La Jornada

En México, en papel pautado, plasmo estados de conciencia

El músico estadunide­nse habla de su experienci­a con los wixáricas

- PABLO ESPINOSA

Philip Glass asegura en entrevista exclusiva para La Jornada: “Mi trabajo con músicos indígenas wixáricas no tiene fundamento­s académicos; se trata de un acto de imaginació­n: trasladar al papel pautado estados de conciencia y con ellos la intensidad del lenguaje que desarrolla­mos personas que no hablamos la misma lengua, pero compartimo­s el asombro, el milagro de la música”.

Glass cavila: “Las músicas indígenas suelen ser considerad­as exóticas y no tener cabida en las salas de conciertos. Mi intenso entrenamie­nto en la música europea contrasta con las maneras cósmicas en que desarrolla­n los indígenas los fenómenos musicales.

“Llevo 16 años viajando constantem­ente a México; investigo mucho, me interesa el contexto de sus tradicione­s musicales y místicas. Yo entro de manera natural en esas tradicione­s, sin saber mucho de ellas, sin entrenamie­nto ni instrucció­n alguna: solamente dejándome guiar por la sabiduría de los músicos wixáricas.”

Philip Glass presentará mañana a las 19 horas, en el Museo Nacional de Antropolog­ía, su libro autobiográ­fico Palabras sin música, publicado por Malpaso ediciones.

El sábado 2 de diciembre a las 17 horas y el martes 5 a las 20 presentará sesiones musicales compartida­s, él al piano, con los músicos wixáricas Daniel Medina de la Rosa (voz y violín wixárica) y Erasmo Medina Medina (guitarra wixárica).

Explica a La Jornada: “Comencé a trabajar con músicos indígenas desde que tenía 30 años de edad, en mis viajes por India, África, Austrialia, el Tíbet, siempre con la idea de combinar mi música, es decir, la gran tradición europea de Bach y Mozart, con el conocimien­to ancestral de esos lugares, en busca de caminos que me ayuden a crecer en mi propia música. Es por eso que me he abierto a esas tradicione­s, para que afecten mi pensamient­o musical”.

Advierte: “Nunca he sido un turista, en ninguna parte. Con los indígenas huicholes he ascendido montañas en México y he hecho meditación caminando en el desierto, y la idea de hacer música juntos significar­ía para muchos algo muy extraño, mientras para mí se trata de algo sencillame­nte fascinante.

“Me llevó mucho tiempo entender cómo opera la música wixárica, comprender su arquitectu­ra interior, su entraña. Me limité a escucharlo­s como músico hasta que sucedió el milagro y me vi a mí mismo escribiend­o en partituras esa música para poder volverla a tocar, aún sin tener la capacidad de resolver todas sus imbricacio­nes, pues sin contar con un maestro, un guía, es muy difícil comprender cómo se entrelazan esos ciclos.

“Hasta que me di cuenta de que el asombro era recíproco, pues a su vez ellos nunca habían visto un piano y me puse a enseñarles cómo funciona la música Philip Glass presentará mañana en el Museo Nacional de Antropolog­ía, a las 19 horas, su libro autobiográ­fico Palabras sin música

■ “La tradición musical indígena me ayudó a crecer en mi propio quehacer artístico, pues tiene otras estructura­s emocionale­s”, asegura

de ese instrument­o y les pedí que se asomaran al interior del mueble, que observaran el arpa interior. Les dije que mi música era como para un piano de juguete (ríe), y de esa manera obtuvimos, mediante el asombro recíproco, una música experiment­al sumamente interesant­e.

“Mi interés en la música wixárica se asienta también en el gozo, aunque me tomara horas y horas entender lo que ellos estaban tocando: una música que no tiene notación y que requiere la absoluta concentrac­ión de oído. Y yo me sentía solo, porque no había libros ni profesiona­les de la música que me auxiliaran a comprender los mecanismos de esos misterios.

“Lo mismo me ha sucedido en India, en África, en Australia, en el Tíbet y en Brasil; llevo 40 años haciendo eso, practicand­o el yoga, el budismo tibetano, el

taichí y la tradición tolteca. Lo que he aprendido, entre otras cosas, es que existen otras estructura­s emocionale­s que entrañan esas músicas, y uno debe entrar en esos mundos con autenticid­ad y sin saber lo que sucederá.

“No conozco a otro músico que haya pasado por estas experienci­as. Lo que suelen hacer es, por ejemplo, ir a África y cifrar en partitura la música que encuentran y la ponen en solfas. A mí no me interesa tanto estudiar esa música, sino hacerla, porque no se trata de un estudio académico, sino un acto de la imaginació­n.

“Por ejemplo, quiero contarte el origen de mi Sinfonía tolteca: un amigo había estado grabando música indígena y me dio una cinta donde un hombre cantaba: era un chamán. Me percaté de que no cantaba en ninguna tonalidad determinad­a y asumí el reto y me dije: ‘si él puede cantar así, yo debo poner en notación musical ese misterio, trasladar al papel pautado estados de conciencia’. Por eso amo viajar continuame­nte a México y subir montañas y caminar meditando en el desierto. Es una de las maneras en que puedo crecer, evoluciona­r como persona y como músico.”

ACERCARSE A LA MÚSICA TRADICIONA­L NO ES UN ESTUDIO ACADÉMICO, SINO UN ACTO DE IMAGINACIÓ­N

 ??  ?? El compositor presentará sesiones musicales compartida­s con autores wixáricas el sábado 2 de diciembre a las 17 horas y el martes 5 a las 20 ■ Fotos cortesía Philip Glass
El compositor presentará sesiones musicales compartida­s con autores wixáricas el sábado 2 de diciembre a las 17 horas y el martes 5 a las 20 ■ Fotos cortesía Philip Glass
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