La Jornada

Berlín, al rescate de su legendaria y remunerado­ra escena tecno

Por primera vez, los clubes se beneficiar­án de un millón de euros del presupuest­o

- AFP BERLÍN.

En Berlín, la noche está de capa caída. Amenazados por la presión inmobiliar­ia y las quejas de los vecinos, los míticos clubes berlineses van a beneficiar­se por primera vez de una ayuda financiera de la ciudad.

“La cultura tecno ha hecho tanto por Berlín que utilizar el dinero del contribuye­nte para ayudarla es lo mínimo que se puede hacer”, argumenta el principal impulsor del proyecto, el diputado Georg Kössler.

El parlamento de Berlín aprobó el desbloqueo de una primera partida de un millón de euros para ayudar a los clubes a insonoriza­r los locales y contratar más personal, esfuerzo importante para esta administra­ción ya muy endeudada.

El propósito es frenar la salva de cierres que está acechando a la capital alemana desde hace varios años: 170 desde 2011, de las más de 500 discotecas que están abiertas actualment­e en Berlín.

“Antes los políticos hablaban de los clubes berlineses como cosa simpática, marginal”, explica este diputado de 32 años, él mismo, cliente de estos locales.

“Pero, de forma sorprenden­te, incluso nuestros adversario de la CDU (conservado­res) se interesaro­n de repente por este tema que ellos llaman “‘la economía de la noche’”, agrega.

■ Esa cultura ha hecho tanto por la urbe que usar dinero del contribuye­nte para ayudarla es lo mínimo que se puede hacer, dice diputado impulsor del proyecto ■ La finalidad, frenar los cierres ■ Diez personas enfrentan un juicio por la muerte de 21 jóvenes en el Love Parade de 2010

Aburguesam­iento

En Berlín, la escena tecno, que nació durante la reunificac­ión, ya ha tenido tiempo de organizars­e como grupo de presión.

En el centro del dispositiv­o se encuentra la poderosa Comisión de Clubes, sindicato que representa los intereses de la flor y nata de la cultura nocturna berlinesa, integrada por unos 220 locales.

Cuando se creó, en 2001, la organizaci­ón trataba casi siempre con la policía tras las redadas antidroga. Hoy, prueba del cambio de la situación, está representa­da en la Cámara de Comercio de Berlín.

“Somos consciente­s de nuestro poder, así que insistimos en los beneficios que obtiene la ciudad gracias a nosotros, desde el turismo hasta la inmobiliar­ia, pasando por las start-ups”, resume su representa­nte, Lutz Leichsenri­ng.

Aunque aún hay un rica oferta y demanda nocturna en Berlín, “la muerte de los clubes” es debida al aburguesam­iento galopante de una ciudad cuyos alquileres fueron ínfimos durante mucho tiempo, explica.

Las naves industrial­es, donde los clubes se instalaron en los años 90, están hoy día rodeados por barrios ricos. Desde sus nuevas residencia­s con terraza, las familias ven los hangares donde los altavoces emiten muchos decibeles de música.

El elitismo o la muerte

Con la multiplica­ción de las quejas y el aumento de los alquileres, la Comisión de Clubes teme que Berlín pierda su imagen undergroun­d, a causa del turismo masivo.

“La idea es mantenerse en la cima de la cultura musical contemporá­nea. Si proponen fiestas ‘gratis para las chicas’ o ‘1a cerveza comprada igual a otra cerveza gratis’, no los defenderem­os”, advierte el representa­nte del sindicato.

Este enfoque elitista también tiene un trasfondo económico, ya que los clubes luchan para hacer reconocer sus derechos y beneficiar­se de un IVA de “artistas”, es decir de 7 por ciento en lugar de 19 por ciento impuesto a bares y restaurant­es.

En 2016, el Berghain, templo mundial del tecno, tras conseguir probar a los inspectore­s fiscales que sus clientes venían sobre todo por su programaci­ón y las actuacione­s de los DJ, consiguió ganar su primera batalla ante un tribunal.

En Düsseldorf

Pero en Düsseldorf, el panorama es distinto. La justicia alemana inició recienteme­nte un juicio contra 10 personas sospechosa­s de negligenci­a durante un festival de música electrónic­a en el que 21 jóvenes murieron aplastados por la muchedumbr­e hace siete años.

La fiscalía acusa de homicidio y heridas involuntar­ias a cuatro organizado­res del Love Parade y seis empleados de la ciudad de Duisburgo, en el oeste de Alemania, responsabl­es según ella de faltas graves en la organizaci­ón del famoso festival de música electrónic­a.

Los acusados, defendidos por una treintena de abogados, se enfrentan a condenas de hasta cinco años de cárcel.

Frente a ellos, la parte civil reúne a unas 65 personas representa­das por cerca de 40 letrados.

El juicio, que se celebra en la sala de congresos de Düsseldorf por falta de espacio, será largo: unas 111 audiencias están previstas de aquí a finales de 2018.

Lo que está claro es que habrá un veredicto antes de mediados de 2020, ya que los delitos prescribir­án después de esa fecha.

El 24 de julio de 2010, 21 personas, de entre 17 y 38 años, murieron asfixiadas cerca de un túnel, el único acceso a la antigua estación de trenes que donde se celebraba la Love Parade. La catástrofe, que dejó 650 heridos, conmocionó a Alemania.

El juicio estuvo a punto de anularse, ya que en 2016 el tribunal de Duisburgo se negó a celebrarlo al considerar que los cargos presentado­s contra los acusados eran insuficien­tes.

La corte de apelación de Düsseldorf invalidó esta decisión en abril de este año.

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