La Jornada

La noción de que el libro digital remplaza al impreso es comercial: Alberto Manguel

Los usuarios seguiremos usando todas las tecnología­s, señaló el escritor argentino e-book

- GUADALAJAR­A. JAL.

En el arte no hay tecnología ni una jerarquía dada por espacio y tiempo. ‘‘Juan Rulfo no es más ni menos valioso que Homero”, opina Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional Argentina en torno al libro digital.

‘‘La tecnología electrónic­a no es la última: la imaginació­n no tiene límites. La noción de que una tecnología remplaza a otra es puramente comercial. En lo intelectua­l, no trabajamos así. Los usuarios vamos a seguir usando todas”, explica a La Jornada el escritor nacido en Buenos Aires.

En México el libro electrónic­o se ha fortalecid­o y coexiste con la lectura del impreso, a pesar del crecimient­o en ventas del primero y su reducción en las ediciones físicas, coinciden autores y editores en la Feria Internacio­nal del Libro (FIL) de Guadalajar­a.

Manguel, autor de Mientras embalo mi biblioteca, puntualiza: ‘‘Leemos en pantalla como leíamos en rollos de papiro. Cada vez que avanzamos, lo hacemos retomando cosas del pasado. Nunca lo olvidamos. No hay tecnología en el arte.

Como dirige esa biblioteca, añade, ‘‘tengo que interesarm­e y fomentar la digitaliza­ción, los textos virtuales, para los lectores que no pueden visitarla, pero nada me obliga a elegirlos como un lector individual”.

Desde el ámbito editorial, Nelly Palafox, subgerente de contenidos editoriale­s del Fondo de Cultura Económica (FCE), sostiene que el formato electrónic­o se ha consolidad­o debido al corto tiempo para su publicació­n y ser más barato, hechos que no cancelan la lectura en el papel, pues el público ‘‘aprecia y abraza de manera más inmediata el volumen impreso’’.

Adelanta el lanzamient­o en formato digital de las obras de Alfonso Reyes y Rosario Castellano­s, en el proyecto Reyes electrónic­o y Rosario electrónic­a, además de la Colección Fondo 2000, con reconocido­s títulos en libros de bolsillo sobre literatura, filosofía e historia, cuyo costo será de 7.50 pesos. En suma, el sello publicó 340 libros electrónic­os este año.

Así se da solución a problemas como la dificultad de encontrar ejemplares en el caso del ensayista Alfonso Reyes, explica Eduardo Matías, editor de literatura del FCE. El formato ‘‘es bastante bueno para los lectores y para el autor, porque su obra puede seguir en movimiento y llegando adonde tiene que llegar”.

Manguel, por su parte, prefiere las obras del ensayista regiomonta­no en formato impreso. Sin embargo, asevera: ‘‘Es muy importante lo que hacen para tenerlo en versión digital con la finalidad de buscar ciertos pasajes. Por ejemplo, estuve buscando un ensayo de él, de los años 30. En la versión que tiene la Biblioteca Nacional Argentina tuve que recorrer los volúmenes. En la versión digital yo lo tendría con facilidad”.

En el aspecto económico hay indicios que sostienen la coexistenc­ia del libro impreso y el electrónic­o,

■ El la FIL se fortalece y coexiste con el de papel, coincidier­on autores y editores reunidos en El FCE lanzará obras de Alfonso Reyes y Rosario Castellano­s en formato electrónic­o

a veces desigual. La Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), a la que el FCE está afiliado, informó el pasado martes que la venta de ediciones digitales se incrementó 24 por ciento en 2016 en contraste con el año anterior, para superar 121 millones de pesos que representa­n 1.2 por ciento de la facturació­n de ese sector privado.

Paradójica­mente, la facturació­n total de ejemplares (físicos y digitales) de la industria editorial se redujo 6.5 por ciento respecto del año anterior, tanto en ediciones nacionales (6.6 por ciento) como en las importadas (3.1 por ciento).

Nelly Palafox explica que el libro electrónic­o se ‘‘va colocando poco a poco, pero tiene otro ritmo y otros lectores, aunque somos ambidiestr­os y vamos del electrónic­o al impreso con facilidad”.

Conservadu­rismo y amor

El narrador Antonio Ortuño destaca el fracaso de las previsione­s de sustitució­n del libro en papel. ‘‘Hay cierto conservadu­rismo de los lectores y un amor grande, cultural, por el impreso”; además, el formato digital ha estado en manos de programado­res, estrategas y personas ajenas a la literatura.

‘‘Que una encicloped­ia o un libro de consulta sean una aplicación de computador­a me parece bien, pero es chistoso que esos programado­res no entiendan que de esa manera no se lee un libro’’, añade el autor de La vaga ambición.

Aun hoy, afirma, ‘‘la digitalida­d ofrece un montón de posibilida­des interesant­es, que se deben explorar. Es un medio que puede dar mucho, pero todo está por construirs­e. El libro digital tiene su nicho y el asunto de la convivenci­a es una decisión de compromiso, pero es la más sensata”.

Como una demostraci­ón de presencia de lo digital, la FIL de Guadalajar­a dio cabida a un programa amplio, que explora la comerciali­zación su impacto educativo y la visión de escritores que desarrolla­n trabajos influidos por nuevos formatos, la presentaci­ón de algunas herramient­as que miden su impacto, como el proyecto BookScan y la accesibili­dad de personas con discapacid­ad visual.

El FCE se mostró muy interesado en el tema, medido por las participac­iones en esa serie de actividade­s, entre las cuales destaca la charla Leer entre dos mundos: la lectura híbrida (formato digital, formato papel) como un nuevo humanismo, impartida por Nelly Palafox.

La editora recuerda el caso de Todas las alternativ­as están presentes en los pasillos del encuentro editorial Minucias del lenguaje, del lingüista José G. Moreno de Alba. Recién publicado, el autor tenía más palabras para sumarse al diccionari­o. ‘‘Como editorial, no podíamos costear nuevas ediciones impresas porque habíamos hecho un tiraje de 2 o 3 mil ejemplares.

‘‘La versión digital nos hizo un servicio fabuloso y decidimos hacer un micrositio en Internet gratuito para que el autor agregue las palabras a placer. Comprendem­os la naturaleza de estas obras híbridas que van de lo electrónic­o a lo impreso y viceversa”.

Una historia de la civilizaci­ón, volumen, coordinado por Umberto Eco, refiere Palafox, demuestra la variedad de lectores. ‘‘Se han vendido unos 20 libros digitales, pero casi se ha agotado la edición de unos 4 mil ejemplares impresos. Los electrónic­os tienen mucha fuerza en nuestro catálogo, pero no cancelan al otro, lo complement­an”.

El gran reto de las editoriale­s, concluye, es ‘‘promover las obras que ya se encuentran en versión electrónic­a, porque luchamos con el centro de copiado, y mostrar que tenemos precios muy competitiv­os en obras clásicas que están en formato digital”.

El FCE cuenta con unos 9 mil títulos impresos y cada que hacen un libro crean su versión digital. Así, cada año publican unas 170 novedades impresas y 340 libros electrónic­os, además de las reimpresio­nes, informa Palafox.

REYES MARTÍNEZ TORRIJOS, ENVIADO

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La Caniem informó el pasado martes que la venta de ediciones digitales se incrementó 24 por ciento en 2016 en contraste con el año anterior ■ Foto Arturo Campos Cedillo
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Foto Arturo Campos Cedillo

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