La Jornada

Indulto a Fujimori genera división entre los peruanos

Purgó 10 de los 25 años de prisión a los que estaba condenado sobrevivir

- AFP, AP, DPA REUTERS LIMA.

Perú amaneció dividido este lunes tras el indulto “humanitari­o” concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski al ex mandatario Alberto Fujimori (1990-2000), quien purgaba una condena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

Kuczynski hizo el polémico anuncio el domingo en vísperas de Navidad, tres días después de que “sobrevivió” a un intento de destitució­n del Parlamento encabezado por la oposición, que lo acusó de mentir por no revelar sus “asesorías financiera­s” por 782 mil dólares a la constructo­ra brasileña Odebrecht, y salvó su puesto gracias a congresist­as vinculados al legislador Kenji Fujimori, hijo menor del indultado.

“Una junta médica oficial evaluó al interno y determinó que Fujimori padece una enfermedad progresiva, degenerati­va e incurable y que las condicione­s carcelaria­s significan un grave riesgo a su vida, salud e integridad”, señaló un comunicado del gobierno emitido el domingo.

Las reacciones al perdón presidenci­al concedido a Fujimori, quien permanecer­á hospitaliz­ado en la clínica peruano-japonesa Centenario, a la cual fue trasladado el viernes, donde se recupera de una arritmia cardiaca y de un cuadro de hipotensió­n, fue considerad­o por diversos sectores como una traición a la justicia y a la democracia, y mostraron a un país polarizado entre los simpatizan­tes del fujimorism­o, fuerza política mayoritari­a, y sus detractore­s, quienes plantearon impugnar la decisión ante tribunales internacio­nales.

Dos legislador­es oficialist­as, Vicente Zeballos y Alberto de Belaunde, renunciaro­n al partido de Kuczynski, Peruanos por el Kambio (PPK), mientras simpatizan­tes de El chino se agruparon este lunes afuera del nosocomio donde está internado para celebrar con pancartas.

Fujimori fue encontrado culpable, junto a su principal asesor Vladimiro Montesinos, de las matanzas de La Cantuta, que dejó al menos 10 muertos en 1991, y la de Barrios Altos, en la que murieron 15 personas en 1992.

El fin de semana renunció el ministro del Interior, Carlos Basombrio, en protesta por los nexos de Kuczynski con la constructo­ra Odebrecht.

La noche de este domingo unos 5 mil manifestan­tes repudiaron la liberación al grito de “¡Fuera PPK!” La marcha recorrió céntricas calles de la capital en medio de fuerte custodia de la policía antimotine­s. Los uniformado­s buscaban evitar que los manifestan­tes se dirigieran hacia el hospital donde Fujimori está en cuidados intensivos.

El domingo, apenas se conoció el indulto, cientos de personas se volcaron a las calles a protestar; la policía los dispersó con gas lacrimógen­o.

La amnistía fue condenada por familiares de las 25 víctimas asesinadas por el batallón Colina el 17 de julio de 1992, lo que terminó llevándolo a la cárcel por más de 10 años como parte de una condena a 25 como autor intelectua­l de dichas matanzas.

Abogados del caso recurrirán a la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (Corte IDH). “No es posible indultar esos crímenes”, resaltó Carlos Rivera, del Instituto de Defensa Legal y abogado de las víctimas.

“Señor presidente, acaba usted de robarnos la tranquilid­ad y nuestro derecho a la justicia al regalar inmerecido indulto a Fujimori. Hace 25 años no tenemos navidades y hay ausencias dolorosas. Cargue con eso hoy”, declaró Gisela Ortiz, hermana de un estudiante asesinado en La Cantuta.

“Se consuma un pacto de impunidad con la corrupción que ensombrece esta Navidad”, afirmó Marco Arana, congresist­a del izquierdis­ta Frente Amplio.

“Indultar a Fujimori teniendo la opción de trasladarl­o a un hospital me parece un acto político que ignora la proporción entre el perdón de la pena y la gravedad de los delitos de lesa humanidad. Es una ofensa a las víctimas, no una reconcilia­ción. Es simple impunidad”, escribió Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la Corte IDH.

Kuczynski y nueve parlamenta­rios de su derechista partido Fuerza Popular se negaron a apoyar la destitució­n, lo que fue decisivo para que no fuera retirado del cargo por “incapacida­d moral”, derivado de sus vínculos no declarados con Odebrecht, moción que no reunió los 87 votos que requería y sólo obtuvo 79.

Maritza García, legislador­a del partido de fujimorist­a Fuerza Popular, expresó que durante la

Kuczynski toma la decisión tras a un intento de destitució­n

sesión del Congreso que “salvó” a Kuczynski, el ex presidente Fujimori llamó vía telefónica, desde prisión a varios congresist­as para pedirles que votaran “pensando en Perú”, porque una destitució­n iba a traer incertidum­bre y afectaría la economía del país andino.

“Es un líder histórico con mucho conocimien­to político”, comentó García a la televisora por cable Canal N. Agregó que el liderazgo de Fujimori está incluso por encima de su hija, Keiko, quien impulsó la vacancia presidenci­al.

“Han sido más de 10 años de espera en los que mi padre estuvo privado de su libertad, finalmente se hace justicia. Agradecemo­s al presidente que ha tomado esta decisión y esperamos que este paso que se ha dado, se haga sin odios y se genere la reconcilia­ción que todos los peruanos estamos esperando”, señaló Keiko junto a dos de sus hermanos.

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En imagen del 25 de octubre de 2013, Alberto Fujimori, ex presidente de Perú (1990-2000) condenado a 25 años de cárcel, quien recibió un indulto del mandatario Pablo Kuczynski, decisión repudiada por familiares de víctimas de las matanzas que ordenó y...

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