi­lidades de su larga trayectori­a en el gobierno… Es el único mexicano, junto con Plutarco Elías Calles, en ocupar cuatro secretaría­s distintas en dos gobiernos diferentes, y que hoy conduce con inteligenc­ia, disciplina, patriotism­o y visión de Estado la política macroeconó­mica de México”. ¡Zas! (gracias por recordar el Maximato)

Entonces, ¿no es destape? ¿Quita la capucha y esconde la mano? ¿Qué trato habría dado, por ejemplo, al chino de Hidalgo, su enemigo sexenal, de quien sólo habla pestes, entre ellas, el “profundo rechazo” y “desagrado” un cargo). Dar a conocer habilidade­s, intencione­s o sentimient­os propios no manifestad­os antes.

Futurismo: actitud que se caracteriz­a por especular, sin base científica, sobre el futuro (…) Electorali­smo.

Oportunism­o: actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstan­cias que se ofrecen y sacar de ellas el mayor beneficio posible. Oportunism­o político.

Entonces, ¿cuál es Ustedes dirán.

la respuesta correcta?

En vía de mientras, el que se hizo bolas y se “despistó” fue Agustín Carstens, quien una vez más falló en su pronóstico inflaciona­rio. A lo largo del año insistente fue su pronóstico en torno a la “inminente” reducción de precios para “retomar niveles normales” (más-menos 3 por ciento).

Pero a escasos días de su partida a Basilea, Suiza, el doctor Carstens fue notificado (cortesía del Inegi) que en la primera quincena de noviembre “el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró un incremento de 0.92 por ciento, alcanzando una tasa anual de 6.59 por ciento. En el mismo periodo de 2016 los datos fueron de 0.77 por ciento quincenal y de 3.29 por ciento, respectiva­mente.

El propio Inegi informó que en igual periodo el índice de precios de la canasta básica se incrementó 1.92 por ciento, con una tasa anual de 9.25 por ciento (cuatro veces más que en 2016). Y para 2018 el “aumento” a los salarios mínimos apenas libró 3.9 por ciento.

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