LAS GENERACIONES NUEVAS TIENEN QUE DESPERTAR
Lo que sucede en México, así como en otros países de los cinco continentes, es que los adultos nos encontramos con una mayoría generacional desmemoriada. El capitalismo se encargó de que eso sucediera, como plan malévolo hecho con toda esa intención. Han moldeado la razón y el espíritu de ese sector de la sociedad para hacerlo apto e incondicional consumidor. Destruyeron los valores que los asocian como seres humanos: ser felices, sensibles, apasionados, soñadores, luchadores incansables y decididos para cambiar la realidad opresora de este modelo neoliberal-capitalista, que les explota y roba el ocio que necesitan para pensar y cultivarse plenamente en aquello que les plazca, elevando su calidad y calidez humana.
Muchos jóvenes sienten la necesidad de recuperar el tiempo robado, recuperar la verdad, no la que quiere el sistema, sino la que hará de sus vidas ser mejores ciudadanos, preocupados por el bienestar de las mayorías. Habría que despojarse de la egolatría, el individualismo, la insensibilidad, la corrupción y el desentendimiento. Falta que la juventud consciente elabore un plan para impulsar al resto de las juventudes a que tengan confianza en sí mismos y en que otro México y otro mundo sería posible si se reivindicaran como impulsores del cambio hacia el logro de la plena felicidad, conquistando los derechos sociales, la independencia económica y política con respecto del imperialismo. La juventud trabajadora tiene doble responsabilidad, por ser jóvenes y pertenecer a una clase social que lucha por su emancipación, libre de explotación y engaño.
Muchos luchadores sociales de nuestra América, de la talla de Vicente Lombardo Toledano en México y en su momento de Salvador Allende en Chile, alentaron a millones de jóvenes de aquel tiempo diciendo algo claro y cierto: “Ser jóvenes y no ser revolucionarios es una contradicción hasta biológica”, “El camino está a la izquierda”. Los hijos de estas nuevas generaciones tendrían garantizado el presente y el porvenir si se rompiera el esquema de los grandes intereses oligárquicos e imperiales; preparar el camino es tarea de estas generaciones para conducir la nave hacia un puerto seguro, rompiendo el esquema asfixiador de las oligarquías imperiales, abriendo un panorama oxigenante para nuestro país.