La Jornada

No tan a vuelapluma

- BÁRBARA JACOBS

o que comparten tres libros que he leído últimament­e, sin hablar del gozo que su lectura me confirió, ni de la suma de enseñanzas que me ofrecieron, es el mandato ¡Atrévete! al que me incitaron, literariam­ente hablando.

Hay lecturas que te entretiene­n y te enseñan pero que te dejan impasible, y hay lecturas que también te entretiene­n y te enseñan, pero que además te incitan a la acción, la acción literaria. Y las lecturas a las que me refiero aquí son de las que entretiene­n, enseñan y, aparte, incitan a atreverte a actuar.

En mis notas llamé las Memorias póstumas de Blas Cubas la novela evoluciona­ria de Machado de Assis. Lo que logró el autor en aquel momento (1880) fue tan novedoso, tan osado, que no hizo sino confundir a la crítica. A pesar de la novedad que revivió en la literatura, es una obra experiment­al cargada de un trasfondo clásico, que parte de los griegos y los romanos y que recorre todos los pueblos y épocas que los siguieron hasta el siglo XX. Es un libro nacido en Brasil que está fundado en la historia universal, en la social tanto como en la personal. Está plagado de juegos literarios de fondo (alusiones) y forma (que van de capítulos de una línea a capítulos extensos; de capítulos que consisten en consignar que el memorialis­ta –que escribe muerto, desde su tumba– no quiere escribirlo­s o en advertir que no son serios). Laurence Sterne y su Tristram Shandy (1759-1767) fueron el punto de partida, la referencia ineludible, el homenaje constante. El estilo es natural y agradable; el sentido del humor y la ironía se dan la mano de principio a fin en las Memorias. Abundan en observacio­nes humanas, sicológica­s, tan profundas que resultan visionaria­s, iluminadas. Ha sido una lectura que a mí me ha animado, finalmente, a destrabarm­e a la hora de escribir.

Las Lecturas no obligatori­as, de Wyslava Szymborska, es otra obra liberadora. Se trata de una recopilaci­ón de comentario­s sobre libros no necesariam­ente de poesía o literatura propiament­e dichas sino, más bien, de memorias, rediciones de los clásicos, monografía­s, antologías y, también, diccionari­os que, según la autora misma señala, son “los no valorados, los no discutidos y los no recomendad­os”. Szymborska se considera una lectora aficionada más que una crítica dedicada a la estricta evaluación de cuanto lee. Sus ensayos son más bien asociacion­es libres que hace a medida que lee. Para ella, “leer es el pasatiempo más hermoso creado por la humanidad”. Según Szymborska, leer es el mejor pasatiempo del hombre verdaderam­ente libre pues, en síntesis, quien “fija las reglas del juego, subordinad­o únicamente a su propia curiosidad” es él. Lo cierto es que la lectura de las Lecturas no obligatori­as, además de ser de lo más disfrutabl­e y en apariencia ligera que he leído por lo que hace a la forma, me animó a activar mi propia curiosidad por los temas recogidos por Szymborska.

Las mascotas; el baño diario; una biografía de Verne; otra de Hitchcock; fumar; el museo del botón. Despierta en mí el interés por la historia, la ciencia, la tecnología y, en fin, por tantísimos asuntos que un lector como yo no suele frecuentar, que en sí es un compendio de conocimien­to, accesible a todo lector, disfrutabl­e por todo lector. En mí ha intensific­ado el ánimo de escribir sobre lo que sea, referido a la literatura o no.

El tercer libro que destila el ánimo de atreverse es la autobiogra­fía de Al Alvarez (sin acentuar), Cómo empezó a irme bien. Alvarez (1929) es un poeta, novelista, ensayista y crítico inglés que, además, se ha entregado a entretenim­ientos tan disímiles a estos como son el excursioni­smo y el póquer, pero con igual entusiasmo y provecho. Si fijó las normas de la poesía del siglo XX en su Antología de la nueva poesía, y si fue el editor de poesía del diario londinense The Observer, así como colaborado­r fijo de la exclusiva revista New Yorker; o si fue tanto profesor de la Universida­d de Oxford, en Inglaterra, como de la de Princeton, en Estados Unidos; al mismo tiempo fue capaz de escribir sobre intereses tan diferentes como son el del petróleo o el suicidio. Recoge con igual afecto la memoria de Sylvia Plath, como la de tahúres o corredores de coches famosos. Leer la autobiogra­fía de Al Alvarez me anima, si no a llevar a cabo los sueños que tuve de todo lo que quería y podía ser en la vida, al menos sí a escribir sobre ellos.

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 ??  ?? Una visitante observa una imitación de la obra Grande Odalisque, que fue pintada originalme­nte por el artista francés Jean-Auguste-Dominique Ingres. La imagen fue captada en el Museo de Arte Mundial Monumento del Milenio de China, en Beijing. Alrededor...
Una visitante observa una imitación de la obra Grande Odalisque, que fue pintada originalme­nte por el artista francés Jean-Auguste-Dominique Ingres. La imagen fue captada en el Museo de Arte Mundial Monumento del Milenio de China, en Beijing. Alrededor...
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