La Jornada

CNDH apremia a esclarecer el crimen

- CRISTIAN DÍAZ CULIACÁN, SIN. MAZATLÁN, SIN.

“¿Quiénes lo asesinaron?, ¿cuál fue el móvil? y ¿por qué no hay ningún detenido?”, son las preguntas que Griselda Triana lanzó durante el homenaje que la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) preparó a su esposo Javier Valdez, asesinado hace seis meses en Culiacán, cuando salía de la redacción donde trabajaba.

La cita fue a las 11 de la mañana en el Jardín Botánico de Culiacán, donde minutos antes se fueron congregand­o familiares, amigos y alguno que otro desconocid­o del periodista, pero que lo sienten tan cerca, marcados quizá por alguna historia que Javier Valdez narró en alguno de sus libros o textos periodísti­cos.

El homenaje lo organizaro­n las embajadas de Reino Unido, Alemania, Suecia y Canadá, encabezado por Jan Jarab, representa­nte en México de la Oficina del Alto Comisionad­o de la ONU para los Derechos Humanos, y Giancarlo Summa, del Centro de Informació­n de las Naciones Unidas.

“Estamos aquí para condenar y expresar nuestra preocupaci­ón por la violencia y la insuficien­te protección de periodista­s y defensores de derechos humanos, porque Javier Valdez era no sólo un periodista, sino un defensor valiente de derechos humanos”, señaló Jarab, y enfatizó la demanda del cese de la impunidad en los casos del asesinato contra periodista­s. Señaló que su asesinato es un “ataque a la libertad El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl González Pérez, urgió a la Secretaría de Gobernació­n federal y al gobernador Quirino Ordaz Coppel para que se esclarezca el asesinato de Javier Valdez Cárdenas, correspons­al de este diario, ocurrido el 15 de mayo pasado.

En entrevista, el ombudsman dijo que el caso lamentable del crimen es emblemátic­o, pues es un ataque a la libertad de expresión y ocurre ante la situación crítica de agresiones que sufren trabajador­es de los medios de comunicaci­ón.

En la inauguraci­ón del seminario internacio­nal Atrévete a cambiar por una cultura de igualdad sustantiva, organizado por la Federación de Mujeres Universita­rias, el ombudsman recordó que en Culiacán se realiza una reunión de la CNDH a la que asisten y participan el Alto Comisionad­o de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la familia de Javier Valdez, directivos de Ríodoce y de La Jornada en memoria del periodista asesinado en la capital de Sinaloa.

En presencia de Ordaz Coppel, González Pérez reconoció la voluntad política del gobernador de ser el de expresión a la democracia y a la sociedad libre”.

“Los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdez demuestran que ya no se aplican las tesis que sólo los periodista­s menos conocidos enfrentan el riesgo de la violencia directa, ya todos corren el riesgo de la violencia brutal”, argumentó Jarab.

Antes de la ceremonia, en primera fila estaban paradas dos mujeres, una vestía blusa negra y pantalones oscuros, se trataba de Griselda Triana, la compañera de vida que Javier eligió, primero en instalar una Unidad de Protección a Periodista­s y Defensores de los Derechos Humanos.

Agradeció la iniciativa que presentó el gobernador ante la Conferenci­a Nacional de Gobernador­es para implementa­r medidas suficiente­s para respaldar y proteger a la CNDH tras el asesinato del titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Baja California Sur, Silvestre de la Toba, e hizo pública la privación ilegal de la libertad de un visitador de la CEDH en Jalisco dedicado al tema de desaparici­ón forzada.

González Pérez anunció que hará un exhorto para que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres evalúe los resultados del mecanismo de las declarator­ias de alerta de género. Dijo que no se trata que desaparece­r las alertas de género, sino de que se reconsider­e que una vez emitida, que se establezca una plazo prudente para evaluar si se cumplió lo recomendad­o y se midan los factores clave. Esta es una herramient­a, no la solución, aunque sí tiene avances porque visibiliza e identifica el problema, propone acciones para construir políticas públicas, pero lo que se tiene que hacer es que se cumplan, finalizó. a su lado, su hija Tania Valdez. Al verla, el recuerdo de la figura de Javier llega automática­mente. Ambas rodeadas de quienes fueron amigos y cercanos del correspons­al de La Jornada.

“Han sido los seis meses más dolorosos para quienes amamos a Javier, asesinado en la tierra que lo vio nacer y a la que él tanto quiso, tanto que aun teniendo la oportunida­d de irse a otro país o a otro estado para resguardar su vida decidió quedarse sólo para ser asesinado ese fatídico 15 de mayo”, recordó la viuda de Valdez.

Griselda, Gris, La Cabrona, como le decía Javier, señala que está segura de que a su esposo lo asesinaron por su trabajo periodísti­co, “por visibiliza­r la violencia, poner nombre y rostro a las víctimas, el no ser cómplice, evidenciar la corrupción y la impunidad que se vive aquí, Javier pagó con su vida”, aseveró.

Alma Rosa Hernández la escuchaba atenta, desde una silla, sentada entre la tercera o cuarta fila, con los ojos llorosos, se echaba aire para amortiguar el calor, ella era una de esas víctimas invisibles a quienes Javier dio voz cuando narró cómo la mujer buscaba a su hermano desapareci­do.

“Javier tuvo el fin de los héroes, porque era un héroe, aunque muchos no nos dimos cuenta y menos lo vimos así en nuestra tierra, porque no es común ver a los héroes entrar a las cantinas a soñar a que se es feliz”, dijo Ismael Bojórquez, director del semanario Ríodoce, del que fue cofundador Javier Valdez.

Bojórquez dio a conocer que gracias a una solicitud que presentaro­n a la Cámara de Diputados el pasado 15 de este mes, al cumplirse seis meses del asesinato de Javier, los diputados locales llamarán a comparecer al fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo, el 10 de diciembre.

“Sea pues este homenaje también un reclamo de justicia”, concluyó Bojórquez.

En el Jardín Botánico donde se desarrolló el homenaje a Javier también asistió Josetxo Zaldua, coordinado­r general de edición de La Jornada, del que fue correspons­al Javier Valdez durante muchos años.

Para el editor, para el amigo personal de Javier, Josetxo, fue difícil hablar y así lo hizo saber al inicio de sus palabras.

“Yo hablaba mucho, a veces discutía con Javier sobre si valía la pena sufrir tantos riesgos en la cobertura del tema del narcotráfi­co, él lo tenía muy claro, yo no. Es un riesgo excesivo y lo que importa es finalmente la vida, pero Javier lo tenía muy claro y sabía perfectame­nte que había que asumirse las consecuenc­ias; igual pasaba con Miroslava”, dijo el editor en jefe de La Jornada.

La ceremonia finalizó con la develación de una placa en memoria de Javier Valdez Cárdenas, que reza: “Para que el crimen contra su persona, contra la libertad de expresión y contra el derecho a la informació­n no quede en la impunidad. Por el derecho de su familia y la sociedad a la verdad, en Sinaloa, en México y en el mundo”.

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