La Jornada

La Estrategia de Seguridad Nacional de Trump gira en torno a “America primero”

Resalta la necesidad de construir el muro e imponer nuevos controles migratorio­s

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

China y Rusia son percibidos como los grandes poderes en competenci­a con Estados Unidos para el control del mundo, en un regreso nostálgico por la guerra fría, la seguridad fronteriza es prioritari­a para defender a la patria de casi todos los males en el extranjero, el cambio climático desaparece de la lista de amenazas, Irán y Corea del Norte son estados fuera de la ley, y Cuba y Venezuela siguen siendo enemigos “antidemocr­áticos”, todo esto bajo el mantra de “America es primero” que define la nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada este lunes por el gobierno de Donald Trump.

Esta tarde el presidente ofreció un discurso para acompañar la presentaci­ón de su “estrategia” en la que criticó a sus antecesore­s: “nuestros líderes (…) perdieron de vista el destino de Estados Unidos, perdieron su creencia en la grandeza estadunide­nse (…) como resultado el pueblo perdió la confianza en su gobierno y eventualme­nte perdió la confianza en el futuro”.

Ante ello, Trump –en un discurso más de campaña que de presentaci­ón de política– proclamó: “defenderem­os nuestro país como nunca antes”. Subrayó: “con esta estrategia, estamos llamando por un nuevo despertar de Estados Unidos, un resurgimie­nto de la confianza y un renacimien­to de patriotism­o, prosperida­d y orgullo”.

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE, CON TONOS NOSTÁLGICO­S HACIA TIEMPOS DE LA Ve a China y Rusia como su competenci­a Cuba y Venezuela, los enemigos “antidemocr­áticos”

poderes está de regreso”, rechazando explícitam­ente como un fracaso casi tres décadas de política exterior que supuestame­nte buscaba promover la cooperació­n multilater­al de manera conjunta con estos poderes.

El documento gira en torno a “America primero”, una de las consignas de la campaña de Trump, y con ello reduce la importanci­a, y hasta descarta, los esfuerzos multilater­ales en varios rubros como comercio, cambio climático e inmigració­n, entre otros. Argumenta que el centro de todo es la “defensa de la soberanía” de Estados Unidos tanto frente a los enemigos como ante los aliados.

El documento afirma que la seguridad económica de Estados Unidos es cuestión de seguridad nacional, y bajo esta óptica exige que el terreno de la competenci­a económica sea “justo”. Pero también indica que la seguridad económica a veces se tiene que asegurar con el poder militar.

En la nueva estrategia, el cambio climático queda borrado de la lista de amenazas a la seguridad nacional, algo que se había resaltado en la última versión del documento en 2015, cuando el gobierno de Obama declaró el cambio climático “amenaza urgente y creciente hacia nuestra seguridad nacional” (posición que aún mantiene el Pentágono).

En la sección del “hemisferio occidental”, casi al final del documento, se afirma que estados “democrátic­os” vinculados por valores e intereses económicos compartido­s lograrán “reducir la violencia, el narcotráfi­co y la inmigració­n ilegal que amenazan nuestra seguridad común, y limitarán oportunida­des de adversario­s para operar desde áreas de proximidad a nosotros”.

La región, asegura, está al borde “de la prosperida­d y la paz construida­s sobre la democracia y el imperio de ley”, todo con beneficios para Estados Unidos, aunque permanecen desafíos como las organizaci­ones criminales trasnacion­ales, que “perpetúan la violencia y la corrupción y amenazan la estabilida­d de estados centroamer­icanos”.

“En Venezuela y Cuba, gobiernos se aferran a modelos autoritari­os de izquierda anacrónico­s que continúan fallando a sus pueblos”, denuncia, y advierte que Moscú continúa apoyando a sus “aliados cubanos radicales” y que Rusia y China apoyan a la “dictadura” en Venezuela.

Propone “aislar a los gobiernos que rehúsan actuar como socios responsabl­es en avanzar la paz y prosperida­d hemisféric­a”, agregando el deseo de ver a Cuba y Venezuela sumándose a “la libertad y la prosperida­d compartida” del resto del hemisferio. Afirma que Estados Unidos promoverá más reformas económicas basadas en el “libre mercado” y se continuará­n apoyando esfuerzos para combatir la delincuenc­ia.

En cuanto a Medio Oriente, el documento señala que durante generacion­es el conflicto entre Israel y los palestinos se percibía como el “irritante” principal a la paz en la región, pero “hoy, la amenaza de organizaci­ones yihadistas terrorista­s radicales y la provenient­e de Irán están creando una realidad de que Israel no es la causa de los problemas de la región”.

En la carta de introducci­ón a su estrategia, Trump proclama que bajo su mando “el mundo entero es elevado por la renovación y resurgimie­nto del liderazgo estadunide­nse. Después de un año el mundo sabe que Estados Unidos es próspero… seguro y … fuerte”. (Para leer el documento: https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2 017-0905.pdf).

Sin embargo, la opinión global desde que llegó Trump es justo la opuesta. Según la última encuesta del Centro de Investigac­ión Pew sobre actitudes globales en 37 países, realizada en junio, el nivel de aprobación internacio­nal de Estados Unidos se desplomó de 64 por ciento a finales del gobierno de Obama, a 49 por ciento sólo en los primeros meses de este gobierno; más aún, sólo 22 por ciento tiene confianza en las acciones de Trump en materia de política exterior. Los estadunide­nses son aún más pesimistas: en otra encuesta de Pew más reciente, casi dos tercios de estadunide­nses opinan que su país es menos respetado por otros que en el pasado.

 ??  ?? El presidente estadunide­nse, Donald Trump, presentó ayer su Estrategia de Seguridad Nacional en el anfiteatro Ronald Reagan, en Washington ■ Foto Afp
El presidente estadunide­nse, Donald Trump, presentó ayer su Estrategia de Seguridad Nacional en el anfiteatro Ronald Reagan, en Washington ■ Foto Afp

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