¿LA FIESTA EN PAZ?
Continúan las notables contradicciones Ópticas mexihincadas
muchas calamidades del sistema neoliberal impuesto en México hace más de tres décadas por los socios mayoritarios del capitalismo internacional, es la que ordena a las empresas locales plegarse primero a los lineamientos del sistema económico-mercantil y sólo después a las necesidades concretas del cliente de un producto o del usuario de un servicio, término éste francamente obsoleto en tiempos de posmoderna irresponsabilidad generalizada.
que “la nueva empresa” llegara a la plaza México en decepcionante relevo de la calamitosa y antojadiza que la precedió, escribí: “El poder conmina a creer, sólo falta que el desempeño de los poderosos acabe de convencer… ¿Quiénes se benefician de que las cosas taurinas de México no cambien? ¿Los promotores? ¿La consolidación fiscal de los consorcios? ¿La vanidad del protagonismo ocasional? ¿Los gremios? ¿La autoridad? ¿El público? ¿La crítica seudopositiva? ¿Las figuras importadas? ¿Nuestros buenos toreros relegados?”.
imaginemos el poderoso consorcio de los Bailleres o el emporio constructor de Javier Sordo operando con los criterios que aplican en la Plaza México. ¡No duraban ni seis meses en la guerra de los negocios! Imaginemos, en cambio, si el espectáculo de toros se manejara con algo del profesionalismo y estándares que emplean en sus otras áreas. La fiesta de toros recuperaría nivel, interés y pasión. Pero alguien determinó, en despliegue de negligencia histórica, que la fiesta de los toros en México no requería un servicio de alta calidad sino continuar con la importación de los toreros de siempre ante los toritos de siempre y con los resultados de siempre.
entre una exitosa imaginación empresarial ejercida con rigor de resultados y una gris imaginación taurina sometida a un sistema que tiene sus días contados. Así, en la corrida inaugural de la presente temporada, El Juli –oh, qué torero más dominador– enfrentó anovilladas mesas con cuernos de Teófilo Gómez; en la segunda, con algo más de un cuarto de entrada, Alevoso de Mendoza escogió anovilladas reses de Bernaldo de Quirós, y en la tercera, hoy domingo, oootros tres novillones de Teófilo Gómez para el “incombustible” Enrique Ponce y la autonombrada nueva primera figura de México, Joselito Adame. Con estos criterios de servicio se apuesta por la mediocridad y el ventajismo, no por la grandeza ética y estética de la lidia.
el discreto trapío de tres reses de Julio Delgado anunciadas para esta tarde –increíble la mezquindad de los promotores taurinos más adinerados de la historia–, el jueves la empresa decidió cambiarlos por tres del hierro de Barralva, sin que desde luego los ases Ponce y Adame soltaran los tres de Teófilo, faltaba más. Pero habiendo en México varias ganaderías de reconocida trayectoria y recientes triunfos, no se entiende esta terquedad de apostar por reses de predecible repetitividad, no de bravura sin adjetivos.
Si un diestro europeo torea ante un pasador de discreta presencia, le festejan todo, y si naufraga ante