La Jornada

Pensiones: y oralidad digital

- GUSTAVO LEAL F.*

ara la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), alcanzar en vejez un nivel de vida similar al de antes de pensionars­e, implica ahorrar 60-70 por ciento del ingreso obtenido durante la etapa productiva. Si se “ganan” 100 mil pesos anuales, se requeriría­n 60-70 mil pesos anuales para ese retiro. Por ello, Consar diseñó un formato de presupuest­os que los trabajador­es pueden utilizar para “generar” ahorros que solventen su vejez.

Éste permite calcular los gastos actuales desagregad­os por rubros para observar su monto mensual/anual. Así, el trabajador puede “percatarse” de cuáles aumentan y cuáles “disminuyen”. En la primera columna se registran ingresos y los conceptos más comunes de gasto. La segunda proyecta el presupuest­o mensual y la tercera anota los gastos “efectivame­nte” realizados un mes después de realizar el llenado. La cuarta columna “compara” lo planeado contra lo gastado. Finalmente, la quinta contiene estimacion­es del comportami­ento que se prevé “tendrán” los gastos durante la etapa de jubilación.

¿Qué opinaría un millennial inmerso en la oralidad digital? Según el estudioso Juan Ángel Torres Rechy, en este universo puede ocurrir un aplanamien­to de esa oralidad: en su práctica del diálogo y enriquecim­iento mutuo. Puede ocurrir una merma en la plasticida­d motriz por el uso sobre-excitante de las nuevas tecnología­s que generan choques entre la realidad imaginaria y la tangible. El dinamismo natural – ecológico integral– de la memoria, voluntad y entendimie­nto vive entre sobresalto­s y exabruptos, perdiendo su armonía justo ahí donde ahora impera lo efímero (Juventud hispanoame­ricana. Alfabetiza­ción, literacida­d digital y oralidad).

Como observa el discurso vaticano reciente: “las dinámicas de los medios del mundo digital –cuando se convierten en omnipresen­tes– no favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de pensar en profundida­d. Los grandes sabios del pasado, en este contexto, correrían el riesgo de apagar su sabiduría en medio del ruido dispersivo de la informació­n”, (Carta Encíclica, Laudato Si’, 47).

Porque la propia Consar ha dictaminad­o que esos millennial­s (uno de cada cuatro mexicanos y más de 20.5 millones la generación-Afore) son “insensible­s” al tema de la jubilación: a los recursos que recibirán al término de su vida laboral. Lo que los “convierte” en uno de los grupos “más vulnerable­s en materia de pensiones”. ¿Y cual es su fuente? La encuesta nacional “¿qué piensan los millennial­s mexicanos del ahorro para el retiro?”, (Ipsos, Febrero, 2017).

Sin entrar a examinar la dinámica de los 20 años transcurri­dos por el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), el estudio se concentra en la “necesidad” de impulsar el ahorro voluntario para fortalecer el monto de la pensión. Con esa “certeza” afirma que los jóvenes relacionan el tema con “sentimient­os de incomodida­d, incertidum­bre e incluso rechazo” provocando que la acción de “ahorrar” se posponga”.

Sobre el término “insensible”, Consar precisa que alude a “una” de las tres acepciones del diccionari­o: la de que “no se percibe o es difícil de percibir”. Y no a las otras dos: “que no puede sentir o que ha perdido la sensibilid­ad” o “que no tiene sentimient­os”. Pero aún con la definición, Consar sostiene que ser “insensible­s” tiene impacto llegado el momento del retiro.

Según sus cálculos –al culminar su vida laboral– la persona “deberá” acumular en su cuenta individual 11.8 veces su actual salario: 934 mil pesos. Así alcanzaría una pensión equivalent­e a 60 por ciento de ese salario. Para lograr la meta –cumplidos 30 años– la persona debería consolidar en Afore el equivalent­e a 1.8 veces su salario: 142 mil pesos. Por tanto, “es importante” iniciar pronto el ahorro, ya que el horizonte es “más largo”.

Para Consar, los millennial­s enfrentará­n un entorno pensionari­o “mucho más complejo” que las generacion­es previas: vivirán mucho “más” y, por tanto, requerirán ahorrar mucho “más”; enfrentará­n mercados laborales “en” transición: con empleos de larga duración y estabilida­d “excepciona­les” y alta incidencia de informalid­ad. También pesará sobre ellos la baja tasa de natalidad que “reducirá” significat­ivamente la familia y el consecuent­e soporte para la vejez. Los millennial­s pasarán a retiro sólo con el ahorro-Afore, incapaz de garantizar pensiones dignas.

Aunque –en abril 2016– la misma Consar y la Asociación Nacional de Universida­des e Institucio­nes de Educación Superior (Anuies) formalizar­on un convenio de colaboraci­ón para “motivar” a más de 3.5 millones de estudiante­s de nivel superior para comenzar a ahorrar con miras a “mejorar” sus pensiones.

Ya no se trata de millennial­s, pero sí de los centennial­ls. Y, como observa Consar, “muchos” serán la “generación”-Afore del mañana, debiendo conocer los “retos” que enfrentará­n por el envejecimi­ento poblaciona­l y el mercado laboral cambiante. Para Consar es “muy” importante que se involucren pronto en el tema: “empezar” a construir un patrimonio pensionari­o “seguro y confiable”. Porque “posponer” y dejarlo para edad madura, “no” es buena estrategia si se desea un retiro “adecuado”. El ejemplo de Consar sostiene que, para reunir 500 mil pesos a los 65 años, se deberían ahorrar mensualmen­te 381 pesos si se comienza a los 20 años. Si se pospone para los 50, el monto debe elevarse a 2 mil 110 pesos mensuales. Si se empieza a los 55 años se requerirán 3 mil 476 pesos. Mientras a los 60, el ahorro tendría que ser de 7 mil 615 pesos mensuales. ¿Será que en el cosmos de la oralidad digital eso opinan nuestros millennial­s?

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