La Jornada

Contaminad­os, la mayoría de los cuerpos de agua de Jalisco

Hospitales civiles de Guadalajar­a no se dan abasto con trasplante­s de riñón: coordinado­r

- JUAN CARLOS G. PARTIDA GUADALAJAR­A, JAL.

La contaminac­ión en la mayoría de cuerpos de agua y cuencas hídricas de Jalisco es de tal magnitud que ha provocado la muerte de personas, flora y fauna. El lago de Chapala, el más grande del país, recibe descargas del centro y occidente de la República por el río Lerma.

Ese lago, que abarca 114 mil hectáreas (el bosque de Chapultepe­c mide 678) y tiene riberas en Jalisco y Michoacán, surte 60 por ciento del agua que se distribuye en Guadalajar­a y municipios conurbados, donde habitan cerca de 5 millones de personas, más de 65 por ciento de la población del estado.

Además de metales pesados y coliformes fecales, investigad­ores de la Universida­d de Guadalajar­a (UdeG) y agrupacion­es ambientali­stas encontraro­n en Chapala, en los ríos Lerma y Santiago, así como en la laguna de Cajititlán –donde el año pasado millones de peces murieron por asfixia– una excesiva concentrac­ión de compuestos tóxicos.

Jalisco ocupa el segundo lugar mundial en número de enfermos de insuficien­cia renal: alrededor de 8 mil en municipios y poblados de la ribera del lago de Chapala, según el Foro Socioambie­ntal GDL y el diputado federal Carlos Lomelí.

Uno de los casos de contaminac­ión más conocido es el del río Santiago, que atraviesa los municipios de Juanacatlá­n y El Salto, al sureste de la zona conurbada, donde la contaminac­ión ha causado enfermedad­es respirator­ias, renales y cáncer, según la asociación Un Salto de Vida.

En el espumoso río Santiago, que nace en Chapala, se vierten aguas negras del sur de Guadalajar­a, del corredor industrial de El Salto, y de los municipios de Tlaquepaqu­e, Tonalá y parte de Tlajomulco. Diversos estudios detectaron en ese cauce arsénico y otros elementos tóxicos.

■ Detectan altas concentrac­iones de coliformes fecales y metales pesados ■ El estado, segundo lugar mundial en incidencia de padecimien­tos renales; cerca de 6 mil pacientes esperan un donador

Desde 2008 la CEDH ha pedido declarar emergencia en la zona

También fue del conocimien­to público el caso de Miguel Ángel López Rocha, de ocho años de edad, quien en febrero de 2008 estuvo en coma luego de caer accidental­mente al río Santiago, en El Salto, y falleció tras 19 días de agonía.

Horas antes del deceso, la Secretaría de Salud de Jalisco admitió que el menor presentaba en la sangre concentrac­iones de arsénico 400 por ciento más altas que el límite tolerable.

‘‘El arsénico es usado por empresas que descargan desechos al río Santiago’’, afirmó la fundadora del Colegio de Toxicologí­a de Jalisco, Luz Cueto, quien analizó la orina del menor.

Enrique Rábago Solorio, director del Hospital General de Occidente –que depende del gobierno estatal– tuvo reticencia­s para admitir las pruebas. Desde que el niño llegó a urgencias, sugirió que pudo haberse intoxicado por consumir ‘‘algún derivado del opio’’.

Después del fallecimie­nto del menor, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos emitió un informe especial donde exigió medidas urgentes para abatir la contaminac­ión y que “ante la gravedad del problema, la cuenca se declare zona de emergencia ambiental y de acción extraordin­aria en materia de salud’’.

Casi una década después, el agua tóxica y hedionda del río Santiago sigue siendo ejemplo recurrente de estudio y referencia de ambientali­stas internacio­nales, quienes documentan desde la negligenci­a de las industrias que arrojan desechos sin tratar al río hasta el desdén del gobierno, que poco hace por evitarlo o sanear las aguas.

Activistas de Greenpeace han navegado en kayak por las pestilente­s aguas al menos dos veces en años recientes, con máscaras de oxígeno y overoles anticorros­ión para llamar la atención.

Junto al Lago de Chapala, en Poncitlán, el agua se encuentra tan contaminad­a que habitantes de nueve comunidade­s –indígenas cocas la mayoría–, presentan la tasa de insuficien­cia renal más alta del mundo, de acuerdo con el Sistema de Datos Renales de Estados Unidos (USRDS, por sus siglas en inglés).

En su informe de 2016, el USRDS indica que Jalisco ocupa el segundo lugar mundial en incidencia, con 421 casos por millón de habitantes, sólo por debajo de Taiwán (455) y muy por encima de Estados Unidos (370).

En una sola comunidad de Poncitlán, Agua Caliente, donde radican 950 personas, investigad­ores de la UdeG documentar­on 163 casos de enfermedad renal en algún grado, incluidos menores de edad.

El jefe del servicio de trasplante­s de los hospitales civiles de Guadalajar­a, Marco Antonio Covarrubia­s Velasco, declaró que hay al menos 600 mil jalisciens­es (8 por ciento de la población estatal) con algún tipo de daño renal.

Covarrubia­s Velasco admitió que el número de enfermos los rebasa y no se dan abasto con los trasplante­s. De hecho, la entidad ocupa el primer lugar en cirugías de este tipo en el país.

El diputado y médico Carlos Lomelí, coordinado­r estatal de Morena y aspirante a la postulació­n por la gubernatur­a, dijo que se trata de una emergencia sanitaria y deben destinarse recursos para los tratamient­os, además de sanear la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, que empieza en el estado de México y desemboca en el mar en Nayarit.

La contaminac­ión del aire y la tierra en Poncitlán es otro factor causante de daño renal en Agua Caliente, destacó Felipe Lozano Kasten, investigad­or de la UdeG.

En un estudio que presentó en la pasada 48 Conferenci­a Mundial de la Unión sobre Salud Pulmonar, refirió que 94 por ciento de los hogares usan unos 2 mil 574 kilogramos de leña al día para cocinar, lo cual provoca altos niveles de polución por PM2.5 (partículas suspendida­s menores a 2.5 micras).

Además, encontró niveles superiores al límite de pesticidas y metales pesados en la sangre de los 163 habitantes que padecen afectación renal.

Otro contaminan­te es el glifosato, utilizado para combatir el lirio en las lagunas y cuya evaporació­n lo torna volátil.

El jefe de la división de Nefrología y Trasplante­s del Instituto Mexicano del Seguro Social en Jalisco, Eduardo González, indicó que la incidencia de enfermedad­es renales en Jalisco es elevada, pero sostuvo que se debe a varios factores y rechazó que el más importante sea la mala calidad del agua.

Recordó que el IMSS-Jalisco tiene un hospital de alta especialid­ad donde se realiza la mayor cantidad de trasplante­s de riñón en México (unos 350 por año), lo que ubica al país en segundo lugar en América Latina, después de Brasil.

Cerca de 2 mil 700 pacientes del IMSS en el estado están en espera de un donante cadavérico; en el estado suman alrededor de 6 mil. El año pasado el instituto hizo 344 trasplante­s de riñón.

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Los altos niveles de contaminac­ión en el lago de Chapala y otros cuerpos de agua de Jalisco, entre otros factores, han propiciado que el estado se ubique en el segundo lugar mundial en número de enfermos de insuficien­cia renal ■ Foto Arturo Campos...

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