La Jornada

EMPRESAS

Llegó la reforma fiscal

- MIGUEL PINEDA

no de los grandes problemas del gobierno mexicano es que va a la retaguardi­a de las decisiones que se toman a escala mundial. Ahora, la reforma fiscal en Estados Unidos nos agarra totalmente despreveni­dos y el gobierno mexicano no sabe qué hacer.

En lugar de reaccionar en concordanc­ia con lo que sucede a escala internacio­nal, José Antonio González Anaya, secretario de Hacienda, decidió mantener el impuesto sobre la renta (ISR) sin cambio alguno para tratar de evitar que aumente el déficit público. Sin embargo, al volverse más competitiv­a la estructura fiscal en Estados Unidos, los capitales tenderán a migrar a dicho país y precisamen­te el resultado será el incremento del déficit.

Hay que considerar que en Estados Unidos no sólo disminuirá el impuesto a las empresas de 35 por ciento a 21 por ciento, sino que también bajará el impuesto a las personas físicas de 39.6 a 37 por ciento. En total se espera una reducción de impuestos cercana a 1.5 billones de dólares en los próximos 10 años, y el mayor volumen de estos recursos irá a parar a las empresas que decidan invertir en esa nación. Si en México se mantiene el ISR sin cambios, el estímulo a las nuevas inversione­s será nulo y no sólo bajará la llegada de nuevos capitales, sino que además disminuirá la recaudació­n de las empresas extranjera­s ya establecid­as debido a que sin necesidad de desmantela­r fábricas pueden cambiar la dirección fiscal a Estados Unidos, lo cual se permite por los tratados contra la doble tributació­n.

A lo anterior hay que sumar la problemáti­ca que se presenta en México en

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