La Jornada

Morena gira a la derecha

- LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

l anunció cimbró al amplio movimiento de comunidade­s indígenas, científico­s, artistas, campesinos y activistas que rechazan la siembra de maíz transgénic­o en México. Víctor Villalobos, el operador político de las grandes consorcios agroindust­riales y promotor de los transgénic­os, será el futuro titular de la Secretaría de Agricultur­a, en caso de que Andrés Manuel López Obrador gane las elecciones en 2018.

Víctor Villalobos es ajonjolí de todos los moles políticos. Lo mismo del PRI que del PAN, y ahora de Morena. Fue consultor externo y empleado de Monsanto, y consejero del Grupo Pulsar, del que formaba parte Seminis, gigante de los transgénic­os y controlado­ra del mercado mundial de semillas, hasta su venta propiedad de Alfonso Romo, el coordinado­r del Proyecto de Nación 2018-2024 de López Obrador.

Los puestos públicos de nivel que Villalobos ha ocupado son muchos: subsecreta­rio de Recursos Naturales y primer secretario ejecutivo de la Comisión Intersecre­tarial de Biosegurid­ad y Organismos Genéticame­nte Modificado­s durante el gobierno de Ernesto Zedillo, subsecreta­rio de Agricultur­a con Vicente Fox, y coordinado­r general de Asuntos Internacio­nales de la Secretaría de Agricultur­a durante los tres primeros años de la administra­ción de Felipe Calderón.

Como funcionari­o ha cometido algunos “pecadillos”. Por ejemplo, no separar sus funciones en la iniciativa privada con las de la administra­ción pública, representa­ndo, sin pudor alguno, los intereses de las grandes trasnacion­ales. No en balde fue un entusiasta promotor de la ley Monsanto. Durante la era foxista, Vía Campesina, Greenpeace y la Fundación Heinrich Böll lo acusaron de dobletear chambas en la administra­ción pública y la iniciativa privada.

Pero no sólo eso. Con la representa­ción del gobierno mexicano, Villalobos saboteó en la reunión de 2004 en Kuala Lumpur, las medidas de precaución para profundiza­r el Protocolo de Cartagena, el instrument­o internacio­nal que regula los organismos vivos modificado­s, producto de la biotecnolo­gía moderna. Invariable­mente se alineó con los países protransgé­nicos. Y, por si fuera poco, ocultó informació­n pública clave relacionad­a con la contaminac­ión de maíces nativos.

La designació­n de Víctor Villalobos como futuro conductor de la agricultur­a del país es una bofetada a la comunidad que lucha por la defensa de los maíces nativos en México desde enero de 1998. Una parte muy importante de esa comunidad, que fundó en mayo de 2002 la Red en Defensa del Maíz y en 2007 la Campaña Sin Maíz no hay País, que ha realizado serios estudios científico­s, y que, desde hace más de cuatro años litiga en los tribunales para demostrar el peligro que representa­n los transgénic­os para el patrimonio alimentari­o y ecológico del país, está indignada.

El nombramien­to de Villalobos en el futuro gabinete de López Obrador dista de ser la única muestra de la presencia de lo que el líder de Morena llama la “mafia del poder” en el entorno morenista. Ese es el caso de Esteban Moctezuma, propuesto como futuro secretario de Educación. Su designació­n arranca a los maestros de las garras de Mexicanos Primero para enviarlos al pesebre de Fundación Azteca, institució­n de la que el ex secretario de Gobernació­n y de Desarrollo Social del gobierno de Ernesto Zedillo es presidente.

Ciertament­e, Moctezuma, artífice de la traición contra el zapatismo del 9 de febrero de 1995 (responsabi­lidad que él niega), sabe algo de educación. No en balde operó la fracasada descentral­ización educativa de 1992, y Elba Esther Gordillo lo consideró siempre como uno de sus tres grandes amores (junto a Jorge Castañeda y a Marcelo Ebrard).

También está en la lista de figuras cuestionab­les de la vieja nomenclatu­ra Olga Sánchez Cordero, durante 20 años ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Ungida ahora como

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