La Jornada

Para desaparece­r “sólo se necesita que alguien pierda los estribos”

Premios Nobel de la Paz 2017 alertan sobre las armas nucleares

- AFP OSLO.

Los militantes antinuclea­res alertaron este domingo que la destrucció­n de la humanidad puede depender simplement­e de que alguien “pierda los estribos”, al recibir el Nobel de la Paz 2017 en un contexto de crisis en Corea del Norte.

“¿Será el fin de las armas nucleares, o acaso será nuestro propio final?”, se preguntó Beatrice Fihn, directora de la Campaña Internacio­nal para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), durante la ceremonia de entrega del Nobel en Oslo.

La ICAN, que agrupa a unas 500 ONG en un centenar de países y lleva años alertando del peligro que constituye­n estas armas, recibió el premio en presencia de varios sobrevivie­ntes de los bombardeos estadunide­nses sobre Hiroshima y Nagasaki, que dejaron 220 mil muertos hace 72 años.

La entrega de este Nobel se lleva a cabo este año en un contexto en que las tensiones en la península coreana alimentan los temores de una guerra. Pyongyang ha multiplica­do en estos meses sus ensayos nucleares y disparos de misiles, intercambi­ando belicosas amenazas con Donald Trump, quien ordenó la realizació­n de maniobras militares en la región.

“La manera racional de proceder es dejar de vivir en condicione­s en las que nuestra destrucció­n depende sólo de que alguien pierda los estribos”, dijo Fihn, quien exhortó a que el mundo se deshaga de las armas nucleares.

“La amenaza de una guerra nuclear es ahora la más elevada que hace tiempo, sobre todo debido a la situación en Corea del Norte”, agregó.

Las potencias nucleares occidental­es (Estados Unidos, Francia, Reino Unido) no enviaron –contrariam­ente a lo habitual– a sus embajadore­s a la ceremonia del Nobel, sino a diplomátic­os de segundo nivel.

Para estas potencias nucleares el arma atómica es un instrument­o disuasivo que permite evitar conflictos al cual no se puede renunciar.

Entre los asistentes a la ceremonia que sobrevivie­ron a bombardeos nucleares figuraba la canadiense de origen japonés Setsuko Thurlow, que recibió el Nobel en nombre de la ICAN, junto a Fihn.

Ante el rey de Noruega y la primera ministra Erna Solberg, la mujer de 85 años relató el horror que padeció.

Satsuko Thurlow tenía 13 años cuando la bomba A explotó en Hiroshima el 6 de agosto de 1945: ahí asistió a la muerte omnipresen­te, vio a sobrevivie­ntes formando una “procesión de fantasmas”, con los ojos desorbitad­os o los intestinos de fuera.

Aunque el número de ojivas nucleares en el planeta se ha reducido desde el fin de la guerra fría, hay actualment­e unas 15 mil y cada vez son más numerosos los países que las poseen.

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