Extinción
Con un gol polémico y gracias a su mejor posición en la tabla, Morelia logró su boleto a semifinales del torneo Apertura 2017, al vencer 2-1 (3-3 marcador global) a un inofensivo Toluca, en el partido de vuelta de cuartos de final.
Los goles de la victoria en el estadio Morelos fueron obra del peruano Raúl Ruidíaz, al minuto cinco, y de Ángel Sepúlveda al 14. El colombiano Fernando Uribe abrió el marcador para los escarlata desde el cuatro.
Similar a la contundencia con del primer encuentro, Toluca dejó en claro que no iba a defender la mínima ventaja y apenas al minuto cuatro se adelantaron en un balón bombeado del argentino Pablo Barrientos para el colombiano Fernando Uribe, quien entre dos zagueros controló de zurda y definió cruzado con la derecha para poner el 1-0.
La respuesta de Morelia fue inmediata, con un centro por derecha de Ángel Sepúlveda al área donde Ruidíaz, ante la mala marca del chileno Osvaldo González, se levantó para conectar un frentazo picado pegado al poste.
El ritmo vertiginoso se mantuvo por ambos cuadros, pero fueron los de casa los que lograron la segunda anotación en una jugada que debió invalidarse por fuera de lugar de Sepúlveda, quien conectó un espectacular remate de chilena al minuto 14.
Toluca se fue al frente en pos del empate ante un Morelia que aguantó los pobres embates del rival para mantener la ventaja y lograr su boleto a semifinal.
En el torneo de Ascenso Apertura 2017, Alebrijes de Oaxaca cayó 2-1 en su visita a Celaya, pero con global de 2-2 logró el pase a la final ante Bravos de Juárez, que derrotaron 3-2 (5-4) a la Jaiba Brava del Tampico Madero.
En el Miguel Alemán Valdés, anotaron Rodolfo Salinas al minuto 18 y Ángel Reyna al 65, mientras que Luis Madrigal marcó al 53 el gol de visitante que le dio el boleto a Oaxaca.
Tampico Madero, que venía con empate de 2-2 en la ida, perdió la ventaja de 2-1 en el Juárez, cuando al 81 Raúl Enríquez igualó y Lucas da Silva dio la vuelta al marcador al 90. Diego Martínez, al 55, y un autogol de Jonathan Lacerda, al 73, habían puesto adelante a Tampico.
III
Por miedo a que me lastimara, no me atreví a pedirle mayores explicaciones acerca de nuestra separación. Fue él quien se ofreció a dármelas. Temí hacerle una escenita y abandoné el cuarto. Poco después de que salimos del hotel quise bajarme del coche y tomar un taxi. Demetrio se opuso: quería que pasáramos juntos nuestros últimos momentos de intimidad.
En el trayecto no hablamos ni acepté que me acariciara. Lo habría sentido como un premio de consolación, cuando yo sólo deseaba que él desistiera de abandonarme como quien desecha una vieja camisa. Una vez le manché de bilet la que llevaba puesta. Él quiso tallarla en el lavabo, pero le pedí que me permitiera hacerlo: por tres minutos quería comportarme como una esposa.
IV
Cuando llegamos a mi casa, al despedirnos, le dije a Demetrio: “No te preocupes, amore, voy a estar bien”, y me alejé de prisa para no caer en la tentación de suplicarle. Eran las ocho. A esas horas, los viernes, mis hijos están con mi madre y Ubaldo aún no regresa del trabajo. Sentí alivio de pensar que estaría sola para desahogarme.
En cuanto cerré la puerta del edificio se me salieron las lágrimas. Mari, la conserje, quiso saber qué me ocurría. Le dije que una amiga acababa de tener un accidente y me despedí: no hubiera soportado más preguntas.
Mi departamento estaba a oscuras. Sin encender la luz me tiré en el sillón de la sala y lloré como loca. Cuando menos lo esperaba se abrió la puerta: era Ubaldo. Quise controlarme, pero no pude. Me preguntó qué me sucedía y le aseguré que nada, aunque me ahogaba el llanto. Debe haber sospechado algo, porque encendió la luz, se me