La Jornada

El futbol acapara todo, pocos se interesan por la gimnasia: Esteva

Pese a la desventaja existe un público fiel a esta disciplina

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

En el mundo de la gimnasia dicen que cuando quieren encontrar una nota sobre esa disciplina en algún periódico empiezan desde las últimas páginas. Una broma para iniciados que revela el lugar que tiene un deporte al que sólo se mira cada cuatro años, en Juegos Olímpicos, cuenta Claudia Esteva, asesora técnica del pasado Abierto de Gimnasia en la Ciudad de México.

El fin de semana el gimnasio Juan de la Barrera recibió a exponentes de gran nivel internacio­nal para el torneo Abierto de Gimnasia y la gala, ambas un acto que cumplió con las expectativ­as de los organizado­res, y especialme­nte de Esteva, asesora técnica del encuentro y formadora de talento desde hace décadas.

Cada participan­te recibió el alarido sincero de un público integrado sobre todo por niñas, la población que nutre y mantiene vivo este deporte. Pero la gran estrella fue la multimedal­lista rumana Catalina Ponor, quien se despidió de las competenci­as en este certamen que convocó tanto a campeones del mundo como a panamerica­nos. La jóvenes, demasiado, que colmaban las gradas

“El público que asistió estaba bien informado, sobre todo porque eran niñas que practican gimnasia y conocen quiénes son los competidor­es y saben valorar las ejecucione­s”, cuenta Esteva; “apreciaron muy bien lo que vieron y se conectaron”.

Desde el éxito de la rumana Nadia Comaneci, en Montreal 1976 donde quedó grabada aquella actuación perfecta, la gimnasia no ha vuelto a ser un fenómeno de masas. De hecho, apunta Esteva, la disciplina ha evoluciona­do bastante, tanto en su ejecución como en la forma de calificarl­a.

“El futbol nos comió a todos”, dice Esteva; “devora todo porque tiene que ver con el dinero, es un asunto comercial que siempre se comerá a un espectácul­o deportivo y atlético como la gimnasia”.

Pone un ejemplo: el fin de semana se despidió en el Abierto del Juan de la Barrera, la multimedal­lista rumana Catalina Ponor. Esteva asegura que si cualquier figura del futbol que hiciera lo mismo sería un suceso mediático, llenaría estadios y todos cubrirían la noticia, algo impensable en la gimnasia.

La disciplina, sin embargo, late con esas niñas y mujeres adolescent­es que aún encuentran en las gimnastas de alto rendimient­o el estímulo para persistir en un deporte demasiado exigente por su complejida­d atlética.

Es su etapa de formación básica, es fundamenta­lmente una actividad donde predominan las niñas. Un fenómeno que obedece a estructura­s sociales que condiciona­n los intereses deportivos por género, explica Esteva.

“En los gimnasio apenas son 30 por ciento de la población –aunque hay algunas academias que no tienen categoría para niños–”, dice la entrenador­a; “una vez más, vemos cómo el futbol invade otras actividade­s, uno de los primeros regalos que recibe un niño es un balón. Tiene que ver con la percepción que se tiene del deporte. Todavía es difícil que de pequeñitos los lleven a gimnasia, aunque hay una tendencia a aumentar cada vez más en varonil”.

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