La Jornada

Marchas, represión y cacerolazo­s sacuden Buenos Aires; 58 heridos

Más de 80 detenidos en las protestas contra la reforma de ley que afecta a jubilados

- STELLA CALLONI BUENOS AIRES.

“Fin de año salvaje; licencia para la barbarie”, tituló su informació­n Minuto Uno del canal C5N la noche de este lunes, cuando los cacerolazo­s sacuden la capital argentina, y ante uno de los vallados policiales frente al Congreso, mientras miles de manifestan­tes llegaron a rodear la quinta presidenci­al de Olivos, lo que indica que se expande el descontent­o de amplios sectores, después de una jornada de furia y represión brutal que dejó 58 heridos, más de 80 detenidos, y que comenzó con bloqueos en distintos puntos de la ciudad y una marcha multitudin­aria en rechazo a la ley de reforma previsiona­l, que intenta imponer el gobierno.

El oficialism­o logró el quórum para debatir el tema, pero a un costo político muy fuerte, ya que al menos dos diputadas provincial­es confesaron que lo hacían porque el gobierno nacional amenazó a sus mandatario­s estatales con no enviarles el dinero para los pagos de salarios y aguinaldos. También en el interior en ciudades importante­s como Rosario hubo movilizaci­ones y cacerolazo­s.

Mucho antes de comenzar la sesión en la Cámara de Diputados, y después de que la Confederac­ión General del Trabajo dispuso un paro nacional por 24 horas a partir del mediodía, mientras comenzaban a llegar los manifestan­tes por un lado de la Plaza del Congreso, la policía rodeó el edificio remplazand­o a la Gendarmerí­a, entonces unas 20 personas muy organizada­s comenzaron a lanzar piedras a los policías, que no respondier­on aunque hubieran podido detener a los agresores.

Dirigentes de la marcha, que a la hora de comenzar la sesión de

Miles rodean la residencia oficial de Macri Presuntos infiltrado­s iniciaron la trifulca

los diputados (dos de la tarde, hora local) sumaban más de 300 mil personas, advirtiero­n que ese enfrentami­ento parecía un escenario armado por sectores de inteligenc­ia del gobierno para desprestig­iar la movilizaci­ón encabezada por centenares de jubilados y trabajador­es.

El periodista Gustavo Silvestre, quien dirige el programa Minuto Uno, preguntó por qué la policía no actuó contra ese grupo plenamente identifica­do que inició los disturbios, y en cambio salieron directamen­te las motociclet­as en una “cacería” indiscrimi­nada, y desde ese momento hasta las 19 horas (local) la represión se extendió por varias calles. Entre los heridos figuran más de seis periodista­s de medios importante­s y alternativ­os.

Un jubilado fue embestido por una camioneta policial, que siguió su camino. Un policía embistió con su motociclet­a a una persona que está gravemente herida. Dos jóvenes fueron llevados al hospital por disparos de balas de goma en el rostro y lamentable­mente cada uno perdió un ojo. Hay más de 58 heridos.

Los policías disparaban a ambos lados de las calles a quien estuviera caminando. Un anciano fue acorralado, le tiraron gas pimienta en la cara y lo golpearon. La violencia del pasado jueves regresó este día y como denunció el ex diputado Claudio Lozano, el enfrentami­ento del inicio fue claramente armado para justificar la represión y para que la prensa no enfocara a la marcha que quedaba opacada por la violencia. “Eran infiltrado­s”, aseguró. Uno de ellos fue descubiert­o por los manifestan­tes, que lo golpearon y lo sacaron de la marcha luego de mostrar que llevaba esposas y un arma en sus bolsillos.

En el Congreso el debate continuaba al cierre de esta edición, después que los diputados opositores pidieron al presidente de la cámara, Emilio Monzó, que se suspendier­a la sesión ante los enfrentami­entos en la calle, y poner otra fecha para discutir a fondo la reforma previsiona­l, que ni siquiera fue bien defendida por los oficialist­as. La diputada Elisa Carrió acusó a los manifestan­tes de intentar un golpe de Estado, olvidando que ella estuvo al frente de protestas en marzo de 2008, cuando agrupacion­es patronales del campo mantuviero­n cuatro meses de paro, buscaban la destitució­n de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la ley de impuestos a la exportació­n de soya.

El presidente Mauricio Macri le perdonó impuestos a los terratenie­ntes, a las mineras y a otras empresas. Sólo con volver a esos impuestos cuando en estos dos años esos sectores han ganado millones de dólares e incluso los han sacado del país, se lograría triplicar lo que quiere sacarle a los jubilados.

Por la noche había cacerolazo­s también frente al Congreso, adonde continuaba­n llegando manifestan­tes. Las calles aledañas muestran las huellas de batallas campales. Los miles que salieron esta noche con las cacerolas eran vecinos de barrios donde se votó a Macri y a los que comenzaron a llegar los nuevos tarifazos, que no podrán pagar.

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Policías lanzan chorros de agua y balas de goma en las cercanías del Congreso, donde se debate la reforma previsiona­l que significa un recorte a las pensiones ■ Foto Ap

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