La Jornada

Microfósil­es australian­os, evidencia más antigua de vida en la Tierra

Expertos encontraro­n 11 tipos en una roca, tras moler durante una década

- AFP WASHINGTON CANBERRA.

Minerales extraños, según críticos Y

Luego de más de 10 años de arduo trabajo moliendo una roca australian­a que contiene fósiles más pequeños de lo que el ojo puede ver, científico­s confirmaro­n el lunes la más antigua evidencia directa de vida en la Tierra.

Los fósiles microscópi­cos de 3 mil 500 millones de años, muchos de ellos tan anchos como un cabello humano, son descritos en la revista Proceeding­s de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Antes se había informado de signos incluso más tempranos de vida, en fósiles, remontándo­se a 3 mil 900 millones de años, pero esos estudios se basaban en una forma aparente de microfósil o en un rastro químico, no en ambos.

“Ninguna de esas investigac­iones se considera prueba de vida”, señaló John Valley, autor principal del estudio y profesor de geociencia de la Universida­d de Wisconsin-Madison.

“Este es el primer y más antiguo lugar donde tenemos tanto la morfología como la huella química de la vida.”

En la roca se conservan 11 tipos de microbios. Algunas de las bacterias están extintas, mientras otras son similares a microorgan­ismos contemporá­neos.

Los pequeños fósiles se encontraro­n en 1982 en el depósito de sílex de Apex, en Australia Occidental.

Se publicaron dos artículos científico­s sobre sus aparentes contenidos microbiano­s, uno en 1993 y otro en 2002.

■ La piedra es el primer sitio en el que se tienen tanto morfología como huella química de su presencia, explican ■ De hace 3 mil 500 años, muchos son del grosor de un cabello humano

Sin embargo, los críticos sugirieron que no eran vida, sino minerales extraños que simplement­e parecían especímene­s biológicos.

Por eso, Valley y sus colegas, incluido el coautor William Schopf, profesor de paleobiolo­gía en la Universida­d de California, Los Ángeles (UCLA), trabajaron una década para desarrolla­r una técnica para separar el contenido de los diminutos fósiles.

Investigad­ores de la Universida­d de Wisconsin-Madison modificaro­n una herramient­a para pulir la muestra original un micrómetro a la vez, sin destruir los fósiles que estaban “suspendido­s en diferentes niveles dentro de la roca y encerrados en una dura capa de cuarzo”, señaló el informe.

“Cada microfósil tiene unos 10 micrómetro­s de ancho; ocho de ellos podrían caber a lo ancho de un cabello humano”, indicó.

La técnica permitió a los científico­s detectar proporcion­es de carbono 12 y carbono 13 dentro de cada fósil y compararla­s con una sección de la roca que no tenía restos.

“Las diferencia­s en las proporcion­es de isótopos de carbono se correlacio­nan con sus formas”, explicó Valley. “Si no son biológicos, no hay razón para tal correlació­n”.

El hecho de que diferentes tipos de microbios ya estaban presentes hace 3 mil 500 millones de años “nos dice que la vida tuvo que comenzar mucho antes en la Tierra, sin que nadie supiera cuándo, y también confirma que no es muy difícil que una forma de vida primitiva evolucione hacia microorgan­ismos más avanzados”, señaló por su parte Schopf.

Para él, este estudio, junto con otros, indica que la vida podría ser común en el cosmos.

 ??  ?? Este bongo, subespecie de antílope, es el primer animal concebido y nacido en el Centro de Superviven­cia de Especies Audubon Freeport-McMoRan, en Nueva Orleáns. El alumbramie­nto ocurrió el 11 de diciembre ■ Foto Ap
Este bongo, subespecie de antílope, es el primer animal concebido y nacido en el Centro de Superviven­cia de Especies Audubon Freeport-McMoRan, en Nueva Orleáns. El alumbramie­nto ocurrió el 11 de diciembre ■ Foto Ap

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