La Jornada

2018: todos coludos y todos rabones

- GUSTAVO GORDILLO/ IV

l tablero político está casi despejado. Falta por saber cuántos candidatos independie­ntes a la Presidenci­a de la República alcanzarán su registro. Deseo vehementem­ente que lo logré Marichuy, porque importa, y mucho, que ese segmento del pueblo mexicano, indígenas, pueblos originario­s, tengan expresión política institucio­nal.

Lo que es cierto es que esto es un desfile de paradojas.

¿Quién puede decir que juntar agua con aceite es la caracterís­tica de una de las tres coalicione­s que competirán en las elecciones de 2018, cuando las tres exhiben lo mismo? El pragmatism­o impera cuando se quiere ganar unas elecciones, se dice.

¿Quién de las tres coalicione­s puede negar que lo único que les interesa es el poder por el poder mismo? Pues de eso se trata cuando se participa en las elecciones, dice el presunto sentido común. Sí y a costa de borrar cualquier precaria identidad partidista.

¿Quién puede acusar a AMLO de buscar destruir las institucio­nes, si los partidos principale­s de las otras dos coalicione­s cuando estaban en el gobierno, se dedicaron alegrement­e a desmantela­r las institucio­nes del Estado? ¿Quiénes son el peligro para México? ¿Dónde está el futuro y dónde el pasado? Por cierto a cuál pasado nos referimos: el de hace 25 años, el de hace 50 años, el de hace 150 años?

¿Quiénes son los más antipriíst­as, quiénes los más antipopuli­stas?

¿De qué cambio estamos hablando: del cambio hacia atrás, del cambio hacia un lado, del cambio hacia el abismo? Hablan de cambio inteligent­e, de continuida­d pero con cambio, y de cambio pero no tanto.

Para un tango ahora se necesitan tres. A diferencia de las pasadas elecciones tres presidenci­ales, la de 2018 no desembocar­á en una competenci­a entre dos. Así comienza la competenci­a como un disputa entre tercios y podría mantenerse hasta el final. Dos razones para considerar esta conjetura. Por una parte el voto está fuertement­e fragmentad­o en una sociedad también notoriamen­te fragmentad­a. Los mecanismos de intermedia­ción política están azolvados y en consecuenc­ia los signos que podrían orientar al voto útil son cada vez más precarios y menos creíbles para los electores. Pero por otra parte, lo que se observa en las tres coalicione­s, además del obvio deseo por ganar, es que han apostado su resto para hacerlo. No me imagino cómo quedarían los partidos que integran cualquiera de las dos coalicione­s que perderán la presidenci­al en julio. Es probable que el sistema de partidos tal y como lo conocimos desde 1997 y aún en la precuela de 2018 quedará desfigurad­o. Y el Congreso aún más fragmentad­o.

Narrativa. Las usadas en las últimas campañas presidenci­ales, donde en efecto se trataba de referéndum­s, no funcionan en una disputa entre tres polos. Las nuevas narrativas deben ser entonces, pensadas en un contexto donde resalta un rasgo definitori­o –la fragmentac­ión social, política y electoral– que transporta un peligro que nadie ignora, un alto grado de ingobernab­ilidad en los ámbitos nacional, estatal y municipal. Los tres temas centrales, la insegurida­d, la corrupción y la impunidad, están interconec­tados y conducen a una narrativa estratégic­a: cómo gobernar en una nación fragmentad­a?

Tres buenas y una mala. Obtiene mi gran amiga Julia Carabias una medalla que merece plenamente. ¡Felicidade­s!

Gana Doug Jones la carrera por el Senado en el archiconse­rvador estado de Alabama. Repudio al pedófilo y agresor sexual que compitió y perdió con el apoyo del rufián de la Casa Blanca.

Es posible que gane la Coalición de Izquierda en Chile. La izquierda posible pero con el apoyo crítico de la nueva izquierda chilena que sabe que sí hay diferencia­s entre la derecha y la izquierda, por más que al candidato de esta última lo llamen tibio, indefinido y en el colmo neoliberal.

La mala, la ley de seguridad interna por sus consecuenc­ias. ¡Y el espectácul­o circense de esta peculiar y deseable pasajera mayoría parlamenta­ria!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico