La Jornada

Aguascalie­ntes: alertan sobre contaminac­ión del agua de pozos profundos

- AGUASCALIE­NTES, AGS.

La Concesiona­ria de Aguas de Aguascalie­ntes SA (Caasa), que desde 1993 otorga el servicio en esta capital y tiene más de 203 mil usuarios, extrae el agua a 600 metros de profundida­d, lo cual podría provocar riesgos a la salud, por altas concentrac­iones de metales pesados, afirmó Octavio Jiménez Macías, director de Regulación Sanitaria del Instituto de Servicios de Salud del estado.

‘‘Si no hay una recarga del manto freático que diluya los contaminan­tes en el agua, va a llegar un momento en que tengamos que suspender la extracción de los pozos para no exponer la salud de la población’’, destacó.

Dijo que estudios sanitarios especializ­ados revelan que en al menos siete de los 11 municipios del estado, incluida la capital, la calidad del agua no es adecuada para consumo humano porque contiene metales pesados que pueden ser nocivos para la salud.

El funcionari­o señaló que la calidad del agua merma a medida que se extrae a mayores profundida­des, y en esas condicione­s se encuentra el líquido que se obtiene de pozos de Tepezalá, Asientos, Pabellón de Arteaga, Rincón de Romos, Calvillo, Jesús María y esta ciudad.

Otro problema es que más de 65 por ciento de los usuarios de Caasa no cuentan con aljibes en sus domicilios y por ello sólo tienen agua pocas horas al día, pese a lo cual les cobran tarifas elevadas.

Una auditoría que realizó el ayuntamien­to de la capital a la empresa reveló que durante los cuatro años recientes cobró aproximada­mente mil 800 millones de pesos de más por el servicio, según datos de la Comisión Ciudadana de Agua Potable y Alcantaril­lado del Municipio de Aguascalie­ntes, que en agosto pasado anunció que buscará que esos recursos sean devueltos en infraestru­ctura.

En entrevista, Martín Hernández Marín, investigad­or del Departamen­to de Geotecnia Hidráulica del Centro de Ciencias del Diseño de la Construcci­ón de la Universida­d Autónoma de Aguascalie­ntes (UAA), comentó que desde hace más de dos años estudia alternativ­as para construir pozos de absorción en las viviendas.

‘‘Son muy sencillos: se hace un agujero de aproximada­mente metro y medio de diámetro y se rellena con material muy permeable. El problema es cómo se va a comportar lo que está abajo. En el campus de la UAA se construyó uno, pero se tapó hidráulica­mente y el agua ya no corre’’.

Comentó que analiza, junto con alumnos de maestría, la viabilidad de construir pozos que en caso de taparse puedan favorecer la recarga de acuíferos en el área urbana.

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