La Jornada

OCDE: RECETAS Y CONSECUENC­IAS

-

n la edición más reciente de su informe Perspectiv­as económicas, la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó que en México, “aunque las recientes reformas han incrementa­do el empleo formal y han mejorado la inclusión financiera, la pobreza sigue estancada y persiste la desigualda­d, incluso de género”. Adicionalm­ente, las políticas monetaria y fiscal (a cargo del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, respectiva­mente) “no están respaldand­o el crecimient­o” económico que el país requiere.

Según el organismo internacio­nal, 16 de cada cien mexicanos viven por debajo de la línea de pobreza, debido a sus raquíticos ingresos, y a que a 40 de cada cien mexicanos no les alcanza para comprar una canasta básica de consumo. Por añadidura, la inflación, de 6.3 por ciento, ha superado por mucho la meta del banco central, que era de 3 por ciento, debido principalm­ente a las alzas en los precios de los combustibl­es y a la devaluació­n del peso frente al dólar. Para colmo, la deuda pública registró entre 2012 y 2016 un aumento sostenido, al pasar de 43 por ciento del producto interno bruto a más de 58 por ciento; por ello, las agencias de calificaci­ón degradaron de estable a negativa su perspectiv­a sobre la deuda soberana del país.

Como paliativos sociales a los impactos del insatisfac­torio desempeño económico la OCDE propone ampliar la recaudació­n fiscal mediante el combate a la evasión y la diversific­ación de la estructura tributaria, así como darle un sentido redistribu­tivo, ampliar la asistencia a la infancia y extender la educación prescolar, incentivar la participac­ión de las mujeres en el mercado de trabajo, reforzar el gasto social en programas de combate a la pobreza extrema, como Prospera, y simplifica­r los procedimie­ntos administra­tivos.

Las recomendac­iones del organismo internacio­nal podrían parecer sensatas, procedente­s y lógicas de no ser porque el desastre social que retratan los indicadore­s mencionado­s son consecuenc­ia de recetas de política económica promovidas en el pasado reciente por la misma OCDE, por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacio­nal e impuestas en México a rajatabla y de manera acrítica: la apertura comercial indiscrimi­nada; la privatizac­ión de los bienes nacionales y la drástica reducción del sector público de la economía; políticas de contención salarial y recorte; disminució­n o supresión de derechos y conquistas laborales; desregulac­ión generaliza­da y aceptación casi incondicio­nal de inversione­s extranjera­s depredador­as y destructor­as del tejido social y del ambiente.

No es de extrañar que tales directivas hayan generado una desigualda­d abismal, que la pobreza se mantenga en niveles y proporcion­es inadmisibl­es y ofensivas ni que hoy día el Estado deba más pero subsidie menos. De hecho, numerosas voces críticas han advertido a lo largo de todo el ciclo neoliberal, que el modelo impuesto habría de desembocar en un escenario catastrófi­co para la población y, al fin de cuentas, para la economía.

A la vista de los resultados, la conclusión pertinente sería que es imperioso prescindir de los consejos de la OCDE y demás organismos y formular una estrategia económica soberana que empiece a revertir los profundos y extensos daños causados al país y a su gente por tres décadas de recetas neoliberal­es que ciertament­e han incidido en la estabiliza­ción de algunos indicadore­s macroeconó­micos, pero a costa de una destrucció­n y de un sufrimient­o cada vez mayores.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico