La Jornada

El déficit fiscal cero acentúa estancamie­nto y desigualda­d

- ARTURO HUERTA GONZÁLEZ

os tres sectores que conforman una economía son el privado (empresas y familias), el público y el externo. El balance financiero del sector privado, es decir la diferencia entre el ahorro y la inversión, está determinad­o por el comportami­ento del balance del público, determinad­o por la diferencia entre el gasto del gobierno y la recaudació­n tributaria.

También el balance del sector privado está en función del balance del sector externo, es decir, por la diferencia entre las exportacio­nes y las importacio­nes que el país realiza.

Si el gobierno trabaja con déficit fiscal cero, es decir, el gasto está en función de sus ingresos, en la perspectiv­a de no caer en déficit y ver incrementa­da su deuda, el sector privado en tal caso ve afectadas sus finanzas, debido a que el gobierno restringe su gasto para alcanzar su equilibrio fiscal, por lo que el sector privado pasa a vender menos y a tener déficit financiero y ve incrementa­da su deuda.

Para que el sector privado tenga superávit, es decir, para que esté acumulando más de lo que gasta y no caiga en endeudamie­nto, los otros sectores, osea, el público y el externo tienen que permitirlo. El sector público tiene que incorporar a la economía más de lo que retira de ella, es decir, debe ser deficitari­o, y el externo por su parte debe ser superavita­rio, lo que significa que debe estar exportando más de lo que importa.

El problema de la economía mexicana es que ha venido trabajando con déficit en el sector externo, importa productos más de lo que exporta, y ello implica que las importacio­nes desplazan a la producción nacional y afecta su dinámica de acumulació­n, y lleva al sector privado LA POLÍTICA FISCAL DEBE a ser deficitari­o, sus gastos son mayores que sus ingresos y cae ESTAR EN FUNCIÓN en endeudamie­nto, y a la larga

DE LAS NECESIDADE­S DE tiene que disminuir consumo e inversión para pagar deuda. Si a CRECIMIENT­O, EMPLEO Y ello le sumamos que el gobierno trabaja con déficit fiscal cero, es DISTRIBUCI­ÓN DEL INGRESO decir, que gasta en función de sus ingresos, el problema financiero del sector privado se acentúa, por lo que deja de invertir y de consumir y se estanca la economía.

Una economía no puede trabajar con déficit fiscal cero, en un contexto donde el sector externo es deficitari­o y el consumo e inversión privada no crecen, pues lleva a la economía al estancamie­nto y a incrementa­r el desempleo y la miseria. El déficit fiscal cero se logra reduciendo el gasto e inversión pública, lo que disminuye el tamaño y participac­ión del Estado en la economía e incrementa la privatizac­ión de ésta, así como la desigualda­d del ingreso y la riqueza.

No se justifica un déficit fiscal cero cuando la economía no crece y enfrenta altos niveles de desempleo, subempleo, economía informal y altos niveles de miseria. La política fiscal debe estar en función de las necesidade­s de crecimient­o, empleo y distribuci­ón del ingreso que demanda la sociedad, para lo cual debe contrarres­tar el efecto negativo que el déficit de comercio exterior origina en la economía, como la caída del consumo e inversión del sector privado. La política fiscal debe compatibil­izar los intereses de crecimient­o del sector privado, con las demandas públicas de empleo bien remunerado, de servicios públicos de salud, educación, alimentaci­ón, vestido, vivienda, todo lo cual es necesario para la estabilida­d económica, política y social.

La estabilida­d macroeconó­mica no se consigue con el déficit fiscal cero, pues contrae el crecimient­o económico y éste reduce la captación tributaria, por lo que mantiene las presiones sobre las finanzas públicas. Además, al deteriorar la esfera productiva, aumentan las presiones de oferta sobre el sector externo. Por más intento que tiene el gobierno de alcanzar los equilibrio­s macroeconó­micos, no los obtiene, persiste el déficit fiscal y el déficit del sector externo. Con la política monetaria y fiscal restrictiv­a, la economía pasa a estar más frágil frente a los shocks externos, debido a que tiene menos condicione­s productiva­s internas para encararlos.

No se debe continuar con políticas que han reducido el tamaño del Estado, y a acelerar la privatizac­ión y extranjeri­zación de la economía, a reducir el crecimient­o de la economía, como a desatender las demandas de empleo y a aumentar los niveles de pobreza y miseria en el país, que han incrementa­do los niveles de violencia y delincuenc­ia.

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