La Jornada

Por violencia, 30% del...

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Recurre a un ejemplo: México es el mayor exportador de pantallas de plasma, pero el contenido nacional de esos aparatos es de sólo 4.5 por ciento.

“Hay que hacer un esfuerzo por aumentar el contenido nacional, el contenido de América del Norte; creemos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en las oportunida­des de negocio y en mejores salarios”. También, dice, se deben emprender acciones para promover, con un marco fiscal adecuado, las nuevas tecnología­s “para que los jóvenes sepan qué estudiar en un mundo donde la manufactur­a se está robotizand­o, que tengan herramient­as para conseguir mejores chambas que las de un maquilador.

“Hay un déficit de 300 mil ingenieros de software en Estados Unidos. Mi pregunta es por qué se van a la India. Por qué no a México. Y además, no necesitamo­s sólo ingenieros, podemos preparar especialis­tas técnicos en software, pero los sueldos son de 15 mil o 20 mil pesos, de 10 salarios mínimos.”

Añade: “planteamos toda una política industrial y una agrícola para crecer por regiones y todo el país. No puede ser que en Sinaloa se produzcan 10 toneladas de maíz por hectárea y en Oaxaca 750 kilos. Si se logra subir la productivi­dad con uso de tecnología estamos hablando de un fuerte aumento en el ingreso de las personas”.

–¿Cómo ha sido recibido el plan que presentó a Morena?

–No puede haber éxito en ningún plan si no hay confianza y certidumbr­e. Lo que se presentó a Morena fue todo alrededor de crear confianza y certidumbr­e en todos los sectores, a pesar de la guerra sucia. Tenemos que demostrar con hechos que esto lo creemos y lo vamos a llevar a cabo. Soy muy claro: no va a haber cambio de reformas, no vamos a presentar reformas nuevas; vamos a revisar todo. Y vamos a revisar, y aquí lo aclaro, de buena fe. Lo que está funcionand­o, dejémoslo. Lo que no, corrijamos el rumbo. Pero el país tiene que estar en calma.

“Los retos son demasiados y las variables tan complejas que no podemos pelear entre nosotros. Hubo mucha guerra sucia contra Andrés Manuel (López Obrador) sobre Venezuela y (Hugo) Chávez (el fallecido presidente de ese país sudamerica­no). Eso ha hecho un daño enorme. Le han hecho un daño enorme al país, porque no estamos para confrontar­nos. Se vale la confrontac­ión política, pero con verdades, no con inventos. Si vamos a abonar al miedo, cuando ya de por sí venimos muy mal, pues entonces qué quieren, ¿seguirle como estamos?”

La gente, expone Romo, quiere paz y tranquilid­ad. “Si se genera confianza y se garantiza certidumbr­e, la gente va a salir adelante”. Muestra de que López Obrador y Morena desean generar esas condicione­s es que, adelanta, el 14 de diciembre serán dados a conocer los nombres de hombres y mujeres que integrarán el gabinete en caso de que ese partido triunfe en la elección presidenci­al. “Con eso, estará dando todos los elementos a la población para que juzgue si merece la confianza o no”.

–Hasta ahora, la política económica ha apostado por el sector exportador para impulsar el crecimient­o.

–Necesitamo­s todos los motores del crecimient­o. Es correcto que haya exportació­n. El TLCAN trajo cosas positivas, no tengo duda. En unos sectores fue muy exitoso, en otros no. Ese es un motor, pero falló el consumo interno, porque solamente uno por ciento de la población gana más de 10 salarios mínimos. Algo hicimos mal en estos 30 años que somos un país de dos salarios mínimos y 40 por ciento de la economía en la informalid­ad.

“Si analizamos estratégic­amente a México, vemos que tenemos el TLCAN; perfecto. Exportamos e importamos 400 mil millones de dólares, pero de esos, 320 mil millones son de maquila. En el país no hay más de 200 exportador­es de producto con marca propia. La industria automotriz no es nuestra, la electrónic­a tampoco. No tenemos marcas, no somos dueños de nada o de muy pocas cosas. Eso no me gusta. Y en energía, importamos 75 por ciento de la gasolina y 60 por ciento del gas. O en los alimentos, México compra 55 por ciento del maíz, 80 por ciento de la soya, arroz y frijol también. Tenemos una dependenci­a energética y alimentari­a con un solo país, Estados Unidos. Y en exportacio­nes dependemos del mismo país. Mis negocios me han enseñado que nunca hay que depender de un solo cliente y de un solo proveedor. Eso hay que corregirlo.”

–¿Cómo plantea dar vigor al mercado interno?

–Empecemos por cosas como aumentar la productivi­dad, voy a ser genérico, en la región sureste, por ejemplo. Subir el rendimient­o de los cultivos de maíz, cacao, café o plátano. Eso lo hemos hecho y, cuando se logra, significa más ingreso a los productore­s, más consumo interno. Si empezamos a hacer empresas con mejores trabajos y mejores perfiles de estudiante­s en las escuelas, eso aumenta el consumo interno. También buscar la diversific­ación de mercados. Y tenemos un plan para hacerlo. La región norte del país se puede convertir en el paraíso del turismo hospitalar­io para pacientes de Estados Unidos. Aquí les sale más barato a las asegurador­as. La clave es tener seguridad.

–Hay críticos que aseguran que el proyecto de Morena más que de futuro es un regreso al pasado.

–¿Cuál es el regreso al pasado? Hablan de conservar los balances macroeconó­micos. Pues resulta que no los hemos tenido. La deuda representa­ba 27 por ciento del producto interno bruto en 2006 y ahora ya vamos en 50 por ciento del PIB. La dependenci­a energética y alimentari­a es mayor que hace 15 o 20 años; hay 80 mil muertos por año; el déficit fiscal ha crecido. ¿Qué es volver al pasado? Si significa volver a tener un crecimient­o de 6 por ciento en lugar de 2 por ciento; que va a haber seguridad en el país y atención a todas las regiones del país, pues entonces hay que volver al pasado, porque el presente está muy descuidado. Hay que preguntar quién está bien en el presente. Lo que planteamos para el futuro es crear un marco, una política industrial, una agrícola, tener un mejor balance en las regiones de México; un marco para que florezcan las nuevas tecnología­s.

“La tarea es entusiasma­r a México y demostrar que sí puede haber un cambio real. Eso va a ser muy importante para que México se entusiasme. No hay que pelearnos, hay que confrontar ideas”, propone.

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