LA MUESTRA
El otro lado de la esperanza
seis años de haber estrenado Le Havre: el puerto de la esperanza (2011), primer segmento de una trilogía vinculada con las relaciones entre inmigrantes y la población local en un puerto finlandés, Aki Kaurismaki ofrece ahora la segunda entrega, El otro lado de la esperanza (2017), en la que con idénticas dosis de humor seco e ironía corrosiva nos presenta la experiencia de Khaled (Sherwan Haji, formidable), un joven sirio que luego de huir de los horrores de la guerra en Alepo, atraviesa media Europa, pierde en el camino el rastro de su hermana, se enfrenta a una cadena de rechazos racistas, y llega, casi por accidente, y a bordo de un buque carguero, hasta Finlandia, donde finalmente decide solicitar asilo.
Con un toque de comedia de Chaplin y otro de un lirismo romántico próximo al cine de René Clair (À nous la liberté, 1931), el director finlandés propone el encuentro providencial de dos hombres a los que todo parece oponer: por un lado, Khaled, el paria absoluto, sin derecho a la hospitalidad nórdica, abandonado a la intemperie y las agresiones xenófobas, recluido al final en una cárcel en espera de una deportación, y por el otro, al maduro comerciante finlandés Wikström (Sakari Kuosmanen), exiliado de su propia vida conyugal por desinterés acumulado o por un hartazgo ya inocultable, deseoso de empezar una nueva vida con la apertura de un restaurante.
Los seguidores del cine de Kaurismaki reconocerán en esta nueva cinta las constantes temáticas y formales del autor: los rostros inexpresivos de los personajes frente a los embates de la adversidad, las irrupciones festivas de músicos que rompen con la grisura de una ciudad aparentemente deshumanizada, la solidaridad de los desposeídos o de los malqueridos que son una nota de esperanza en medio de la